sábado, 25 de diciembre de 2021

La mosca y la abeja


Mi suegra solía echarme en cara que yo siempre veía la media botella llena, mientras ella solo tenía ojos para la mitad vacía. Creo que esta cuestión entra dentro de las entretelas de los diversos caracteres, historias y tendencias que vienen grabados en el genoma humano. Hace unos días asistí a una video conferencia de la Fundación Vicente Ferrer. Uno de los ponentes citó una fábula que yo no conocía y que me pareció clarividente, como es natural en las fábulas. Ésta me ha dado pie para hacer una de esas reflexiones que sobreabundan por estas fechas. Se trata de que una mosca y una abeja se hacen amigas y se van a dar una vuelta por el mundo. Al terminar se despiden y la mosca le dice a la abeja ¿has visto la cantidad de mierda que hay? A lo que la abeja respondió entusiasmada que ella había visto muchas flores. Mejor expresado, imposible. Cada cual miramos al mundo y actuamos en él según nuestra carga genética, contando también con la mochila 
que se nos ha ido cargando de las
 experiencias tenidas a lo largo y ancho de nuestra historia y, cómo no, con nuestros intereses particulares, ideología y objetivos personales. Según esto, estamos predispuestos a ver el mundo y la vida del color de nuestro cristal, según nos aleccionaba un viejo refrán.

Es un mal común el dar más importancia y relieve informativo a las noticias negativas o con más carga de morbo o a las catástrofes, que a las positivas. Como si éstas fueran de por sí lo que tiene que ser o suceder, por lo que suelen pasar desapercibidas o reducidas a un pequeño entorno. En mis anteriores entradas he estado hablando de la corrupción y de la impunidad de los imputados o de la facilidad de los mismos para escurrir el bulto. También tengo que reconocer que hay otros políticos, jueces o representantes de instituciones que trabajan con honestidad y responsabilidad. En otra entrada felicité a Otegi por el paso que había dado y ha resultado que en ese mundo se ha dado otro paso importante. Me refiero al comunicado del colectivo de presos de ETA en el que renunciaban a los recibimientos públicos. Desde la otra parte el gobierno vasco ha ofrecido un reconocimiento público a las familias de víctimas, de ambos bandos, cuyos asesinatos están aún si esclarecer. Todos los pasos que se den para normalizar la convivencia son más importantes que el ruido de los que quieren seguir ganando votos a costa de revivir el pasado.

Resaltan más las babosadas que suelta con su habitual desparpajo la presidenta de Madrid despreciando a sus sanitarios, cuando tiene la sanidad pública desatendida, que la labor callada de esos y otros muchos sanitarios de todas las escalas y especialidades que nos han estado sacando de todas las olas de la pandemia y que ahora pueden encontrarse al borde del agotamiento con la que se nos está echando encima. Se airea más las actuaciones irresponsables y las protestas caprichosas de los colectivos negacionistas ante las decisiones duras que se deben adoptar para frenar la expansión del virus, que la labor de los que colaboran en facilitar la vida a las personas que pueden quedar bloqueadas o indefensas en medio de los problemas que agrava la pandemia.


Lo que más se escucha en lo que se refiere a la iglesia católica es el tema de los abusos sexuales. Cierto que hay que seguir dando palos sin cesar en el tema. Sin embargo hay una iglesia católica volcada en la acogida de inmigrantes, en la atención de los más desfavorecidos, en la promoción de los países del tercer mundo, a través de comunidades y de un numeroso ejército de voluntarios. Esta iglesia está ignorada, cuando no resulta invisible para una gran parte de la población. Una vez más se hace de mosca sin ver las flores de la abeja. 

Lo mismo puede suceder con la gran cantidad de ONGs y asociaciones humanitarias empeñadas en que nadie se quede fuera, que vienen a formar un tejido solidario sin el que este mundo sería aún más inhumano. Son noticias los desastres humanitarios, los efectos crueles del sistema que nos tiene apresados, las colas del hambre, los muertos en el mar... Muchas veces, más que la noticia en sí, lo que más se tiene en cuenta los guirigáis que se montan los políticos o los mandatarios que, mientras  las más de las veces miran para otra parte, solo usan esos problemas para tirar los trastos a la cabeza del contrario. Sin embargo queda silenciado que en todas esas desgracias, que son los resultados de la mierda que desecha el sistema de este mundo, están esas flores intentando evitar lo inevitable y salvando vidas. 


Lamentablemente solo pueden aflorar a la primera fila informativa en fechas como éstas, para sacar un poco de dinero intentando tocar nuestra fibra sensible y así arrascar nuestro bolsillo: programas televisivos, calendarios, ferias solidarias... Para mí lo más importante es que, además de aportar algo económicamente, tengamos presente que están ahí permanentemente dándolo todo y más. En mi experiencia debo decir que libar en esas flores, participando en su acción y sintiendo su espíritu, es lo más enriquecedor que se pude encontrar uno a estas alturas de la vida. Esta entrada va por todas ellas. 

jueves, 16 de diciembre de 2021

La náusea pública


La clase política nos está sometiendo a una pandemia de cinismo, de irresponsabilidad y de desfachatez que nos está haciendo pasar por un estado permanente de náusea a los que solemos estar
, más o menos, al día en lo que se refiere a la "res publica". Es difícil sobrevivir a espectáculos como los que nos están ofreciendo en estas fechas, quizás habrá que inventar una UCI especial para ciudadanos afectados. Una señora que ha sido presidenta de una comunidad autónoma y secretaria de un partido como el PP se presenta en el parlamento con cara de palo y suelta de entrada que no va a contestar a ninguna pregunta, como que aquello no va con ella. Por si esto fuera poco el expresidente del gobierno M. Rajoy, niega la realidad y los dictados judiciales sobre su partido y sobre sus responsabilidades. Ha soltado una sarta de mentiras con una rotundidad impresionante y no se ha cortado un pelo en increpar a sus señorías porque le estaban haciendo preguntas que no le gustaban o en tomarse a cachondeo lo que le decían. 


El señor Espinosa de los Monteros tiene un pufo de sesentaipicomil euros y ha sido condenado por el supremo, pero resulta que eso no le va a afectar a su escaño, como le pasó al diputado Rodríguez por tener una multa de 540€. Claro, es que  éste lleva rastas y es de Podemos, y aquí también hay clases como debe ser. Por eso Espinosa de los Monteros puede seguir soltando soflamas insultantes a diestro y siniestro. Juan Carlos I va allanando su escapada para no tener que rendir cuentas de sus bochornosos manejos económicos y de todo lo que se ha lustrado a cuenta de los españoles. Que si los delitos han prescritos, que no hay pruebas fehacientes, que tenía el derecho a la inviolabilidad... O sea que en la transición firmamos, como unos pardillos, un derecho de pernada económica para este señor que no nos  podíamos imaginar. Tampoco es que entonces tuviéramos ninguna otra posibilidad, así que le ha sacado un buen jugo a su condición de heredero de su excelencia, que nos lo dejó bien plantado.

