martes, 22 de octubre de 2024

Lunes de senderismo 32

 21 de octubre. Subida al Serantes. 29 participantes: récor absoluto de participación en las salidas programadas y eso que consistía en una etapa de montaña. El grueso del pelotón se formó en Bide Onera. No hubo participación de la zona Cruces y en Bagatza se añadió alguna más. Tuvimos que esperar algo más de la cuenta a la lanzadera que sube de la estación de Santurtzi al barrio de Mamariga por la avería de una de sus cabinas, pero cupimos todos en una sin ningún problema. 

La subida se llevó a paso tranquilo por la pista que hace de carretera hasta el fuerte, obviando atajos para no cargar las piernas del personal, así que el pelotón se fue estirando de manera considerable. Parece ser que hubo alguna compañera que tuvo que hacer más de un esfuerzo para alcanzar cumbre, pero el apoyo del grupo ayudó a terminar con éxito el ascenso -y es que somos así de majas-. En los terrenos adyacentes pudimos contemplar unas yeguas famélicas mordisqueando  hierbajos en un terreno abandonado rodeadas de matorrales enmarañados. Un año más comprobamos que el maltrato animal sigue en pie en esa zona. También pudimos comprobar que la diputación se ha metido en obras con nuevas pistas, pero no se informa ni a dónde ni para qué son. Además de los carteles anunciadores, tuvimos la oportunidad de comprobar en medio del descenso que sí que suben camiones y el que se cruzó con nosotros iba bien cargado. A ver si podemos contemplar los resultados de las obras en nuestra siguiente subida -uf, a saber en qué año tocará-.


Poco a poco nos fuimos reuniendo en la cumbre, tomando posiciones en los bancos de la plataforma adjunta al pirulí que daban al sol y al socaire, porque el viento no era excesivamente fuerte, pero sí desagradable. La subida al sol y refugiados del viento algo nos hizo sudar, así que arriba volvieron a aparecer las sudaderas por aquello de que a nuestra edad ya no estamos para bromas. Tras terminar con nuestras viandas, nos juntamos para que María nos informara de las novedades en la normativa de los grupos surgidas a raíz de los inconvenientes acaecidos en la excursión a Oma que, desde luego, no empañaron la buena marcha de la misma. Después de las aclaraciones de algunos que fueron testigos directos de dichos sucesos, se dio la salida para el regreso.

Un grupo inició la bajada y como se entretuvo mirando algunas particularidades del paisaje fue bajando con la sensación de que iban los últimos, porque no veían a nadie. El chasco fue al llegar a la lanzadera y no encontrar a nadie. Hasta que por fin conseguimos contactar por teléfono y nos percatamos que éramos los primeros. Así que quedamos en esperarnos en la estación, pero con algún mosqueo por que pasaron dos metros y allí no aparecía nadie.


Hasta que por fin llegaron justo a coger el tercero, tras dejar arriba a los siete de la comida para ir a otro de los sitios de referencia, la escuela de hostelería. Entonces nos enteramos de que la mayoría se había ido a mirar la otra parte de la torreta para ver el panorama y sacar la tradicional foto en las escaleras. O sea, que por despiste no perdimos el toque final del recorrido.

Despistes y demás problemillas aparte, tuvimos una suerte increíble -visto cómo está siendo el martes- con el tiempo. Los panoramas del Serantes en días así son increíbles y nos dan explicación directa de por qué fue un punto privilegiado de vigilancia. Se podía vislumbrar la punto del cabo Ajo hasta el Gorbea y el Lekanda, desde el faro del cabo Villano hasta el Oiz y la maqueta perfecta del Gran Bilbao, de la zona minera, Castro y parte de los montes de las Encartaciones. En fin, con eso y con el buen ambiente que reinó, lo de la película "Mejor imposible".