Lunes 28 de octubre. Retomamos una de las salidas que teníamos pendientes, suspendida en su día por razones climatológicas. Hoy hemos sido también un grupo numeroso de 25 compañeros y compañeras. Ayer nos acostamos con la amenaza de la huelga de transporte de personas por carretera, pero hoy hemos podido sortearla. Santi ya nos informó ayer que el 41 que sale de Cruces a las 8:50 entraba en los servicios mínimos y era precisamente el que necesitábamos para iniciar el recorrido marcado para el día de hoy. La Reineta-Retuerto. Ha llegado con normalidad pero con más gente de lo habitual, o sea que lo hemos petado. De lo que no nos libra nadie es de la tediosa espera para coger el siguiente funicular, ya que se acaba de ir cuando el bus está llegando. De nada han servido nuestras reclamaciones.
En cuanto el funicular ha ido tomando altura hemos podido comenzar a contemplar el espectáculo de la niebla pegada al suelo, sobre todo en toda la margen derecha y en la zona Minera. El Serantes destacaba como un isla volcánica entre algodones. Las vistas se han ido completando a largo del recorrido. Ya en la cumbre del Argalario hemos podido ampliar el espectáculo de la niebla por los valles de las Encartaciones. Primero hemos hecho parada y fonda en el área recreativa aneja al aparcamiento. Al retomar la marcha hemos hecho una original ronda de reconocimiento para ponernos cara y nombre ante los nuevos.
Hemos subido a la cumbre del Argalario que era desconocida para gran parte del personal y después hemos seguido por las pistas que bajan hasta los depósitos de agua del Consorcio en el barrio de Agirre. Allí hemos dejado la carretera y nos hemos precipitado -vaya pendiente- por el camino cementado que va a dar a la pista del antiguo tren minero y a los últimos pabellones de Kareaga. Una vez en esa vía no nos ha costado nada llegar hasta Retuerto. Al llegar a La Viña las de Retuerto y la gente de Barakaldo se ha apeado y los de Cruces han seguido adelante hasta el final. Según parece, hoy tocaba comida en Cruces.
Eso sí, hoy hemos podido disfrutar también de una mañana magnífica y de un recorrido sumergido en un mar de vegetación y de densos arbolados. Las copiosas lluvias de víspera nos han permitido disfrutar de la vista y del sonido de arroyos de todo tipo, pero, por la cara b, nos han obligado a andar saltando charcos y sorteando algún que otro barrizal. Y es que no se puede pedir todo, pero siempre contamos con compis que nos ayudan a no hundirnos en el barro. Una gozada de día... y que sean muchos más.