Todo esto, aparte de lo repugnante que nos pueda parecer, desprestigia dos instituciones fundamentales del estado: el parlamento y la supuesta independencia judicial. Las comparecencias del parlamento se están reduciendo a montajes circenses, que solo sirven para dar pábulo a la prensa y a los cotilleos cotidianos de las redes sociales. Añadamos a esto que se está convirtiendo el parlamento en una feria de parlanchines que se dedican a lanzarse diatribas, provocar disputas de taberna del peor gusto y a decir procacidades para salir en la foto. Mientras tanto, los ciudadanos de a pie, que les hemos puesto ahí, estamos pendientes de electricidad, de las becas, de la vivienda de nuestros hijos, de la nueva ola del virus, de la inflación de los precios... y de eso solo se dice algo para llamar inútil al de enfrente. 


El tema 
de la independencia judicial es ya recurrente y no deja de sorprendernos constantemente por el olor a impunidad que desprende. No sé cómo se las arreglan los peces gordos para camuflar sus chanchullos y salir de rositas de todos sus delitos. Están entrenadísimos a moverse en esos ambientes y tienen mucha mano, además de una cara de piedra. Entran y salen en tribunales con causas que se eternizan y al final consiguen que se esfumen, sobre todo contando con los jueces que ellos mismos han impuesto. Al final, esto último es lo que colma la náusea, no solo que se sientan impunes por encima de todo y libres de hacer lo que quieran, sino que acaban consiguiéndolo porque tienen todo previsto y atado. A nosotros solo nos dejan el derecho al pataleo y, encima, estar temblado porque entra dentro de lo probable que mucha gente incauta les ayude con sus votos a volver al poder.

martes, 2 de noviembre de 2021

La corrupción ya es constitucional


 Es absolutamente deprimente el espectáculo que hemos tenido que tragar a raíz de los nuevos jueces del tribunal constitucional. Un señor con negocios poco claros, con servicios y beneficios del PP, relacionado con presidentes corruptos y otras perlas más en su haber, acaba de ser nombrado integrante del tribunal constitucional. Ante las preguntas de los diputados declara que nunca ha estado afiliado a ningún partido ni va a admitir imposiciones de ninguno, por lo que se considera independiente e imparcial.  Y se queda tan pancho como quien se extraña de que le pongan en duda. Y nosotros nos tenemos que quedar con cara de pardillos y no nos queda otra que admitir que, claro, si no hay carnet de afiliado no tiene nada que ver con ese partido.

La jugada se completa con la aprobación de una jueza que había estado recusada en un juicio, sobre investigación de corrupción del PP, por su manifiesta relación y simpatía con el partido y con algunos de sus máximos dirigentes del momento que, ¡oh casualidad!, han acabado imputados. Claro, como esta señora tampoco tiene carnet del partido popular, sale Casado proclamando que, por fin, ellos han hecho las cosas bien y se ha despolitizado el constitucional, cuando se ha acaba de asegurarse la perpetuidad de una mayoría conservadora. Y nosotros nos tenemos que quedar de nuevo con cara de pardillos mirando el rostro de cemento armado de ese señor, que está esperando, como ya ha proclamado, a que se aprueben una serie de leyes para denunciarlas al constitucional de la misma.


O sea, que ahora resulta que por más que el órgano representativo de la ciudadanía apruebe algo, unos cuantos jueces son los que pueden tumbarlo por un quítate de ahí no sé qué artículo y porque se lo ha pedido ese partido al que no están afiliados. A ver qué nos hemos creído, que aquí todo vale y que podemos legislar sin su permiso, que nos podemos poner en un plan de querer cambiar todo sin ton ni son... Lo que más me deprime es que gran parte del personal no se entera o le importa una higa el tema, cuando están insultando a nuestra inteligencia con un cinismo insoportable. Ya de antiguo se sabía que el PP no invertía en contratar abogados porque tenía jueces a su servicio. Ahora ha quedado ya patente que, con toda la desfachatez del mundo, se han blindado el tribunal constitucional, y eso que ya tenían mayoría.

martes, 19 de octubre de 2021

Carta abierta a Arnaldo Otegi

Barakaldo  19 de octubre de 2021


 Muy señor mío:

    Por la presente tengo a bien comunicarle mi más sincera felicitación por las declaraciones, tanto suyas como de su formación política, en la celebración del décimo aniversario del cese de la lucha armada de ETA. Creo que ustedes no han puesto el dedo en la llaga, sino en la pomada que puede ir cerrándola. De ahí que las reacciones de medios, partidos y asociaciones hayan sido de todo menos amigables. Qué le voy a decir a usted, estoy seguro de que antes de comenzar a preparar su comunicado sería capaz de escribir las editoriales de los medios de la caverna derechosa, los comunicados de ciertos portavoces... Lógicamente si se cierra la llaga les perjudica severamente a sus intereses políticos: qué van a hacer ellos sin ETA, sin los "batasunos" tan terroristas como los otros, sin tener ese arma arrojadiza a todo lo que se mueva por la izquierda. Al menos me consuela comprobar que algunas asociaciones de víctimas han visto algo positivo en sus palabras, porque las que viven de airear y de utilizar en beneficio propio sus sufrimientos supongo que seguirán pidiendo su cabeza. Más aún, le acaban de comparar con Hitler.

La mayoría de los que no le han contestado negativamente, para no aceptar del todo sus palabras e intenciones, han recurrido a respuestas simples y manidas: a ver si hay hechos en vez de palabras, esto es insuficiente, tendrían que condenar, habría que... patatí patatá. Yo estoy convencido de que este paso ha sido de suma importancia y que hay que valorarlo como tal, como un paso que facilita los siguientes y que deja atrás lo que ya no sirve. Como buen montañero tengo muy claro que las cuestas más duras y los pasos más difíciles no suelen ser, por lo general, los que dan acceso a las cumbres. Te los puedes encontrar en cualquier tramo de la ascensión y si no eres capaz de salvarlos te tienes que volver para atrás. Quiero decirle con esto que, para mí, hay una cumbre a la que nos faltan bastantes tramos de andar -y sin prisas porque todos ellos van a exigir esfuerzo y pericia-: la normalización de la convivencia. Para conseguirla, éste paso me parece imprescindible, aunque no sea el único ni el último y definitivo.

Han llovido tergiversaciones tan repugnantes como retorcidas a su declaración. Poco menos que usted ha hecho esto para salvar los presupuestos que se avecinan, para desbancar a otras fuerzas políticas del país, para blanquearse... Personalmente creo que sus intenciones han sido claras y de ningún modo oportunistas. Del mismo modo, estoy convencido de que usted ha sido el saco de las hostias, si se me permite la expresión, porque su liderazgo iba claramente encaminado a hacer política en vez de a dar tiros. Suscribo totalmente lo que ha repetido en contadas ocasiones: que los que le han estado atacando sistemáticamente a usted y a sus compañeros, nunca han querido la paz, ni solucionar el conflicto. Como he dicho antes, vivían de ello y no estaban, ni están, dispuestos a perderlo.

Con esta carta no pretendo hacerle la pelota ni beatificarle. Yo nunca les he votado -ahora que lo digo, creo que una vez en las municipales porque iba un amigo de cuya honradez y compromiso no tenía duda alguna-. Hay algo en lo que discrepo de ustedes: el tema del independentismo. Pero ello no es óbice para que reconozca el acierto y los huevos, si se me permite la expresión, que ha tenido en esta ocasión, que aquí todos sabemos lo que cuesta conseguir una declaración de ese calibre. Es una pena que fuera no se pueda comprender. De nuevo le reitero mi felicitación y le deseo todo el acierto del mundo en su trabajo.

