Hemos llegado al final de la temporada futbolística y me quedo con un regusto porque se han dado unos resultados que los medios de comunicación toman como negativos, pero que a mí me saben a gloria. En primer lugar ningún equipo español ha levantado trofeo alguno internacional en todos los escalafones de las competiciones. Los grandes, que se consideran como un aparte de la competición por encima de los comunes, han pinchado y han quedado sin champions lige. Resulta que aquí se comportan como los matones del patio del instituto que se creen con todos los derechos y privilegios, pero cuando se miden a los de fuera unos antes y otro más tarde caen avergonzados. Los de segunda y tercera categoría han hecho lo propio, por lo que podemos concluir que no se tiene que dar tantos humos al futbol español.

El Real Madrid después de apilar nuevos fichajes estrella en esta temporada no ha sacado ni un título. El FC Barcelona ha creado un bloque sólido que ha aupado nuevas figuras y ha cosechado más títulos. El Athletic y el Betis, dentro de la humildad con que han competido, en medio de equipos con mayor caché que ellos, han conseguido unos resultados dignos gracias a su filosofía de mantener un grupo sólido sin contar con grandes figuras de presupuestos estratosféricos. Mira por dónde, ayer sin ir más lejos el equipo de París ganó la champions, cosa que no había conseguido cuando estaba cuajado de estrellas. Ha cogido el equipo un entrenador que ha valorado nuevas figuras, ha conseguido un funcionamiento solidario entre los jugadores, y ha terminado dando un repasito inesperado en una final a la afamada defensa del contrario.

Creo que estos resultados hacen algo de justicia a la esencia y a los valores del futbol que es un deporte de equipo y no de chequeras o de egos impresentables. Mesi fue un jugador determinante en el Barcelona, pero no en su selección nacional ni en los equipos posteriores. Y así podríamos señalar otros ejemplos similares que han tenido contratos de una indecencia suprema y luego no han dado los resultados esperados. Las grandes figuras se crean sobre una base de cohesión en el equipo, que les exige a la vez practicar la solidaridad con el conjunto de compañeros, y no pretender que se lo pongan todo en bandeja o que los goles sean una prerrogativa exclusiva a su disposición.