sábado, 11 de abril de 2015

ROSA SUPERSTAR... pero menos

Estamos asistiendo atónitos a una serie de espectáculos políticos de muy baja estofa. Entre los recién llegados al ruedo electoral está habiendo de todo: codazos, traiciones, insultos... Pero la greña no solo está montada entre los componentes de las diversas formaciones, sino incluso entre los propios compañeros de barco, sean partidos o coaliciones. Hasta ahora ha habido mucha poesía teñida en tonos altruistas y purificadores, pero con las elecciones llega la hora de la prosa y, en la medida en que el tiempo corra, llegará la letra pequeña que puede que se explique con las navajas en el bolsillo. Con todo ello se les está devolviendo a los grandes partidos un pizco considerable de la tranquilidad alterada por los sondeos y se les está regalando un buen cargamento de argumentos para descalificar a los que llaman experimentos peligrosos.

En medio de este fiasco me llama la atención sobremanera contemplar cómo UPyD se está disolviendo como un terrón de azúcar en el café para todos de Ciudadanos. Después de un pulso para ver quién se quedaba con ese hipotético espacio del centrismo, parecía que Rosa había impuesto su autoridad y se seguía creyendo imbatible ante un pipiolo que se asomaba por Cataluña. Le avisaron y cortó por lo sano. Pero después de las elecciones andaluzas, en los cabezas visibles territoriales de su partido comenzó a tener más peso que su fidelidad y compromiso, aquello del refrán "cuando veas las barbas de tu vecino pelar..." Y es que en esto de la política si no hay sillón no se puede -ni se quiere, claro- hacer nada con los ideales ni con la voluntad de servicio al ciudadano, que todos proclaman.

De todos modos, no entiendo cómo una fiera política de su nivel no ha sido capaz de leer lo que cualquier ciudadano de a pie, mínimamente enterado en política, estaba viendo con claridad meridiana. Creo que en este caso ha podido más la prepotencia y el personalismo de esta mujer, que la evidencia de lo que se le venía encima -algo de esto comenté en una de las entradas más leídas de este blog en el 2008. Ella podrá argumentar que cuando el  barco hace aguas las ratas son las primeras que salen huyendo, pero, según parece, solo le va a quedar la función de ser el capitán que siga en el puente de mando hasta que se hunda del todo.