Atentamente

Luisfer




lunes, 18 de octubre de 2021

A vuelta con los botellones


Antes se entendía por botellón a la cuadrilla de amigos que se juntan para echar unos tragos en determinados lugares apropiados para el gusto de cada cual, con bebidas compradas, mezcladas y compartidas a morro. Al finalizar se deja el lugar hecho un muladar con los restos, las botellas e, incluso, alguna que otra vomitona. Cada vez empiezan a formar botellones más menores y, claro, necesitan algún mayor que compre la mercancía. Últimamente se han convertido en una herramienta de contestación a las restricciones impuestas por motivos de salud pública y de control de la pandemia. Algunos decían que como se cerraban discotecas, bares y locales de ocio nocturno había que hacer algo porque la diversión es una necesidad como otra cualquiera. Lógicamente las autoridades podían controlar este tipo de botellones con cierta facilidad, si es que se lo proponían. 


Sin embargo, se ha ido formando una bola de nieve de tamaño insospechado, contando con los medios más a mano de la gente joven: las redes sociales. Se convocan botellones multitudinarios en los que se mezcla la contestación social o política, la diversión de hacer algo prohibido protegidos por la masa o la oportunidad de hacer de todo sin ser identificado. En ellos se saltan todas las reglas de seguridad porque qué se han creído los que mandan, que nos asusta un bichito de mierda. Y así en poco tiempo se fueron dando botellones de más de mil personas en plan desenfrenado. A partir de ahí las diversas policías lo van teniendo cada día más difícil para disolver e identificar a los transgresores. Lo que no se esperaban los sufridos agentes era que se iba a instaurar una nueva diversión: atacarles y tirarles de todo. 
Nos queda por ver si esta moda ha venido para quedarse o se va a pasar una vez que se normalicen las restricciones y se vaya perdiendo de vista la pandemia. 


En esta ocasión insisto en la teoría que manifesté en una de mis últimas entradas. Estos hechos son una expresión más de la educación recibida en las familias, encubada en un ambiente social proclive a no poner límites a los deseos o caprichos de los menores. Así que a estas alturas del siglo XXI ya hay programas para atender a menores y a familias que están envueltas en casos de violencia parental. Dado el volumen de las demandas de atención por parte de padres y madres víctimas de las agresiones de hijos e hijas, es de suponer que los casos reales, que no salen a la luz por vergüenza o por miedo a mayores represalias, tienen que ser mucho más numerosos. En lo que estamos contemplando ahora, entre atónitos y cabreados, se puede ver la expresión de esa misma violencia vertida a la autoridad, en vez de a los padres, que se ha atrevido a no permitirles saltarse las más elementales normas de convivencia social, porque les gusta divertirse de esa manera y punto. El colmo de la desvergüenza ha sido contemplar manifestaciones de esos mismos jóvenes protestando contra la violencia policial. Manda huevos.

Me he pasado una vida trabajando con jóvenes de todo tipo, desde los estudiosos y voluntarios hasta los drogadictos, los delincuentes de poca monta o los víctimas de familias desestructuradas o sin recursos. Ahora estoy en contacto con jóvenes inmigrantes, extutelados por la Diputación después de haber llegado a la mayoría de edad. Sinceramente he de confesar que este tipo de jóvenes que están pululando en nuestra sociedad, me están produciendo una creciente sensación de rechazo, algo inédito en mi trayectoria educativa. Sin embargo, ese rechazo, además de no tranquilizarme, me está produciendo una inquietud muy desagradable, porque veo que son un caldo de cultivo ideal para políticas totalitarias y de ultraderecha y se pueden convertir en una ola que nos lleve por delante a todos los que nos hemos implicado por conseguir una sociedad basada en los valores humanos y sociales.

jueves, 14 de octubre de 2021

Otra de recuerdos

 En estos momentos estoy atascado en relación a mi segunda novela, porque no sé qué hacer con ella. Estaba decidido a editarla por mi cuenta, pero al final me he echado para atrás. Por una parte, me da miedo que sea una tontería, que qué pinto yo rodeado de escritores ilustres con grandes obras y afamados mensajes, o con mundos inventados. Yo me limito a traer en ella a personajes sencillos de a pie, que se mueven en las mismas calles que nosotros sin que nos demos cuenta o que tienen unos problemas como los nuestros o que sufren las mismas injusticias. Entonces pienso que no merece la pena, pero ya está escrita y corregida, más aún, tenía pensada una segunda parte que se ha quedado en el congelador.

He andado mal de tiempo y en verano siempre andamos de un sitio para otro, así que me he sentado poco en el ordenador. Para ponerme en marcha me he decidido escarbar de nuevo en los recuerdos de mi infancia. Acabo de editar en "Mis prosas", mi blog de relatos, los recuerdos del barrio de mi infancia y de acontecimientos o costumbres de aquellos años. "Qué bonito era mi barrio" viene a complementar lo que ya escribí en el relato de mi primera comunión. En él he rescatado la fotografía de la que hablo en ese relato anterior.



martes, 28 de septiembre de 2021

Cargando pilas


A pesar
 de que al comienzo de agosto me surgieron algunos inconvenientes que nos obligaron a retrasar la salida a Quintanilla, he de confesar que, visto desde ahora, sí hemos podido cargar las pilas en este verano. En realidad no ha sido un verano normal desde el punto de vista de la meteorología. Ha habido días que casi encendemos la calefacción. Eso y contando con más sombra, porque los árboles están sin podar, nos hemos encontrado con que la campita no se ha agostado, lo que es de agradecer. También hemos tenido alguna sorpresa agradable. 
Este año uno de los ciruelos, el más joven o el menos viejo mejor, nos ha sorprendido y nos ha regalado una buena cosecha de ciruelas, así que hemos vuelto a hacer la mermelada tradicional. Hubiésemos tenido para dos tandas de botes, pero una avería en el coche no nos permitió subir el finde siguiente y se maladaron en el suelo. El avellano está también lleno y  parece que las avellanas van siendo más grandes que las de años anteriores. Se ha puesto inmenso, igual que el cerezo, porque este año no se ha podido hacer la poda, así que voy a tener poda para rato este invierno.


Nos encanta tener vivo el terrenito delantero de la casa, pero no nos da para poner flores, que exigen una presencia más constante para su cuidado. 
Andamos intentando conseguir un plantel de brezo de distintos colores, así que en nuestros paseos hemos ido seleccionando brotes por el campo. También se ha propuesto María aumentar la plantación de romero. Me ha tocado cortar algunos esquejes de los que tenemos, que se están adueñando de su espacio y están impresionantes. A su lado la hiedra que plantamos junto al tocón de la raíz se está expandiendo entre las piedras de la base y está haciendo sus clásicos dibujos en el muro. Nos queda aprovechar el hueco que han dejado las lavandas, para lo que hemos decidido poner cotoneaster horizontalis. Con todos ellos María está montando todo un vivero con botes para poner los esquejes en agua, por aquello de que echen raíces.


