lunes, 5 de febrero de 2018

Independentismo: un capote torero

Me había jurado no escribir nada referente a la tan traída y tan llevada república catalana, pero hoy no he podido más. El independentismo en vez de bandera ha resultado ser un capote, como el de los toreros. Han presentado su bandera insuflando los sentimientos de la gente, que está en todo su derecho de ser independentista, y cuando esa gente ha entrado al capote no ha encontrado nada de nada detrás. Muchas palabras altisonantes, ceremonias lujosas, afirmaciones tajantes sobre la solidez de sus propuestas: la república catalana que prometían se iba a hacer a la brava e iba a ser la panacea que librase al país de los males que acarreaba desde siempre por causa del gobierno central. Todo ello ha resultado ser un capote manejado por los herederos de la burguesía corrupta catalana, por unos visionarios que iban a poner el mundo en su orden y por otro grupo que no se sabía bien qué pintaban en semejante pastiche.

Pues bien, después de darse el tortazo, resulta que no tenían nada de nada preparado -excepto discursos martiriales contra el 155-, ninguno de los recursos imprescindibles para poder gobernar el país. Sabían de sobra que lo que habían vendido a la gente era un callejón sin salida hasta que se dieron contra el muro. Han tenido la desfachatez de no haber pedido disculpas, ni de hacer autocrítica por haber dejado Cataluña hecha unos zorros. En vez de, por dignidad o por vergüenza torera, haberse retirado para dejar paso a otra gente que desde su misma ideología intente arreglar ese desaguisado, se vuelven a presentar a las elecciones cuando están en la cárcel, tienen causas pendientes o se han dado el piro para que no les pillen.

Lo que ya me ha puesto la sangre a punto de hirvición, es la trayectoria estelar y grotesca del supuesto president. Se ha erigido en solución cuando ha sido, y seguirá siendo, el  mayor causante del problema. Ha conseguido la adoración incondicional de los suyos y está toreando a sus compañeros de coalición, con apariciones estelares y reuniones en Bruselas bien publicitadas donde se pretende cortar el bacalao .
Pero lo más grave es que ahora parece que quiere vivir de las rentas como "president honorario" con todos los honores y las comodidades a costa del erario público catalán: sueldo, residencia... como si la economía y los servicios públicos catalanes estuviesen que se salen. Ah, y luego salir elegido para el parlamento europeo. Todos estos movimientos están dirigidos a salvar el culo de algunos, a costa de que su país siga en manos de su denostado 155. Ya vale por favor. Es legítimo sentirse independentista, pero es lamentable estafar a los propios, y dejarse estafar, de una manera tan burda y bochornosa.