jueves, 31 de marzo de 2022

Kiev - Leningrado

El autor de bombero

Mientras estoy escribiendo me he puesto intencionadamente la séptima sinfonía de Schostakowitsch, en una versión de la sinfónica de Radio Frankfurt. Una obra épica escrita en plena guerra mundial, cuando Rusia resistía la invasión nazi. Se la llama Leningrado porque fue interpretada en pleno asedio de la ciudad mientras era bombardeada por la aviación alemana. Los músicos estaban famélicos y los ensayos debían ser cortos porque no aguantaban, sobre todo los metales que exigen más esfuerzo. Cuando la ejecutaron instalaron un sistema de altavoces enfocado a las posiciones de los sitiadores. La resistencia de Leningrado supuso una de las gestas  más emblemáticas del fracaso de Hitler en Rusia, igual que lo fue para Napoleón. 

Es una sinfonía larga que comienza con un movimiento impresionante en forma de marcha que va creando un ambiente siniestro y depresivo. Va repitiendo un motivo de unos pocos compases que empieza tímidamente con instrumentos solistas hasta culminar a toda orquesta. Posteriormente va tocando otros registros desde melodías que traslucen motivos populares rusos, siguiendo con temas de tipo fúnebre hasta llegar a un movimiento final apoteósico como signo de victoria.


Está claro cuál era mi intención al elegir esta obra. Las víctimas de antaño resultan ser l0s actuales victimarios, tan despiadados y sanguinarios como sus antecesores. Un loco puso el mundo patas arriba y otro del mismo pelo por sinrazones similares a las anteriores está arrasando un país porque se le antoja sin mover un gesto y cebándose en la población civil y, a la vez, está en un tris de provocar la tercera guerra mundial. Hoy esa sinfonía tendría que llamarse Kiev o Mariupol o cualquier otra ciudad asediada por el ejército ruso. También sería genial que en alguna de ellas se pudiese recomponer un orquesta para interpretarla con el mismo gesto de poner los altavoces para que los rusos puedan identificar su propia obra musical y se den cuenta de que están haciendo lo mismo que sus antecesores sufrieron. Lo veo difícil, o poco menos que imposible, por lo que me gustaría proponer que haya una iniciativa común de las orquestas de toda Europa para interpretarla en un momento determinado o  aprovechando algún acontecimiento.


El mayor problema de que Putin siente sus reales en Ucrania, no va a ser que quiera seguir el mismo plan con los otros países limítrofes. Ese hecho podría acabar siendo un estallido que encuentre su eco en otros tantos estados dirigidos por autócratas, o mandatarios con perfiles similares, y volveríamos a escenarios similares al siglo anterior con bloques totalitarios frente a los países democráticos. Este inestable equilibrio es el que está convirtiendo a estos países, entre los que estamos nosotros, en meros espectadores que se vuelcan en poner paños calientes a semejantes destrozos, viéndose impedidos para ir a la raíz del problema.