Hemos tenido unos ocupas muy activos en este verano. A falta de uno han sido dos los nidos de vencejos que hemos cobijado en el alero trasero de la casa. Como era de esperar nos han dejado la ventana de nuestro dormitorio y un buen cuadro del patio trasero pintados de negro y blanco. No he visto tal cantidad de vencejos desde que estamos en el pueblo. Había momentos en que no se veían los cables de la zona porque estaban llenos de vencejos posados. De repente, como si hubiesen tocado el timbre, se montaba una nube de ellos con movimientos vertiginosos, hasta que desaparecían. Sigue siendo curioso a qué velocidad se acercan al nido para dar de comer a  los polluelos sobre la marcha sin que necesiten parar.

También hemos podido comprobar que tenemos otros inquilinos, a los que no les cobramos el alquiler: una pareja de tordos que se han refugiado entre los setos. Alguno de los gatos que frecuentan nuestro terreno ha intentado echarles el diente pero no lo ha conseguido. Están  unos colilargas de cabeza blanca que exhiben su gama de grises, con su andar de señores importantes moviendo su cola. Los que no faltan nunca son otros que no sé cómo se llaman, pero son muy llamativos: negros por la cabeza y se va diluyendo en grises de más a menos oscuro, hasta que acaban en la cola de un anaranjado vivo, que destaca sobre todo cuando vuelan. Éstos inquilinos son los que se encargan de pintar en negro y blanco las portillas, las barandillas o la terraza. Me he quedado un tanto frustrado porque este año no han aparecido los jilgueros. Tienen por costumbre mis amigos los cárabos dejarse oír en lo profundo del bosque en agosto, pero hasta setiembre no he podido escucharles y en escasas ocasiones. Para suplirlos, he tenido la oportunidad de escuchar en dos ocasiones al pájaro carpintero en los robles de atrás, mientras trasteaba en el patio trasero.

Me ha encantado sentirme envuelto en esas expresiones de vida, tanto vegetal como animal, después de tantas malas noticias de muerte con que nos bombardean diariamente. También nos hemos sumergido por el monte Hijedo, por el hayedo de Carrales, por las matas de Llano y de Bimón o por los pastizales de Pinadero, abriéndonos paso entre las vacas que nos contemplaban pasmadas. En nuestro último paseo hemos vuelto a la zona de la Chernolica, para admirar sus muros retorcidos y policromados y para recorrer sus fantasmales roquedos. Hace años edité en este blog una entrada mostrando este paraje, con unas reflexiones personales que hoy me son más válidas que entonces. Lo dicho, cargando pilas que buena falta nos va a hacer.


domingo, 12 de septiembre de 2021

Suma y sigue...73


Este año no he podido sentarme tranquilamente en el ordenador hasta ahora, por eso me ha sido imposible acudir a la cita de este blog en la fecha de mi cumpleaños, 14 de agosto. Una vez más la fecha coincidió en nuestra estancia veraniega en Quintanilla. En esta ocasión la celebración consistió en una excursión cultural, como el año pasado. Aquella iba de románico y la de este agosto de restos mineros. Nos acercamos a Barruelo, pueblo minero que fue hasta hace  poco de la cuenca palentina. Tuvimos suerte porque no habíamos reservado entrada en el centro de interpretación y justo cuando llegamos estaban preparando el primer grupo de visitas y resulta que había hueco para los dos. Este centro desarrolla un programa totalmente recomendable, preparado con  todo detalle para que te sientas como dentro de una mina de verdad.

Van explicando los diversos tipos de mina y se detienen en el propio de la zona, contando sus características, sus problemas y su historia. A la vez se va viendo la estructura interna de la mina, las funciones de cada especialista, las herramientas, la vías... Lo mejor de todo fue el entusiasmo y los conocimientos del guía, que consiguió meternos de lleno en el pellejo de aquellos hombres y niños que se dejaron la vida y la salud arrancando carbón. Según nos comentó al final, si a los mineros jubilados les preguntas si volverían a la mina, contestarían que sí con toda seguridad.


No pudimos ver la fábrica de la mina que ahora se considera museo, o al menos quieren que lo sea, porque esta vez lo habían cerrado al público, no nos dijeron por qué. A la vuelta pasamos por Reinosa, después de atravesar unas lomas solitarias y peladas por encima de los mil metros de altitud. También es ya como una tradición nuestra pasar por alguna pastelería para poner la guinda a la comida especial del día, además de hacer otros recados. Este año se han subido a la parra los pasteleros, que nos dieron una señora calvada, así que para el próximo año 
igual que cambiamos de plan. De vuelta a Barakaldo hicimos una segunda celebración para que participara también nuestra hija Irene. Esta vez hicimos un recorrido por la vía verde minera entre El Arenao y Olabarrieta y terminamos con una comida campestre. A todo este baño de vida he de añadir que he recibido más felicitaciones que nunca.


A modo de repetición el día 17 quedamos con mis cuñados, Ana y Ángel, en la puerta de la catedral de Burgos. Ellos venían de Covarrubias, que es donde veranea la mayor parte de la familia de María. Nos habíamos animado a visitar la exposición de las Edades del Hombre, que este año cuenta con ese marco incomparable de la catedral. Al llegar nos quedamos pasmados por la cantidad de gente que llenaba la plaza en una cola que llegaba al arco de entrada. Menos mal que una señora pasó preguntando quienes querían ver la exposición y nos llevó directamente a la taquilla. Nos dimos cuenta de que la inmensa mayoría estaban esperando para visitar la catedral. Ya decía yo que tanta gente no podía juntarse para un evento cultural de ese tipo. 


De todos modos, me sorprendió la cantidad de gente que acudió a la exposición y eso que era un martes. Como de costumbre estaba totalmente prohibido sacar fotos. Eso sí, es de felicitar el nivel de organización y el exquisito trato que año tras año se mantiene, al igual que lo interesante que resultan los objetos expuestos y la temática general que los engloba. Entre todos me quedé más que sorprendido al encontrar la Summa Teologica de Sto. Tomás, con "marginalia", grabados policromados y escrito en grafía gótica. Vaya curro de los copistas en el "scriptorium", contando además con lo poco entretenido que resulta un texto tan arduo como ése. Nuestro ticket era doble para poder visitar también la catedral. Ya la había visto varias veces y sin tanta gente. Tienen las puertas en reparación y ante las avalanchas de visitantes habían acotado algunos espacios, por ejemplo uno de mis favoritos, el coro con esos asientos tallados que son unas obras de arte y de habilidad artesanal. No recordaba la estructura del órgano que me llamó la atención, pero lo que más me impresionó fue la capilla de los Condestables al fondo del ábside, que resulta ser una pequeña catedral dentro de  la grande. Creo que no la había visitado en mis anteriores entradas y fue lo que más disfruté.


