Lunes 6 de mayo toca madrugar. A las 8:20 ya estábamos 20 animosos y animosas en Kabiezes, esperando el bus de línea a Balmaseda, aunque nosotros nos íbamos a apear en El Bentorro, límite entre Galdames y Sopuerta. El inicio de la marcha es un tanto especial porque hay que avanzar un pequeño tramo por la carretera en zona de curvas en fila india y sin despistarse. Accedimos al puente elevado sobre la carretera, que muestra con grandes letras la entrada al llamado "valle del sosiego", donde tomamos la vía verde de los montes de hierro que nos iba a conducir hasta Gallarta. A poco de comenzar contemplamos en El Arenao la industria que proporciona los pavimentos de las aceras de nuestro entorno, comenzando por la famosa baldosa de Bilbao.
En este primer tramo, que discurre hasta la subida al polígono industrial de La Aceña, tuvimos suerte porque en la vaguada por la que discurre el agua de un barranco estaba prácticamente seca. Tanto aquí, como en el resto del camino perteneciente a Galdames vimos los letreros, que se hicieron famosos por ir presentando a cada kilómetro versos de autores famosos, totalmente abandonados y algunos medio deshechos. A la entrada a Abanto nos encontramos que los habían rehabilitado en metal para asegurar su permanencia, diferencia de prioridades, se supone.
La marcha por la vía discurrió sin mayores dificultades. Pudimos disfrutar de una mañana primaveral preciosa. Visto cómo había terminado la noche anterior, la mayoría llevábamos el paraguas plegable en la mochila. Sin embargo, pudimos disfrutar del sol de primeras horas y, a la vez, del frescor de las lluvias anteriores. Entre ambos daban un brillo especial a la vegetación, destacando especialmente los verdes primaverales.
Hicimos parada y fonda en el cruce de la pista que baja hasta El Pobal desde el pico Ventana, que está entre los recorridos con balizas de color de Peñas Negras. Entre bocado y bocado escuchamos a Nati que nos advertía de que Nieves había calculado mal la hora y había decidido hacer el camino a la inversa, hasta encontrarse con nosotros. Al final hicimos la foto de grupo, que se retardó algo por aquello de esperar al personal que estaba atendiendo a sus urgencias. A poco de reanudar la marcha recibimos el aviso de que Nieves nos esperaba en un mirador, pero nuestra preocupación fue en aumento porque habíamos dejado atrás tres miradores y no aparecía. Y es que los de Abanto han dejado hecho un primor el trayecto con zonas de descanso. Por fin, a la cuarta fue la vencida, para mejorar el refrán. Eso sí, en la espera había preparado un ramillete de margaritas de un gusto exquisito.
Al acceder a la carretera que baja de La Arboleda, hubo un pequeño lío de que si por abajo o por arriba, pero la mayoría subimos a la parada más cercana a la mina y pudimos coger el bus que sale de la playa a las 13:05. En Ortuella se bajaron las cinco que iban a comer en el polígono Granada y los demás formales, formales a casita.
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