miércoles, 25 de mayo de 2011

SINCERO PARA CON DIOS

Este es el título del primer libro de teología que leí y que me ha marcado de algun modo en la manera de entender mi vida y mi fe cristiana. Su autor era Jhon A T Robinson un obispo anglicano que en su momento tuvo la valentía de poner en solfa toda la parafernalia de las fórmulas dogmáticas para hacer una confesión de fe con una sinceridad apabullante. Lo consideraron entre los llamados "teólogos de la muerte de Dios", por aquello de poner en duda que Dios era tal y como nos lo habían hecho creer. Esta semana me he encontrado con un artículo en el que se refleja el primer capítulo del libro " Un cristianismo nuevo para un mundo nuevo" de otro obispo episcopaliano, jubilado ya, Jhon S. Spong en el que hace un ejercico similar solo que más crudamente planteado. Spong, aparte de sus encomiendas eclesiales, ha sido desde joven un estudioso y un investigador de la Biblia. Tiene numerosas publicaciones, ha promocionado grupos y seminarios de investigación sobre los temas más "calientes" del nuevo testamento: los evangelios de la infancia, la encarnación, la resurrección...Me ha parecido un ejercicio de sinceridad para con uno mismo fuera de serie. Aunque no se esté en todo de acuerdo con él, creo que lo que propone es un ejercicio imprescindible, tanto para poder presentar una fe cristiana creíble a nuestro mundo, como para sincerarnos con nostros mismos y madurar nuestra fe .


No podemos seguir manteniendo un crecimiento en la fe comulgando con fórmulas, respetables en sí, pero cuya función histórica ya ha terminado, o con interpretaciones de la escritura ya superadas por las investigaciones que se han ido realizando desde comienzos del siglo XX. Es necesario dar paso a la investigación y plantearnos claramente que lo que hemos recibido puede que ya no nos sirva para nosotros y, mucho menos, para plantearlo al hombre del siglo XXI. En contraste con esto, he leído un par de noticias que me han llamado la atención. Su Santidad ha nombrado 3 españoles laicos para el consejo mundial de la evangelización: Kiko Argüello, el cabeza visible del Opus Dei y otro presidente de una asociación del estilo cuyo nombre no recuerdo. Está claro qué tipo de fe y de sociedad se defiende con esos nombramientos y que, al parecer, evangelización es volver al catecismo de antaño. La otra noticia se refiere al caso de Pagola y su tan traído y llevado libro sobre Jesús. Parece ser que tras muchas y sesudas investigaciones no se está encontrado muestras de herejía alguna o de dudas sobre la figura de Jesús, aunque la congregación inquisidora aún no ha dado su última palabra.


Llegados a este punto uno se pregunta si no podríamos inventar un movimiento de "católicos indignados" al rebufo del movimiento social actual. No sé si tendríamos que acampar delante de las sedes episcopales o de las catedrales y reclamar cosas tan elementales que a los de a pie nos parecen de cajón pero que unos señores mitrados desde sus altas cumbres niegan rotundamente porque se consideran los únicos guías de nuestras vidas: el sacerdocio de las mujeres, la participación en las celebraciones, la libertad de expresión en el seno de la iglesia, el celibato clerical, la cerrazón en la sexualidad, el reconocimiento de homosexualidad, la aceptación de los avances clínicos y científicos... Y sobre todo, que nuestra relación con el Dios que Jesús nos transmitió no puede seguir dependiendo de lo que ellos digan qué vale o no, sino de lo que sintamos en lo más profundo de nosotros mismos y de lo que podamos compartir entre los creyentes.

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