Para terminar el día nos fuimos los cuatro al parque de Fuentesblancas para comer en plan picnic.  Abrimos los bolsos y las neveras y después de dar buena cuenta de todo lo que apareció por la mesa, acabamos en una larga tertulia acompañada por el termo de café de Ana que en estas ocasiones no perdona. Durante la comida me senté con la espalda al sol y me vino de maravilla. En este extraño agosto que hemos tenido en el norte, hemos pasado frío y aquel día al sol de Castilla me pareció que cambiaba de planeta. Duró poco, porque al volver, en cuanto nos íbamos acercando al puerto de Carrales, se veía la tiniebla de los nubarrones que nos iban a comer de nuevo durante varios días más.

domingo, 25 de julio de 2021

Restos romanos de Elexazar

 


A principio de mes mi colega Orencio estaba intrigado porque había encontrado información sobe unos restos romanos en la zona de Amurrio. Así que nos pusimos en camino. Tras el desconcierto inicial que no puede faltar en ninguna salida nueva, a pesar del mapa casero que había preparado, llegamos a la ermita de S. Roque. Está situada junto a una área recreativa que tiene muy buena pinta y que debe ser muy utilizada en la zona. Según lo previsto nuestro objetivo no distaba mucho del punto de partida, así que iniciamos la marcha con la sensación de que iba a ser un paseíto. No dimos importancia a la cuesta con la que se inicia el camino nada más abandonar la ermita. Error craso: el siguiente tramo  fue más empinado y llegó un momento en la subida en que tuve que clavar el bastón porque no conseguía ajustar el pie. Total que en dos kilómetros tuvimos que salvar cuatrocientos y pico metros de desnivel, a todo esto metidos en un bosque cerrado, menos mal que está bien señalizado.

Una vez que llegamos a la cota más alta encontramos una pista cementada, pero las señales nos desconcertaron porque nos indicaban bajar, en vez de dirigirnos a un pequeño cerro cercano que tenía aspecto de ser un lugar idóneo para tener restos antiguos. Pero allí estaba, nada más bajar una pequeña cuesta. Se trata de los restos de una granja romana para la crianza de ganado vacuno y, probablemente, también equino. Según se informa en los carteles, data entre los siglos cuarto y primero A.C.

El lugar nos resultó curioso. Era como un pequeño promontorio aislado de las cumbres cercanas y de difícil acceso. En los carteles explican que ése era un dato importante para estar protegido de visitas indeseadas, que en aquella época debían ser habituales. En la zona de abajo se veía que sí podían disponer de un amplia zona de pastizal.


La distribución de los departamentos no tiene 
nada que envidiar  a las granjas posteriores: vivienda, almacenes, cuadra... y hasta un altar para hacer sacrificios a los dioses protectores de sus asuntos. No me deja de impresionar en estos pequeños descubrimientos la organización, la técnica, la administración de la civilización romana. Como ha ido sucediendo a través de la historia, el ansia de poder y la corrupción ido acabando con imperios o con grandes empresas: guerras civiles que se tragaron muchos presupuestos, asesinatos y corrupción a raudales.

Hoy he caído en la cuenta de que el otro resto arqueológico que visitamos este año, el castro de Bolunburu en Zalla, data de estas mismas fechas. En una distancia no muy grande, estaban conviviendo dos tipos de civilización contrapuestos. Los romanos tardaron mucho en ocupar gran parte de la cornisa cantábrica. Parece que solo se conformaban en un principio con pequeños asentamientos, hasta que sus intereses económicos les exigía tomar cartas en el asunto: buscar recursos naturales o establecer nuevas comunicaciones.


Entonces se  quitaban de en medio a los oscos habitantes del lugar, que solían ponerles las cosas difíciles, o los esclavizaban para tener mano de obra barata, que es lo que se llevaba entonces y que están copiando ahora muchos empresarios o grandes multinacionales. La historia se repite: primero se coloniza, a continuación se abandona el sitio cuando ya no interesa seguir sacando jugo, se deja a su suerte a los habitantes y, finalmente, cuando ya no pueden aguantar el hambre y la miseria se nos quieren colar en casa. Entonces se les recibe de mala manera y los que consiguen sobrevivir se tienen que agarrar, sobre todo si son indocumentados, a trabajos duros en condiciones inhumanas con sueldos de miseria. Y decimos tan pichis que la esclavitud ya ha sido abolida hace mucho tiempo.

 A la vuelta optamos por bajar por la pista cementada. Según indicaba el garmín, hacia el final de la bajada salía un sendero que nos llevaba derechos a la ermita. Dicho y hecho: nada más empezar la bajada comprobamos que la pendiente no tenía nada que envidiar a la de subida. En realidad resultó ser más peligrosa porque tenía tramos de gravilla fina que nos dio algún que otro susto de dar con nuestros huesos en el suelo. Total que despacito y de sendero nada.


Salimos a la misma carretera por la que habíamos llegado en coche y tuvimos que desandar un tramo de ésta hasta llegar al coche. O sea, que subimos por Guatemala y bajamos por Guatapeor. Eso nos pasa por fiarnos de las comodidades.

sábado, 24 de julio de 2021

Viste viejo ¡¡qué quilombo!!

 


Esto de la pandemia es una caja de despropósitos. No es solo que las cosas se estén haciendo mal, más aún, los que las hacen no son los que las tienen que hacer. Un presidente que ha emprendido una huida hacia adelante, sin encomendarse a Dios ni al diablo. Suspende el estado de alarma cuando nadie se lo había pedido y sin consultar a las otras administraciones a las que les empluma toda la responsabilidad, dejándoles a la vez en pelota picada en el tema de las capacidades jurídicas. Por si fuera poco, anuncia de la noche a la mañana que nos podemos quitar la mascarilla en los exteriores, cuando se ve que la nueva cepa del virus está campando a sus anchas. De la misma, caldea el ambiente con un cambio de gobierno dedicado a gestionar la pospandemia.

O sea, para él las estadísticas alarmantes por el ascenso de los contagios ya no existe. Ha dejado a una buena señora para que dé la cara, para que nos repita por activa y por pasiva que las autonomías tienen recursos para afrontar la situación -aunque sabe que no se lo cree nadie- y que, de paso, reciba los palos y todo tipo de lindezas. Y no te lo pierdas, ahora el presidente se va a USA a negociar con los magnates de la tecnología y de algunos fondos buitres para buscar inversiones.


A todo esto la oposición ha pasado del todo de la pandemia y se ha dedicado sistemáticamente a hacer campaña electoral, made in PP -váyase señor González, váyase señor Zapatero, dimita señor Sánchez y convoque elecciones-. Ante una quinta ola del virus se nos habla de elecciones, vaya tela. Una vez más España es diferente: en la mayor parte de los estados europeos la oposición a cerrado filas para atacar la pandemia, o al menos no ha puesto palos en las ruedas. Aquí para la oposición ha sido la herramienta perfecta para desprestigiar al gobierno dentro y fuera del país, y para intentar derribarlo.

