miércoles, 10 de diciembre de 2008

EZKER BA... ZER??


Mientras tomo el café de media mañana me gusta ojear los diarios que encuentro en la barra del bar. Voy pasando páginas, entre sorbo y sorbo, fijándome en los titulares y si alguno me llama la atención paro y le echo una mirada más detenida. En mi rutina cafeteril de hoy más que pararme he echado freno y marcha atrás. Veo que ponen algo de Esker Batua, cosa rara que no se ve todos los días, y me agarro un mosqueo de primer orden. Según los papeles, las tensiones de la corriente crítica, o como se la quiera llamar, pueden dar a luz una nueva formación o partido. O sea éramos pocos y...

Una vez más veo que se cumple lo que puse en uno de mis temas anteriores: banderizos hasta la médula. Por otra parte, a estas alturas de la historia no se puede admitir bajo ningún concepto que la izquierda se vuelva a atomizar. ¿No tuvimos bastante experiencia con la transición y sus mil y un partidos y facciones? ¿Dónde están los orteros, los peteros, los pecemeleros, troskos y demás ganaderías del rojerío? ¿Para qué sirvieron? Nunca acabaré de entender por qué no se puede mantener en la izquierda una disidencia o una corriente, dentro del debate y de las tensiones internas propias de cada formación, sin que se acabe con divisiones.

Los ciudadanos de a pie de este país que estamos por la justicia social, por buscar alternativas socioeconómicas, por tomarnos en serio el desarrollo sostenible y la ecología... ¿qué alternativa de voto nos queda? ¿Una pandilla de iluminados tirándose los trastos a la cabeza por un quítate de ese sillón?

Desde mi trabajo y desde los ámbitos en donde yo me muevo he percibido que se ha conseguido algo más positivo de lo que se daba antes. No sé si ahora será más conviente pasar a la oposición o no. No tengo elementos suficientes de juicio para opinar sobre el tema. Lo que sí opino, y os pido, es que lo que se determine democráticamente se asuma por todos como un proyecto que ofrecer a los ciudadanos de izquierda. Si vais a acabar divididos y sacando trapos sucios en público que os vote vuestra abuelita, que os quiere mucho. No nos dejáis otra salida que votar al Psoe, aunque nos crujan las tripas, con la única intención de agujear el sillón de Ibarretxe y de su tropa.

domingo, 7 de diciembre de 2008

LA INMACULADA


Como creyente, como cristiano y como católico, me gustaría iniciar un movimiento para suprimir la festividad de la inmaculada. No tengo nada en contra de la madre de Jesús de Nazaret. Todo lo contrario, con esta iniciativa pretendo salir en defensa suya ya que considero que ese título es una manipulación más de su figura, de las muchas que ha sufrido a lo largo de la historia del cristianismo. La grandeza de María no depende, gracias a Dios, de estas filigranas dogmáticas. A mi modesto entender, este título resulta rayano en lo insultante.

De entrada parece un tanto grotesco imaginar a un colectivo de sesudos celibones debatiendo si se rasgó o no el himen de María al concebir virginalmente del Espíritu Santo a Jesús. Lo que ya es más imperdonable, dejando aparte las anécdotas, es que a estas alturas de la investigación bíblica se siga considerando como doctrina lo del pecado original y la concepción virginal, cuando está más que demostrado que no tienen fundamento escriturístico.
Pero lo que me parece más alarmante es el concepto de Dios que subyace a toda esta movida doctrinal. ¿Qué necesidad había de decretar que María había nacido sin pecado original? Está claro, Jesús era el cordero sin mancha, la víctima propiciatoria sobre la que recaían todos nuestros pecados. Si no era así no podía ser sastisfactoria para Dios. Luego María no se lo pudo transmitir porque no lo tenía.
Aún no me explico cómo se puede mantener una concepción tan arcaica de que el pecado se transmite por los genes y un concepto tan antievangélico de un Dios que necesita que se le hagan sacrificios humanos para aplacarle, cuando le proclamamos "dador de vida".
Por otra parte,este dogma se proclamó en el siglo XIX en la época del movimiento de la restauración, lo que convirtió la imagen de la inmaculada en uno de sus símbolos. Claro que no espero que Roma mueva ficha a este respecto y menos con los tiempos que corren que, a nivel eclesial, son de un pelo semejante a los decimonónicos. Eso sí, además de que me siento indignado como católico, mi indignación se agrava como ciudadano de un estado laico regido por un gobierno que se dice progresista y que mantiene esta festividad, al igual que sus antecesores, por aquello de tener la Iglesia en paz en vez de toparse con ella.
Creo que son razones suficientes para no mantener una festividad que no pinta nada en un estado laico y que sólo sirve para mantener el statu quo de la jerarquía católica en España y, de paso, darle una alegría al cuerpo del personal que se pueda montar unos puentes suculentos.