miércoles, 14 de febrero de 2024

Contra viento y marea


12 de febrero, a pesar de las predicciones poco alagüeñas del tiempo nos hemos presentados 25 valientes, o un tanto locos, para realizar el sanqueremos previsto: Mungia-Gatika-Mungia. Hemos cogido el bus que sale de Cruces y va por pueblos sin necesidad de tener que ir a Bilbao. En tres cuartos de hora, más o menos nos apeábamos delante del ayuntamiento de Mungia. En cuanto abandonamos el casco urbano y salimos a la carretera comenzamos a percibir que la amenaza de fuertes vientos del oeste iba en serio. Para remate nos tocaba avanzar exactamente en esa dirección, por lo que con viento de proa el camino se iba haciendo a cada paso más cuesta arriba, a pesar de que era llano. 

Una vez en el núcleo urbano de Gatika buscamos refugio en el magnífico pórtico de su iglesia parroquial, y es que tendríamos que hacer un censo de pórticos de las iglesia de Bizkaia que nos han cobijado en circunstancias adversas. Algo que tenemos que agradecer a la santa madre iglesia, aunque en lo demás... cada cual sabrá. A poco de llegar se comenzaron a ver movimientos de idas y venidas con cierto sigilo, hasta que aquello se convirtió en peregrinaje total al único baño abierto del entorno, gentileza del ayuntamiento del lugar. Claro de una en una y contando con un solo baño, el retomar la marcha se retrasó lo suyo. No sospechábamos la que nos esperaba al salir del refugio sagrado. Ha habido pocos momentos tan difíciles y desagradables como éste en lo que llevo de senderista y no es porque lloviera mucho, sino por cómo nos han estado azotando de cara las desaforadas rachas de viento que nos clavaban las gotas de agua. Un grupo acabó refugiándose en una marquesina para ponerse plásticos o más ropa y se ha estado en un tris de dar media vuelta a Mungia.


En cuanto nos desviamos para tomar los caminos secundarios entre caseríos, hemos tenido la suerte de transitar por sitios más protegidos y con el viento de popa. Una vez más nos hemos topado en este pueblo con entrenamiento de pruebas para animales. En esta ocasión se trataba de un poderoso caballo  arrastrando una cubierta de rueda de camión llena de piedras grandes ocupando la pista arriba y abajo. Así que tuvimos que ir apartándonos porque estaba en su casa y quiénes somos nosotros para interrumpir tan importante ejercicio, que luego se juegan mucha guita. El noble animal tenía una pisada de las que hace temblar el suelo, pero iba sudando lo suyo y aguantando el akuilue del entrenador que no le daba tregua. No sé si las asociaciones de protección animal se van a meter con este supuesto deporte, igual que lo hacen con las corridas de toros.

Lo que no me esperaba es que la ruta que me había preparado coincidía con el GR de la vuelta a Bizkaia. Así que no me he tenido que preocupar por la dirección, aunque en un momento dado yo he indicado tomar una desviación a la izquierda, pero los que iban delante han seguido las señales que atravesaban la pequeña carretera. No di orden de volver porque me fijé que las señales conducía al bidegorri que sube desde el parque de salida de Mungia hasta el pequeño polígono del fondo del barrio de Atxuri. Hace tiempo paseé por él y me sorprendió verlo tan mejorado. Así que nos llevaba más directos al final, aunque acortaba un par de kilómetros la trayectoria que yo tenía prevista. 


En fin, ni tan mal como lo que tuvimos que sufrir al comienzo. Además las chicas cantoras animaron el camino con irrintzis y canciones del antiguo testamento que animaron a otros a seguirlas. Paramos a hacer la foto de grupo que se repitió a la entrada de Mungia. Mala suerte también al final porque vimos cómo se nos iba el bus delante de nuestras narices, o sea que teníamos una hora de espera. Se tomó la decisión de coger el que va directo a Bilbao y luego el metro. La parada estaba cerca así que nos despedimos de los que se quedaron a comer. Mientras íbamos a la parada se vio que algunos se habían ido por otro lado, pero se les fue a avisar y llegaron justo para montarse. La última fue que al llegar a Bilbao unos se bajaban en Deusto y otros íbamos con la idea de llegar a Moyua, junto al metro. En fin que nos bajamos todos por aquello de mantenernos en grupo y no acabar como el rosario de la aurora.


A esta salida hay que darle una vuelta y aprovechar mejor los caminos, aunque hoy nos ha venido de maravilla el que se nos haya hecho corta. Entre corrillos se han ido haciendo otras propuestas para ampliar el catálogo de sanqueremos y se ha tomado nota de ellas para que alguien o alguienes las visite previamente y vayamos sobre seguro. Todo se andará -nunca mejor dicho-.