viernes, 13 de febrero de 2009

CIUDADANO INDIGNADO

A veces uno no sabe qué pensar de la clase política. Hay días que, según me dan las noticias de la radio o estoy ojeando un periódico, siento que están insultando a la inteligencia del ciudadano medio. Algunas declaraciones suenan a músicas celestiales, como las del presidente o las del lehendakari, aunque las partituras sean muy distintas. Otras te abofetean, como cuando nos desayunamos escuchando al gobernador del banco de España diciendo que hay que abaratar el despido porque así habrá más empleo. Menos mal que los del PP no le querían porque tenía antecedentes socialistas.

Lo que ya supera todos los límites de la desvergüenza es la última del PP. Tenía razón María cuando en la legislatura anterior decía que la rabia del PP no era tanto haber perdido las elecciones, que sí, sino por haber perdido toda la pasta gansa que tenían previsto embolsarse...pero el 11M les quitó el pastel de la boca. Ahora, cuando empieza a aflorar la mierda porque alguien ha comenzado a tirar de la alfombra, se encuentran con que van a quedar con el culo al aire. Entonces nos comunican que por no sé qué cacería están cazados, pobrecitos ellos, por una jauría de socialistas, jueces, fiscales, policías, periodistas... y montan un lacrimógeno circo aireado a los cuatro vientos para que todos nos enteremos de lo malísimo que es el gobierno. Espero que ni se lo crean ellos, ni se crean que los ciudadanos nos lo creemos. Aunque todos sabemos que para flagelo nuestro ya tenemos rurrún para rato dándole vueltas al temita.


Y ahora, por si esto fuera poco, nos vienen unas elecciones que, si de ordinario son una pelmada, éstas prometen sobrepasarse por todos los costados. Los nacionalistas nos quieren salvar del contubernio españolista dispuesto a deshacer los logros de autogobierno y de difuminar nuestra identidad... y de ETA. Los socialistas nos quieren salvar de los que sólo hablan de autodeterminación y dividen a los vascos y vascas, que ya les vale de seguir tanto tiempo con las mismas... y de ETA. Los populares nos advierten contra el contubernio nacionalista y contra lo permisivos que son los socialistas. Nos quieren salvar de todos ellos... y de ETA. Los de Batasuna quieren salvarnos de los vendepatrias que ceden al chatage de Madrid y de los que ocupan y destruyen nuestra identidad y nuestro país, que les amordazan y les privan de la democracia... Y por si esto fuera poco aparece Rosa que nos quiere salvar de los que roban dos millones de euros a los españoles, de los que permiten alcaldes de ANV, de los que no se rindan a sus encantos... y de ETA. Y, asomando por una esquina, unos pobres coitados, que barruntando la patada que les van a dar ya se sabe dónde, se proclaman como le resto auténtico de aquello que hubo llamado izquierda.


Como denominador común todos nos quieren salvar de ETA menos los únicos que podrían hacerlo que, por supuesto, no van a decirles nada a los armados por la cuenta que les tiene. El problema es que yo no quiero que los políticos me salven de nada excepto de ellos mismos, de sus luchas inconfesables o cainíticas por el poder, de las corruptelas de más de uno, del cinismo profesional que no pocos exhiben y de sus ceremonias electorales absurdas. Ya nos conocemos todos y no hace falta que nos estén turrando con promesas, insultos, babosadas y demás lindezas para luego casarse con quien les asegure el sillón y punto final.

Más nos valdría a los ciudadanos que todos esos esfuerzos los invirtiesen en preparar debidamente a sus cuadros para asegurarnos una gestión correcta y ética de los recursos públicos. Sería bueno que vayan entendiendo que su función es garantizar que la sociedad funcione bien para todos y que nos vayan devolviendo el protagonismo a los ciudadanos, pero eso ya no se lo espera nadie. Por lo que se ve, la carnaza y el espectáculo barriobajero venden más, aunque con esos métodos haya momentos en que estén insultando la inteligencia del personal, porque no es la inteligencia o la racionalidad lo que les importa, sino una papeleta al precio que sea.