jueves, 22 de septiembre de 2022

Lunes de senderismo 6

 




Abrimos la nueva temporada del programa de senderismo el día 19 de este mes. En principio deberíamos haberlo hecho el día 12, pero las altas temperaturas que se padecieron durante esos días hicieron desaconsejable salir por lo que lo retrasamos una semana. En un primer momento nos presentamos trece valientes en la parada del bus. Echamos en falta a Antón y se comentó que nos lo podríamos encontrar ya en El Arenao esperándonos, y en esas apareció sudoroso a todo correr creyendo que había perdido el bus. El día fue un regalo de final de verano. Aire fresco y sol que se llegaba a agradecer a primeras horas. De todos modos la mayor parte del trayecto estaba protegida por abundante vegetación. El ambiente del grupo fue magnífico: se veía que había ganas de reencontrase de nuevo y se hablaba por los codos. 


Sin embargo, no todo fueron parabienes. Para empezar el bus llegó a Kabietzes con retraso -cosa que salvó a Antón de quedarse en tierra-, lo que nos obligó a retrasar el horario. A poco de empezar la marcha nos encontramos un puente cortado por trabajos forestales. Tras un buen rato de desconcierto, comprobamos que en ese momento los operarios estaban talando en la zona baja y que por el sendero no se percibía ningún movimiento, así que nos saltamos la barrera y continuamos andando. Eso sí, nos fuimos encontrando con troncos talados que cortaban el camino y con numerosas ramas que nos obligaron a estar sujetándolas para facilitar el paso de los demás. Excepto una caída algo aparatosa, pero sin consecuencias, no hubo ningún incidente, salvo sumar un nuevo retraso en el horario.

A todo esto, la marcha del grupo iba un tanto relajada. Paramos a comer la fruta y demás picoteo en una campita, aprovechando unos troncos para comer sentadas, a falta de bancos, y sacar las fotos de rigor. Aquí también nos entretuvimos más de lo ordinario. Total que, cuando las señales de la senda nos hicieron ver que faltaban siete kilómetros para finalizar el recorrido, miramos el reloj y vimos que ya era la una. O sea que hasta las tres, más o menos, no íbamos a llegar a Gallarta. Por otra parte, Emilio había estado llamando al restaurante que nos recomendó Nieves y no contestaban. Así que cuando llegamos al cruce de la carretera que baja de Peñas Negras, tomamos la decisión de bajar a Santelices. Emilio avisó al restaurante habitual de Muskiz y en poco tiempo la mitad del grupo se encaminó al restaurante y la otra mitad a la parada de bus. De este modo redujimos el trayecto unos cinco kilómetros, pero al final fue una buena decisión. Esperemos que para el próximo lunes estemos más entonados y entonadas.