viernes, 10 de febrero de 2023

Sta. Águeda: un tributo anual

 


Es una tradición arraigada en el senderismo de mayores de Barakaldo, subir en grupo a la celebración de la fiesta de Sta. Águeda en la ermita del municipio. Esta fiesta suele ser multitudinaria de por más, así que entre tanta gente resultaba imposible hacer grupo. Es por ello que últimamente nos hemos tomado la libertad de decidir que para nosotros la fiesta es los días 6. De esta manera se puede disfrutar de una jornada más de convivencia entre los dos grupos de senderismo, mientras rendimos tributo a la santa. Este pasado día 6 nos amenazaban con posibles lluvias por la mañana, pero en la medida que avanzaba la mañana se fue quedando un día precioso y fresco, lo que fue ideal para caminar. Habíamos quedado en salir a las 9 horas desde la plaza Bide Onera y lo hicimos puntualmente. La gente de Cruces y Burtzeña nos esperaban enfrente de la casa de cultura de Cruces a las 9:30. Las de Zuazo y alrededores nos habían avisado que nos esperaban en la estación de metro Ansio, pero cuando llegamos, había desaparecido. Y es que las hay que no aguantan cinco minutos quietas.

La subida fue tranquila en pequeños grupos que fueron dibujando un rosario a lo largo de la carretera. Una vez arriba las más impacientes se arrojaron sobre sus viandas y, sin importarles lo más mínimo lo temprano de la hora, comenzaron a hacer un "amarretako".  En esto apareció Patricia, la responsable municipal del programa, quejándose de que habíamos sido demasiado puntuales en la salida. Venía armada de letras de la canción de Sta. Águeda (y con las tradicionales tostadas de leche frita, regalo de su madre), y dispuesta a conseguir que nadie se fuera sin cantarla. Entre tanto se habían preparado puestos de compartir viandas: unas pasaban frutos secos, otras dulces, las chicas de Arteagabeitia abrieron el cava... Pero tuvimos una gran sorpresa al descubrir las dotes culinarias de Fernando que presentó unos pinchos de tortilla bandera y un canasto de rosquillas, todo de su mano y ciencia.

Los más animosos enseguida comenzaron a canturrear o a ensayar la canción tradicional ayudados de las hojitas con las letras que se estaban distribuyendo. Poco a poco se fue añadiendo gente hasta que se formó un coro considerable y se cantó como se pudo pero se llegó hasta el final. Después de otro rato en el que aún se estaba dando buena cuenta de los restos de comida, los mismos entusiastas del principio, apoyados por más gente, propusieron que no podíamos  dar por finalizado el encuentro sin volverla a cantar. Así que de nuevo se intentó hacerlo lo mejor posible, pero sería conveniente que para el próximo año se hagan ensayos formales, que para eso tenemos cantores en coros oficiales. Al terminar, un chico del caserío cercano se ofreció a hacernos la foto de grupo.



Antes de disolvernos Patricia animó al personal a que volviéramos por Burtzeña para visitar las escuelas Larrazabal que son un museo de la enseñanza tal como la tuvimos en nuestra época. Un notable grupo se arriesgó a los vertiginosos tramos de descenso, hasta llegar a Las Delicias. Gustó mucho el edificio en sí: la construcción, el pórtico y el entorno. Solamente una minoría había asistido a las visitas guiadas que organiza el programa Ezagutu Barakaldo, gestionado por el ayuntamiento, por lo que algunas pidieron a ver si se podía organizar una visita para los senderistas y Patricia cogió el testigo. Con éstas, terminamos de recorrer el lamentable camino de Zubileta y cada mochuelo a su olivo, como se decía antiguamente. Que nos veamos todos y todas de nuevo el año que viene.