Los presidentes de las autonomías se están volviendo locos porque les han endilgado unas responsabilidades sin los recursos necesarios para realizarlas. Y aquí viene lo mejor: todos sabemos cuáles son las medidas que mejor han funcionado en las olas anteriores, pero, si las aplican ahora, vienen los jueces y dicen que no pueden tomarse por aquello de que la legislación vigente pone por delante los derechos personales. O sea, que tenemos una legislación que no tiene en cuenta los derechos colectivos, como en este caso en que se trata de la salud pública y de la vida de muchos ciudadanos. Por si fuera poco, hay jueces que sí permiten algunas medidas y otros que siguen cerrados en sus trece. Toda una lotería


El dislate final viene cuando el tribunal constitucional, formado por jueces que están fuera de la constitución porque tendrían que haber sido renovados hace tres años, declara ilegal el primer confinamiento, que resultó ser una tabla de salvación para frenar los contagios. Increíble pero cierto. Así están las cosas. Los virólogos y médicos son los que saben del tema, pero nadie les hace caso. Los políticos tienen que encender una vela a la salud pública y otra a salvar la economía. Al final resulta que los que deciden cómo llevar lo de la pandemia son los jueces que aplican una legislación totalmente trasnochada e inapropiada para esta situación de pandemia global. Menos mal que los sanitarios nos están sacando de apuros, una vez más, y la vacunación va a todo trapo, salvo en alguna excepción. Lo dicho, un quilombo, con permiso de los argentinos.


lunes, 5 de julio de 2021

Carta a una profesora indignada

 Estimada señora:

Entiendo y comparto su indignación ante el sesgo que está tomando la cadena de contagios provocada por jóvenes que son o podrían haber sido alumnos suyos. Me ha parecido importante que haya sacado a la luz la inutilidad de sus esfuerzos educativos durante unos cursos plagados de dificultades de todo tipo. Hasta ahora solamente habían sido notorias las declaraciones del cuerpo de sanitarios, pero considero que ustedes han estado agobiados por la responsabilidad de evitar todo tipo de contagios y por la amenaza de la culpabilidad, o la exigencia de responsabilidades, si esos se hubiesen producido.


Lo que me parece injusto por su parte es que además se flagele considerando que ha sido una fracasada en su labor educativa, vistos unos resultados tan desastrosos y faltos de toda ética. Personalmente considero que el fracaso educativo tiene otras raíces más profundas a las que ustedes no tienen acceso, porque para cuando reciben a sus alumnos, ya vienen marcados por las costumbres familiares y por el influjo funesto del ambiente social. Llegan ya notablemente impermeabilizados, de manera que les resbala todo aquello que se salga de sus intereses personales o de su grupo de referencia. Desgraciadamente se tendrán que contentar con que, al menos, consigan que estudien algo y salgan con una formación académica aceptable, que, visto el  panorama, tampoco es moco de pavo.

En este blog he publicado multitud de entradas refiriéndome al fracaso educativo tanto familiar como social. Las últimas han sido a raíz de esta interminable pandemia. Una escrita el julio pasado, que parece hecha ahora, y otra en octubre a raíz de los primeros contagios de personas jóvenes. Lo de estos estos días superan todos lo límites de la civilización. Considero que estos colectivos de jóvenes infringen a propósito las normas y ningunean el derecho a la salud del resto de la población, como un modo especial de diversión. Incluso ya juegan a pelear con las fuerzas del orden público, como si se tratase de una de esas quedadas entre cuadrillas para zurrarse.


Todas estas movidas me resultan deplorables y repugnantes. Con ellas estos jóvenes nos están vomitando los resultados de la pésima, o nula, educación recibida. La actitud de éstos jóvenes está al mismo nivel que los casos de violencia parental, solo que esa violencia se ejerce sobre el entorno social, en vez de reducirse exclusivamente al entorno familiar. Dicho esto, solamente me queda comunicarle mi más encarecido apoyo, para que no se desmoralice en la tarea que aún le queda por realizar. Así mismo le deseo que en el próximo curso cuenten con condiciones de trabajo más favorables y que pueda conseguir mejores resultados con sus alumnos y alumnas.

Atentamente

jueves, 17 de junio de 2021

Barakaldo Lagunkoia

 


Barakaldo Lagunkoia es un programa dentro de la iniciativa que la OMS puso en marcha años ha, para favorecer que las ciudades sean amigables. Lo de amigable hace referencia a que dichas ciudades facilitan el desarrollo de la vida, de las comunicaciones y del acceso a los servicios a aquellos sectores de población que sufren algún tipo de impedimento o tienen serias dificultados a causa de su edad avanzada. Yo me metí, junto con María, en el equipo motor de este programa. Ambos lo tuvimos claro desde el principio, compartíamos una inquietud de cara a mejorar nuestro pueblo y nos metimos de lleno. Vimos también en este programa, mira tú por dónde, una manera de reeditar, en esta etapa de nuestra vida, nuestra militancia en el amplio asociacionismo que se dio en Barakaldo cuando éramos más jóvenes. 

Este equipo está formado por veinte personas jubiladas que actuamos de forma voluntaria, apoyadas por tres técnicos puestos por el ayuntamiento para facilitar las cuestiones técnicas y para poder mantener una relación fluida con los diversos departamentos y esferas municipales. Me he sorprendido gratamente por esta nueva experiencia. Los componentes somos un grupo de lo más variopinto. A decir verdad, como suele suceder en los últimos tiempos, la mayoría son mujeres - dieciséis "e ben bragadas, a fe mía" que dirían los antiguos- y los varones somos una representación "asaz escasa" de nuestro género. No sabemos de las preferencias políticas, religiosas o sociales de cada cual, ni nos interesa, aunque algunos o algunas sean conocidos por sus anteriores presencias públicas. Los hay charlatanes y charlatanas, callados, inquietos, reservados, cautos, lanzados... pero en general, por encima de esas diferencias, está el entusiasmo que se ha generado y la disposición de todos para ofrecerse a desarrollar las diversas actividades del programa.

En este momento estamos expectantes por los resultados de las encuestas que hemos preparado para tomar el pulso a la satisfacción que nuestros conciudadanos mantienen con su ciudad. También estamos teniendo entrevistas con asociaciones, centros regionales, centros de mayores, entidades sociales... En las entrevistas que a mí me han correspondido, he salido con una impresión negativa. He podido constatar la masacre que la pandemia ha supuesto para el escaso y debilitado tejido asociativo de Barakaldo. También nos ha tocado dotarnos de un buen chubasquero ante la lluvia de escepticismo que nos hemos visto obligados a encajar por parte de una considerable cantidad de conocidos, así como las típicas respuestas antes nuestras propuestas, de que yo no le hago un trabajo al ayuntamiento y similares. Nosotros tampoco  vamos a hacer el trabajo al ayuntamiento: le vamos a dar trabajos. Nuestra función va a ser señalar las deficiencias, las mejoras o toda clase de iniciativas positivas, pero manteniendo un seguimiento implacable del tratamiento de las mismas para que no queden en el cajón del olvido.

Me ha venido a la memoria aquellas misas en mi infancia cuando el famoso cura D. Ramiro bramaba desde el púlpito de S. Vicente "¡¡Ay de mi Barakaldo...!!", porque estaba a punto de corromperse la moral del pueblo: las mujeres comenzaban a llevar faldas que dejaban entrever las rodillas. Hago mío ese grito, aunque el motivo es muy distinto. "Ay de mi Barakaldo": se está dejando morir la vida ciudadana, las asociaciones son pocas, y algunas moribundas, la información pública no fluye, tampoco se ve mucho entusiasmo en buscarla, una gran parte de la población solo sabe quejarse, cada vez preocupa menos los bienes comunes, los mayores aislados... cada palo que aguante su vela. Ocasiones, como la que ofrece este programa, son las que hay que aprovechar para revivir la participación, la solidaridad y el tejido asociativo en todos sus aspectos. Puede que en este primer momento solo se pida contestar una encuesta, pero, por encima de todo, tenemos por delante la nada fácil tarea de contagiar nuestro entusiasmo, para que esa participación sea activa, sobre todo en sectores de población y en barrios donde ya está muerta o a punto de extinguirse, que, casualmente, suelen coincidir con los que han quedado más perjudicados en desarrollo ciudadano. Queremos que Barakaldo llegue a ser, más allá de nuestra ciudad, la casa de todos los que vivimos en él.








jueves, 3 de junio de 2021

No es país para pobres ni para viejos

 Estamos en un tiempo de brechas, y no de las que nos hacíamos de niños jugando o de las que son resultantes de algún accidente. He recordado el libro más escéptico de la Biblia, el Qohelet o Eclesiastés, que se ríe de las ambiciones y de los planes de los humanos. Todo lo reduce a tiempos: tiempo de nacer, tiempo de morir, tiempo de lluvias, tiempo de sequías... O sea cuando menos lo esperas estás en uno de esos tiempos y no te sirve de nada hacerte ilusiones. En el siglo pasado nos preocupaban las diferencias de clase, las diferencias culturales...



