domingo, 25 de agosto de 2013

Un cumpleaños especial

En el pasado 14 de agosto me he encontrado con un cumpleaños especial, me han caído los 65 años. Quizás no tengan nada muy diferente a los 64 o a los 66, pero está marcado socialmente y, quieras o no, esas marcas influyen también en lo personal. Ya pasa uno a la reserva laboral, lo que supone un cambio más que sustancial de la forma de vida. Se abre de repente una puerta y, aunque muchos hayan descrito lo que hay detrás, según su propia experiencia, no deja de ser una caja de sorpresas porque no podemos suponer lo que se va a encontrar uno detrás de ella. Conocemos nuestra manera de reaccionar, nuestras fuerzas, nuestras debilidades, pero siempre en el contexto de nuestras rutinas diarias o de las diversas épocas de nuestra vida. Lo que me llega ahora es una situación novedosa sobre la que se dicen muchas generalidades pero para cada uno es una experiencia personal e intransferible y, por ende, distinta por lo que lo que te cuenten no sirve para mucho.

Por aquello de las nuevas normativas que se impusieron por pelés, tengo que esperar hasta el 14 de septiembre para acceder a la jubilación. Los de mi quinta somos los primeros que comenzamos con el retraso de la edad, aunque, visto lo que va a venir, lo mío no ha sido ni un rasguño. Es ahora en este intermedio entre el cumpleaños y el 14 de septiembre cuando siento una especie de vértigo al ir viendo acercarse esa fecha. Creo que puede ser normal ante algo que sé de antemano que es totalmente nuevo y, de alguna manera, definitivo porque supone inaugurar la última etapa de mi vida. Sin embargo, quiero que esta nueva etapa sirva ante todo para mi crecimiento y enriquecimiento personal, pues supongo que se comienza a ver la vida y los acontecimientos desde una perspectiva distinta y esto puede suponer el descubrir nuevos rincones de la personalidad y llegar a espacios vitales que no se conocían antes.

Mi primer propósito es poder tener una mayor dedicación al cuidado de mi familia y de nuestra hacienda. Muchos comentan con sorna que los jubilados solo hacen que molestar en casa, espero que éste no sea mi caso. Por otra parte, no creo que me vayan a faltar oportunidades de seguir colaborando con programas o iniciativas solidarias, lo que para mí será una gozada y una parte fundamental de mi vida. Creo que podré dedicarme también a mis aficiones favoritas la lectura, el estudio, la escritura, la música, el monte... y prometo desde aquí mantener, mejorar, ampliar este blog. O sea, que no voy a tener demasiado tiempo para aburrirme ni voy a necesitar inscribirme en programas de esos que se estilan para entretener a las personas mayores y quiera Dios que esto dure mucho tiempo. En fin, con estos sentimientos y estos pensamientos me estoy preparando para el paso a mi jubilación. Que Dios reparta suerte!!