sábado, 13 de abril de 2024

Lunes de senderismo 24

 


    Lunes 8 de abril. Retomamos las salidas de senderismo después del parón de las fiestas pascuales. Nos toca recorrer los restos de las minas siguiendo las balizas moradas. Marcamos el primer record: la cantidad más baja de participantes, debido a que aún muchos andaban por ahí fuera o que les dio un poco de reparo enfrentarse a la subida o que, simplemente, estaban impedidos por alguna obligación. Una vez más nos tocó esperar al funi con cara de palo la media hora de rigor. Esta vez el bus llegó con cinco minutos de retraso. El segundo record que se marcó fue la mayor lentitud con que se llevó a cabo el recorrido.


    Una vez pasada la ekoetxea de Peñas Negras nos lanzamos a subir las primeras cuestas con el plan de hacer parada y fonda en el manantial que está en el camino. Pero unos metros antes de llegar a él, la compañera Mauri dio un tropezón y sufrió una fuerte caída. Enseguida nos dimos cuenta de que había sido de preocupar por la cara pálida que tenía, por lo que le costó incorporarse y por el dolor fuerte que decía tener en el brazo, pero que al final en el hospital resultó ser que se le había salido el hombro. Aún así, las cuidadosas compañeras acabaron poniéndole un pañuelo para llevar el brazo en cabestrillo, lo que nos hacía sospechar lo peor. Otros compañeros se le ofrecieron para que diera vuelta atrás, dado que el trayecto que quedaba era más largo y complicado. Ella no aceptó en ningún momento renunciar al recorrido, durante el cual pudo disfrutar de la atención de los compañeros y compañeras que le arropaban en el caminar.

    Retomamos la marcha para parar en los restos mineros del economato de El Sauco donde sacamos las fotos de grupo como se hizo antaño. Antes, algunas regazadas perdieron de vista al grupo y tomaron otra senda que llevaba al fondo del hueco de una antigua mina -creo que era mina Dolores- sin salida que solo usan los ganaderos. Otro record. Después de las fotos se retomó la marcha y se indicó dónde estaba la trinchera de la mina que se derrumbó formando una falla impresionante y también la señal para bajar a la cueva de La Magdalena. A partir de ahí me percaté que la señales estaban hechas recientemente y que variaban el recorrido que apenas recordaba, porque lo hice hace años. Parecía que nos hacía pasar por unos lugares intrincados de aspecto lunático, restos de las labores mineras. Pero, para abrir boca, nos encontramos con un desprendimiento que nos obligó a hacer equilibrios e irnos ayudando para no dar un mal paso, porque el agujero abierto era de consideración. Fernan, que iba en la delantera, se puso a avisar al personal y dar instrucciones para sortearlo, lo que facilitó notablemente superar ese peligroso handicap sin que tuviésemos que lamentar otro accidente.


    En esta parte del trayecto tuvimos la posibilidad de contemplar una vista paisajística sobre los montes encartados, además de la zona de minas que estábamos atravesando. Después de una breve y suave subida llegamos a la pista que conecta Peñas Negras con Galdames y con el Ganerán. La bajada fue aún más lenta que la subida, sin contar con el retraso propio de las condiciones de la compañera accidentada. A poco de dejar atrás la ekoetexea un amable conductor, a instancias de los compañeros, aceptó bajarla, junto con una acompañante. Todos y todas quedamos preocupados porque estaba claro que aquello no había sido un simple golpe, lo que quedó bien claro en los mensajes que se fueron dando en el grupo. Por fin los y las que volvimos a casa solo conseguimos tomar el funicular de las 15 horas. Los demás en el Karmen a comer, como es costumbre cuando se acaba en La Arboleda. 



miércoles, 10 de abril de 2024

¡Y tú...más!

 


Estamos de nuevo ante un impúdico circo mediático político que va in crescendo de una manera desenfrenada para conseguir  hundir al contrario caiga quien caiga. Es una injusticia que los ciudadanos de este país nos tengamos que resignar a soportar unos políticos que viven en otro mundo aislados de los de a pie. Andan escarbando en las trastiendas del contrario para intentar sacar a la luz la última miseria que pueda estar por allí escondida, y, si no encuentran nada, se lo inventan. Se han olvidado de lo que en realidad importa para el bienestar del ciudadano o para el desarrollo del país. 


    Tienen un senado dedicado a hacer una campaña electoral que se prevé durará cuatro años o hasta que se agote la legislatura. En él se tienen que oír calumnias, insultos o lindezas de todo tipo. Eso sí, el presidente del gobierno es el culpable de todo, hasta de la falta de puntualidad de un conserje que pudo entorpecer un acto de la oposición. El jefe de la oposición se ha convertido en un profesional de la difamación y suelta frescas de todo tipo, aunque sean sin fundamento, con un aplomo y una convicción que llegan hasta el hartazgo de cualquiera que tenga dos dedos de frente y algo de conocimiento. Cuando no, un poco de memoria para recordar la cantidad de casos de corrupción de su propio partido, más de los que se han librado por tener jueces a su servicio. También los diversos portavoces se explayan lo suyo y no se quedan atrás en dicha tarea. Lo dicho, si no pasan un test de cinismo y cara dura con nota no pueden acceder a sus cargos.


    Es el camino que han elegido para hundir al gobierno y vale todo sea como sea. Así que nos han montado este circo que ni nos interesa ni sirve para nada positivo, a no ser para desacreditar la función de la política o la utilidad de la democracia. Personalmente, me encuentro con que cada día me cuesta más escuchar a esa gente y estoy pasando de informativos de todo tipo. Es una lástima que los medios de comunicación sean unos altavoces permanentes o que vivan de rellenar sus espacios con controversias de este tipo. Tampoco faltan otros que van marcando la agenda y los relatos de los grupos de su interés saltándose casi todas la normas de la decencia informativa. No he sido ni soy independentista, como he dicho otras veces, pero quiero perder de vista esta España casposa y fraticida que huele a corrupción, a falsedad y a cutrez. O sea, que me están echando  ¡País!