domingo, 11 de diciembre de 2011

MARIANO Y SUS PROBLEMAS

A raíz de la fiesta de constitución y por aquello de la inmediatez de las cumbres borrascosas en Europa, pudimos asistir a hechos insólitos en lo que va de legislatura. Fotos en que Mariano y José Luis se dan la mano y departen amigablemente, noticias de que llevan tiempo a telefonazo diario, la Saez de Santa María con rostro refulgente al lado de Ramón... Ante esto no se puede esperar que entre los españoles de a pie haya reacciones de un mismo tipo, sino todo lo contrario. Una primera que ya se ha oído mucho mira qué bien, ya podría haber sido así antes cuando empezaron los problemas. Pero al mismo tiempo están los que igual no se lo perdonan porque siguen saliendo a la calle a abuchear a Zapatero incluso ahora que ya no tiene nada que hacer. Me imagino lo que dirán mis antiguos compañeros de la construcción, porque lo decían siempre, solamente hacen teatro, se dicen de todo pero por debajo de la mesa se hacen manitas y se reparten el pastel o, si no, míralos ahora.

Y es que al ilustre presidente absoluto le esperan unos negociados bastante arduos, además de tratar de convencer a este variopinto público hispano. Ya se ha presentado en Europa sacando pecho y prometiendo cumplir todos los deberes que se le han indicado para asegurar que España va en serio en eso de hacerse el araquiri económico, aún a sabiendas de que a los más paganos de esas decisiones no les va a hacer ni gota de gracia y le van a montar alguna que otra revuelta. Los señores obispos también le empiezan a pasar la factura de su apoyo electoral y le estan mandando mensajes subliminales, por ahora, recordándole lo que tiene que cambiar de los desmanes impíos de sus antecesores en el gobierno. Los chicos que acaban de bajar del monte llegan con sus antiguos modos exigentes  y sus incombustibles reivindicaciones, ahora con los presos. Sin contar con que tendrá que enterrar los codazos y las corrupciones dentro de su propia casa, al mismo tiempo que mira para otra parte ante las andanadas de sus varones y damas de hierro autonómicas.

A ver cómo se las va a arreglar para contentar a todos sin hacer caso de nadie y sin prometer nada, que anda el tiempo revuelto y a la mínima nos cae un chaparrón. Así que creo que, más que la mayoría absoluta en el parlamento, al bueno de Mariano le va a valer más su genética condición de gallego para salir airoso de este lío en el que se ha metido para mayor gloria suya.


ADVIENTO... sí pero ¿a quién se espera?

Estamos en ese tiempo que en la liturgia católica se llama adviento porque se espera a alguien que viene. Se me ha antojado hacerme la pregunta de a quién se espera en realidad y, lógicamente, para qué se le espera. Hay una respuesta religiosa sabida por todos porque es como la versión oficial que se da por supuesta. Pero puede que poco a poco está quedando reducida, mal que les pese a muchos, en una disculpa para tener fiesta o en un adorno más de los eventos al uso. De ahí mi pregunta y lo difícil de la respuesta, porque la trayectoria social nos va haciendo ver que estas fiestas navideñas están dejando de ser religiosas para dar paso a cada vez con más descaro a ser la gran fiesta del consumo, de los compromisos, de los gastos inútiles pero obligatorios y de mil cosas más que se nos puedan ocurrir a este respecto.

Pero yendo al fondo de la cuestión se me ha ocurrido hacerme esta otra pregunta ¿Alguna vez ha sido auténticamente cristiana ?  Creo que para contestarla habrá que remontarse en la historia para recordar cómo se impuso la fe cristiana a golpe de poder en  todos los territorios del imperio. En una parte del mismo  se celebraban las fiestas familiares y en otras el solsticio de invierno, cuando los días comenzaban a ser más largos. Fue común de aquella época y luego de la Alta Edad Media el disfrazar los eventos, lugares de culto y los ritos denominados paganos con títulos y advocaciones propios del cristianismo. En este caso el solsticio de verano con sus hogueras es la fiesta dedicada a S. Juan y el solticio de invierno el dedicado a Jesús por su nacimiento. Quizás se esté descubriendo a marchas forzadas que, en la medida en que las sociedades se van secularizando, va saliendo a flote el sustrato popular de estas fiestas y se va perdiendo el barniz religioso que se les dio hace siglos. Por muy fuertes que sean todos los barnices tienen su fecha de caducidad y entre ellos los impuestos por una religión mantenida desde los poderes públicos y eclesiales.  

En la fe, como en la persona y en las sociedades, lo que permanece son los convencimientos profundos que surgen de dentro y los transmitidos de forma natural, lo impuesto por obligación o por miedo tendrá siempre poco calado y menos recorrido. Me alegro mucho de que haya personas y comunidades que sepan vivir ambos sentidos de la Navidad en armonía. Lo único que nos queda es aceptar que estas fiestas son principalmente para la familia y para que afloren los buenos sentimientos, al menos una vez al año. Queda, de todos modos, un problema por resolver. En la medida en que se ha ido perdiendo el sentir religioso se ha ido disparando el bombardeo consumista, por lo que los medios se están convirtiendo en fines y las celebraciones propias del momento quedarán sepultadas en paquetes, bultos, alcohol ... y en todo tipo de excesos. Creo que muchas veces en vez de estar esperando la Navidad estamos deseando que pase de puntillas sin que nos enteremos. De verdad, ¿a quién esperamos?