Día 28 de abril otro lunes de senderismo al sol. Paseo por la zona de minas siguiendo la senda con balizas marrones. 20 colegas nos presentamos después del paréntesis de las semanas vacacionales. Esta vez estuvimos menos tiempo del habitual esperando al funicular, porque el 41 llegó con notable retraso. Una vez arriba echamos a andar directamente y, por aquello de evitar pendientes de bajada nocivas para rodillas problemáticas, tomamos el sendero que rodea el campo de golf, que resultó ser un regalo por la abundancia de arbolado, cantos de pájaros y rundún de agua. Un poco antes de llegar a Triano nos situamos en las balizas marrones que bajan desde Peñas Negras.
En la plaza Pedro Solabarria de Triano hicimos parada y fonda, aprovechando los bancos nuevos que han instalado junto a unos columpios. Nos acompañó un chucho que acudió solícito a recibirnos "a ver si caía algo", pero después de haber recorrido los grupos se fue cabizbajo sin pillar nada. Seguimos la ruta hasta Las Calizas y al bajar hacia la carretera nos desviamos a la derecha siguiendo una pista cementada que recorre el escarpado calizo por la parte de abajo. Lo normal habría sido seguir hacia el campo de tiro, pero como ya se había pasado por él en otra salida reciente optamos por empalmar el recorrido en la entrada del barrio de La Barga.
Continuamos subiendo hacia el puente que atraviesa la carretera de subida a La Arboleda y desde allí comenzamos a observar que las chimeneas de Petronor comenzaban a echar una nube de humo negro. Uno de nuestros humoristas comentó que era porque aún no había salido elegido papa. Después del puente hay una pequeña subida que termina en un mirador espectacular sobre los restos de la actividad minera, llegando hasta El Abra y el mar. Pero al seguir las balizas cambió el piso y nos metimos en hierbas mojadas y barro muy mojado que nos obligaron a frenar la marcha. En un momento dado el sendero se había caído y entre dos voluntarios fuimos ayudando a pasar el bache.
A partir de ese momento comenzaron a llegar llamadas y avisos de que no había electricidad. Alguien conectó la radio en el móvil y allí recibimos el notición del día. Al llegar al momento en que la ruta indica la desviación para entrar a la zona final del recorrido en los pozos, lo obviamos porque supusimos que el funi no funcionaría. Llegamos a tiempo para coger el bus a Gallarta, con tal suerte que según estábamos bajando en la primera parada a la entrada del pueblo, entraba por la rotonda el 38 que venía de la playa. Los que se quedaron a comer ya pudieron utilizar el funi para volver, no como otros que se habían quedado a la mitad del recorrido. Todo un día histórico que nos pilló en plena marcha, que, a ser posible, no se vuelva a repetir.