jueves, 10 de abril de 2025

Lunes de senderismo 44


 Lunes de senderismo, 7 de abril. Un vez más hemos estado abonados a "los lunes al sol". Un día espléndido para la inauguración de una nueva ruta por Elorrio. La profusión y la variedad de fotos dan fe del nivel de disfrute del personal en la jornada. Conocíamos perfectamente la línea de bus por ser la misma de la vía verde de Atxondo. Esta vez también iniciamos la ruta desde el mismo punto de salida en Apatamonasterio. Nada más empezar la vía verde tomamos la desviación a la izquierda que nos metía en Elorrio. La iglesia de S. Agustín y la factoría de Eroski nos dieron la bienvenida al municipio. La carretera de entrada está flanqueada por cerezos pero no pudimos disfrutar del esplendor de sus flores porque solo quedaban los restos. 


Ya entrando en el núcleo urbano nos topamos con uno de los varios Krutziaga, de los que presume este pueblo, cubiertos con con un tejado sustentados por columnas de la misma época y estilo. A la otra parte de la calzada estaba la primera ermita a la que no pudimos hacer caso por estar en la primera rotonda de entrada. Paramos para reagruparnos porque comenzábamos a callejear y era fácil despistarse. Al llegar a la segunda rotonda no hicimos caso de la señales que marcaban dirección Argiñeta, que era nuestro principal destino, y tomamos otro camino que pasaba por algunas casas y luego desembocaba en la parte alta de la carretera de subida. Al llegar a la base de la necrópolis se avisó al personal que la senda final de subida era muy empinada y que estaba la posibilidad de seguir por la carretera con una ascensión más suave. Solo cuatro o cinco personas optaron por esa segunda, aunque alguna de las que se decidieron por lo difícil tuvo que tomar resuello a mitad de subida. 


Los pórticos de la ermita nos acogieron gustosos para darle a la mandíbula, aunque la brisita que corría invitó a retomar la ropa que habíamos guardado al calor del sol y de la subida. El personal disfrutó contemplando la necrópolis y al final acabamos haciendo la foto de grupo detrás de las estelas funerarias. Nos costó arrancar pero ya llegamos agrupados al barrio contiguo de Zenita. En él fuimos admirando unos caseríos imponentes con unos portalones en arco de diversas medidas. En uno de ellos se vendía de todo, pero no estábamos para hacer mercadillo. Nos encontramos con un pequeño molino del siglo XVIII ya inutilizado y, a continuación, nos dejamos sorprender por la fuente de aguas sulfurosas que espandían un olor tan desagradable, como la cantidad de propiedades benéficas que contienen. 

Saliendo de Zenita bajamos por una senda hasta el antiguo balneario, reconvertido en un centro escolar concertado. Al dejarlo atrás llegamos a otro Krutziaga que nos marcaba la calle que debíamos seguir para completar el recorrido por una zona campestre, pletórica de prados, huertas, arroyos y buen ganado de todo tipo, incluido un corpulento buey que exhibía indiferente, mientras pastaba, sus poderosas dotes procreativas. Seguimos admirando más caseríos y un molino en ruinas de gran tamaño. Cercana a él había una pequeña cascada que llamó la atención de parte del personal. 


Al poco llegamos a la carretera que lleva a Mondragón y tuvimos que hacer una parada para reagruparnos y pasar la carretera juntos. Enseguida se entra al centro de la población y llegamos con tiempo de sobra para coger el bus de la una y diez. Diecinueve personas se quedaron a comer en un restaurante cercano y se fueron a dar la tourné  turística. Los que se quedaron han dado buena fe a través de sus fotos de que les dio tiempo para todo y disfrutaron lo suyo con el turismo urbano y con las terracitas que no pueden faltar en estas ocasiones.

Al final nadie optó por quedarse a comer en plan bocadillo. Mientras esperábamos dimos una vuelta por el parque de enfrente y descubrimos unos sitios cubiertos con abundantes mesas y sillas, que tenían relación con un bar que estaba en la planta baja de un edificio azul muy elegante y con ascensor externo. Dimos la vuelta para rodearlo por completo y descubrimos que dicho bar se trataba del "Jubilatuen taberna". O sea, que para próximas ocasiones sabemos que contamos con un sitio ideal para comer en grupo el bocata, o compartir viandas, al aire libre o bajo techo... y a precio de jubilados.




domingo, 6 de abril de 2025

Gordexola profunda

 


Lunes 31 de marzo, sanqueremos y bienvenida a la primavera. Se me acaban los adjetivos para definir la mañana de la que disfrutamos en todos los sentidos. Un ambiente campestre, con  luz, buena temperatura, quietud, vegetación abundante, prados y un río que nos fue melodiando el paseo con sus pequeños saltos de agua. Una colección de edificios dignos de admiración, que culminó con el imponente palacio de Urdandegi, con sus dos llamativas torres perdido al fondo de aquel pequeño y pintoresco valle.

Así lo pudimos comprobar, porque a partir de allí la carreterita rural se convirtió en pista de piedrillas, con pequeñas torrenteras que nos obligaron a dar saltitos, que nos condujo hasta el cañón formado por el río Ayega y que divide en dos partes la sierra de Trasmosos. En este punto el río corta el paso por la pista que sube hasta Zalla porque la abundancia y la fuerza del agua se ha llevado las piedras que estaban puestas para pasar. Así que vuelta para atrás.

 
Una vez pasada la ermita de Santiago, donde habíamos efectuado la parada y fonda y la foto general, tomamos la subida a la ermita de S. Esteban que está dominando  el barrio de Irazagorria desde su colina. Allí comprobamos que estaba el frontón, que no puede faltar en todo pueblo de este país que se precie y otro palacio, éste en un estado calamitoso y rodeado de vegetación que no permitía observarlo bien. También nos encontramos allí con la torre abandonada que no vimos en nuestro anterior paseo. Bajamos a la plaza del barrio, pero como nos sobraba tiempo de espera fuimos caminando por la senda del río Herrerías hasta la parada siguiente.

Las cotas de montaña se solventaron con gallardía y el resto del recorrido fue un paseo tranquilo. Contamos con nuestro invitado de otras ocasiones que siente curiosidad por todo lo que le suena a nuevo. En la espera del bus de línea tuvimos un episodio de desvanecimiento, suponemos que provocado por el sol. A pesar de que entre nosotros no estaban ninguna de nuestras sanitarias, la atención de los y las compis fue eficaz y nada más recuperarse pudo subir y hacer el viaje con todos.


Al final del recorrido también hubo otro amago de mareo, porque en el bus hacía calor y la mujer de al lado de la compañera estaba mareándose y amenazaba con arcadas, pero todo se arregló porque ya estábamos entrando en Basurto y la compañera afectada se bajó y fue al metro. Eso sí, por último hay que resaltar que en esta ocasión se pidió la parada para ir a comer a "ca la rumana" en el momento exacto.