En esta nueva era de la tecnología que se ha inaugurado -sin pedirnos permiso- en este siglo XXI  creo que hemos pasado a un tiempo de brechas. Ya desde el comienzo éstas se están ahondando vertiginosamente y llevan las de acabar haciendo inhabitable este mundo para los que les toque estar - también sin haberles pedido permiso- en el lado equivocado de alguna de las brechas. En realidad, una de ellas te va llevando a las otras hasta que se hace imposible saltar o salir del pozo: brecha salarial, brecha de género, brecha tecnológica, brecha social, brecha económica...brecha de edad, edadismo que es el palabro que se ha puesto de moda.

En este "tiempo de brechas" que nos está tocando vivir, vemos impotentes cómo éstas son el resultado inevitable de un desarrollo global despiadado que funciona a dos velocidades. La más rápida será cada día más rápida, la más lenta va a retrasarse más de un modo exponencial. Esta diferencia  va a dejar una ingente cantidad de población  atrás, con una mayor escasez de recursos y con grandes dificultades para acceder a los imprescindibles. Esas brechas globales repercuten también en nuestro día a día, añadiendo otras más locales, que afectan sobremanera a la población más débil.


O sea, el personal sin recursos y los mayores más mayores, la mayoría mujeres. Este sector  de población resulta invisible para los poderes fácticos y los representantes públicos, porque no quieren verlos: molestan para sus planes y su supuesto progreso. Tanto bancos como instituciones públicas imponen unas condiciones de acceso a sus servicios para lo que no están preparados, ni cuentan con recursos para contratar a profesionales que se lo resuelvan. Es lo de siempre: o cuentan familiares que les saquen del apuro o, en caso contrario, siempre habrá buenas vecinas, voluntariado y asociaciones dispuestas a todo. "Así que no se quejen que no es para tanto": se suprimen atenciones personales, se cierran cajas o se reducen horarios, se suprimen libretas, se exigen citas previas a través del móvil o de máquinas, se obliga a hacer gestiones en páginas web o en App...

Se está programando un país de óptimos en el conocimiento, en la industria, en el sector servicios, en I+D+I... lo cual es importante e, incluso, imprescindible. Queda por esperar que ese mismo nivel se aplique para los servicios y atenciones que pueden necesitar aquel personal que no ha tenido la suerte o las oportunidades de ponerse al día en la vertiginosa carrera de desarrollo tecnológico, porque ha tenido que sobrevivir a base de sueldos de miseria o de rentas mínimas. Lo dicho: si siguen las cosas en este plan, los pobres y los viejos se pueden ir apeando de este país, porque esto no ha hecho más que empezar.

lunes, 3 de mayo de 2021

Día de padre-madre

María  me propuso hace tiempo que teníamos que hacer una pequeña celebración conjunta del día de la madre y del padre. La hemos llamado "Guraso". Así que el día 2 de mayo, huyendo del ruido político y de las angustias pandémicas, decidimos hacer una excursión mañanera y luego tener una comida a modo con tarta y chupito de cava final. Elegí hacer un pequeño recorrido que habíamos descubierto Orencio y yo cuando recorrimos parte del GR que da la vuelta a Urdaibai por las alturas que lo circundan. Se trataba de Errigoitia, un pueblo con barrios diseminados entre Mungia y Gernika. 


Antes de llegar al núcleo central tomamos la subida a Metxikas y Bizkaigane. Dejamos el coche en el barrio de Sollabante repleto de vehículos alrededor de la iglesia de S. Lorenzo por aquello de la misa dominical y fuimos caminando en suave subida hasta la ermita de Santa Gurutze en el barrio de Bizkaigane. Es un lugar recomendable para perderse y disfrutar de unas vistas extraordinarias: a sus pies todas las colinas de la zona de Mungialdea con una variedad de verdes deliciosa, que María plasmó en su Canon. Por la parte norte teníamos el Sollube con sus antenas enmarañadas de nubes bajas y una visión del mar a continuación de los montes donde están las cuevas de Santimamiñe y S. Pedro de Atxarre. A oeste los montes mineros, esta vez con mala suerte, desdibujados por la nubes. Al sur se veían varias líneas de montes de los diversos herrialde de Bizkaia, aunque no se llegaba a distinguir la zona de Gorbea.


Se accede al empinado promontorio de la ermita por una considerable cantidad de escalones que compartimos con varios ciclistas que lo subieron por un senderito marcado por los diversos esforzados que se atreven con la subidita. También subieron un par de caminantes que enseguida se fueron marchando. Entretanto María sacó fotos y después de hacer un frugal hamaiketako regresamos al coche. Antes de volver a casa bajamos al barrio de Elejalde. A María le encantó el entorno por el arbolado, la imponente iglesia de Santa María del siglo XVIy la ermita humilladero de los Santos Antonios del XVIII. Como se ve en la foto es una edificación un tanto peculiar medio al aire. En fin, una mañana bonita a pesar de que en esa zona se habían fijado unas nubes que de vez en cuando no regalaban algunas gotitas y no nos permitió estar mucho tiempo quietos por la humedad penetrante que se respiraba.  





jueves, 29 de abril de 2021

Carta abierta a la señora Monasterio

 Señora diputada por Madrid:

En primer lugar quiero hacer un ejercicio de contención para no caer en su estilo faltón y en su desmedido afán de desprestigiar al de enfrente, sin que le duelan prendas en calumnias y en todo tipo de desprecios. Reconozco, ante todo, que es usted un persona sumamente inteligente, lo que le convierte un un arma muy peligrosa para sus adversarios. A ese nivel intelectual hay que añadir que está usted muy bien situada social y económicamente, lo que le ha permitido irse de rositas después de toda una serie de dudosas actuaciones en su campo profesional. Vamos, es usted de las que se cree que está por encima del resto de los mortales y que le importa una higa las consecuencias de lo que le venga en gana hacer, y parece que, por lo que se ve, le va bien. Nada más  tenemos que comprobar que en su labor política ha conseguido que en estos momentos el mundo político gire alrededor de usted. Su voz se escucha constantemente por encima de los demás, a los que no les permite emitir dos frases seguidas y luego se queja de que no le permiten hablar.

Ahora me quiero centrar en el motivo que me ha impulsado a escribirle esta carta. De entre todas las barbaridades, a mi modo de ver, que está usted profiriendo en la campaña electoral, como portavoz de su partido, me duele particularmente su ensañamiento y el de su partido con los menas, que ya viene de lejos. Me parece un simplismo, no propio de su inteligencia, afirmar que todos los menas son violadores y delincuentes. Yo convivo con unos cuantos que le puedo asegurar que no son así ni de lejos. Por otra parte, no tenemos que ir tan lejos para encontrar violadores en manada dentro de nuestras fronteras. Por esa misma regla de tres, después de la sentencia judicial contra la manada de los Sanfermines, no tendríamos que permitir que ningún andaluz pasase al resto de España o tomar alguna medida similar. Ciertamente hay migrantes que han cometido ese tipo de delitos, pero eso no le autoriza a estigmatizar a todos y querer echarlos a patadas.

¿En su preclara visión política no se han detenido a tomar nota del bajísimo nivel de natalidad de nuestro país? ¿Tampoco se han parado a pensar que la mayoría de los hijos de los españoles no están por trabajar de ayudantes de fontaneros, electricistas, camareros, albañiles, cocineros, peones... que de todos modos son puestos imprescindibles? ¿Se han olvidado de que muchos españoles, turcos, griegos... participaron en el milagro de la recuperación alemana y que sin ellos ésta no habría sido posible? No creo que usted no esté al tanto de que para continuar con la recuperación económica hace falta bastante más mano de obra, no solo cualificada, de la que podemos generar los autóctonos. 


Señora Monasterio no estamos gastando dinero en ellos, estamos invirtiendo en que se formen y estén capacitados para incluirse en el mercado laboral y en la sociedad. Sin esta inversión es cuando nos les quedaría otro remedio que estar tirados en la calle sobreviviendo de lo que pillasen y entonces sí que íbamos a tener bastantes más problemas. Estos chicos, cuando la retorcida legislación de extranjería les permite acceder a un contrato, están dando en su mayoría excelentes resultados. Muchos empresarios están aplaudiendo con las orejas porque chicos así resultan más productivos que los de aquí y, por supuesto, dan menos problemas porque no tiene derecho a quejarse y se les puede explotar descaradamente. Y no olvide que seguimos necesitando que aumente el número de cotizantes, o sea, si ahora se invierte en ellos, revertirán lo invertido cuando coticen.

A propósito ¿conoce usted alguno de ellos o algún centro o asociación que trabajen con ellos? ¿Se ha preocupado por informarse del calvario que tienen que pasar a esa edad hasta entrar en España y en pasar los trámites posteriores? ¿Se ha interesado por lo que le cuesta a cada familia pagar para que a su hijo lo metan en una patera sin ninguna garantía? No creo que tenga que echar cuentas para calcular cuánto tiempo les va a costar a esas familias empobrecidas saldar la deuda. Le aseguro que estos chicos tienen muy claro que su deber es devolver dinero a su familia en cuanto puedan y están dispuestos en su mayoría a soportar lo que sea necesario para conseguirlo. Es sorprendente ver cómo a su edad son capaces de sobrellevar tanto dolor y tanto miedo. 

Señora Monasterio, tanto usted como su partido están haciendo un daño sin razón a esos jóvenes y a sus familias, por tomarles como chivos expiatorios de no se sabe qué o como arma arrojadiza contra el gobierno. A la  vez están infringiendo un daño aún mayor a la ciudadanía por tratar de engañarla, aprovechando la xenofobia oculta en una gran parte de ella y de la que ustedes hacen gala, haciéndole creer que esos jóvenes son los grandes causantes de nuestros males económicos, de la seguridad ciudadana, del paro juvenil y de todo lo que les apetezca echar por esa boquita. Sinceramente, usted me da pena. No entiendo qué le puede estar aportando tanta bajeza humana como está exhibiendo, a no ser que se haya dejado su conciencia perdida en algún rincón de su historia, por lo que ahora no le afecta moverse insensible en el fango de la corrupción y de la impostura.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Justicia o venganza

He escuchado, una vez más, al incansable Joseba Azkarraga clamar en el desierto contra la dispersión de presos y denunciando las condiciones vejatorias a las que se les está sometiendo a algunos de ellos en ciertas cárceles. Creo que a veces puede parecer que es un sonsonete más de tantas consignas que se nos hacen llegar desde al izquierda abertzale. Sin embargo creo que debemos considerar insostenible de todo punto de vista esta situación de los presos y de sus familias. No solo por lo que les puede afectar a ambos, sino porque creo que es una llaga que no va a permitir llegar a pacificar definitivamente nuestro país, hasta que no se cierre y se cure también por dentro. Ya sé que un gran sector de la población se pone de perfil ante el problema o puede pensar que son unos pesados y pesadas quienes mantienen esa causa. No faltarán los que no se corten un pelo en pensar y en decir sin sonrojo, que se jodan o que se pudran porque tienen que pagar lo que hicieron.

Creo que están pagando lo que hicieron dentro de un sistema que, sobre el papel, es democrático y mantiene unas leyes independientes de ideologías o intereses partidistas. En este sistema jurídico existen unas leyes que contemplan claramente del tratamiento del régimen carcelario. A la vez, mantienen un objetivo básico que consiste en conseguir que, a la vez que se cumplen las penas, los presos lleguen a reinsertarse en la sociedad. Es en este contexto donde se ve necesario que se cumplan las condenas cerca de sus familiares o de la sociedad en la que luego van a volver. En base a esto, es incomprensible de todo punto de vista esa política de dispersión que se salta la legislación vigente, cuando para más inri ETA ha dejado de existir hace tiempo.


Siempre sale a luz, como razón para mantener dicha dispersión, la consideración de las víctimas o los que no condenaron a ETA, filoetarras en su argot. En estos días ha vuelto el tema a la palestra a cuenta de la pisonadora encargada de machacar las armas confiscadas a ETA y a los Grapo. Una vez más la derecha española se aprovecha de la circunstancias para airear sus consignas y sus soflamas, porque se les agota el discurso político si se les priva de este tema. Alguna de las asociaciones de víctimas del terrorismo mantienen las espadas en alto para que no se les conceda ni agua a los presos. También existen otras víctimas que han accedido a entrevistarse con los victimarios y esa postura siempre me ha conmovido y la considero una pauta imprescindible para recuperar la plena convivencia en nuestro país. 

Por supuesto que lo dicho no quiere decir que yo soy de los de borrón y cuenta nueva. Ellos tienen que cumplir su condena, sí, pero dentro del marco jurídico con todos sus puntos, y no se puede permitir que esa otra justicia que se reclama, se salte la vigente y mantenga heridas abiertas para satisfacer el rencor y las ansias de venganza de algunas asociaciones de víctimas o de intereses partidistas. Tampoco se tiene en cuenta que dicha venganza se extiende hasta sus familias, que son tan víctimas como los mismos presos. Les ha tocado sufrir todo tipo de desplantes, de vejaciones, de dificultades e, incluso, han dejado vidas en las carreteras. Viene a cuento una de las últimas reflexiones del libro que acabo de terminar: "La misma exigencia de la ley establecida, con la que se responde a la agresión, esconde el rencor del agredido, ojo por ojo y diente por diente. Se recurre a la ley cuando falta la ética y se carece de la capacidad de perdón. Detrás del resentimiento que se esconde bajo la ley, está la fijación en el pasado que se proyecta sobre el presente y el futuro. La memoria de la afrenta lleva a revitalizarla constantemente y al no poder olvidarse, se mantienen  abiertas la heridas causadas." (J.A. Estrada)