jueves, 11 de mayo de 2023

¿Por qué avanza la ultraderecha? 2

 


Chile, una nueva llamada de atención. Resulta que para modificar la constitución heredada de la dictadura de Pinochet, el presidente Lagos, en su día, se conformó con hacerle un lavado de cara para cubrir los estándares democráticos al uso. Después de la grandes revueltas sociales que convulsionaron el país se presentó un nuevo proyecto de constitución auspiciado por las coaliciones de izquierda, pero éstas se encontraron que fue rechazada por una abrumadora mayoría. Parece ser que se pasaron de frenada y el personal o no les entendió o se asustó, cosa que los otros aprovecharon para agitar el fantasma del comunismo. Esa misma mayoría acaba de conceder con sus votos al partido republicano, de carácter ultraderechista, la mayoría para formar la comisión parlamentaria que debe redactar el nuevo proyecto de constitución. O sea, que los herederos o los posibles simpatizantes de Pinochet son los que tienen que enmendarle la plana, cosa poco probable, porque a lo que van es a mantener las bases neoliberales del sistema anterior. 


Sin embargo, según observadores políticos de ese país, la mayoría de los votos recibidos por ese partido proceden de las clases con menor nivel económico, por lo que aquí también es pertinente la pregunta que me hice en la anterior entrada dedicada a la ultraderecha: "A todo esto ¿Dónde está la izquierda". Sin duda, este varapalo ha sido una lápida de defunción para el presidente Boric, porque si se hicieran ahora elecciones presidenciales ya se estaba despidiendo del cargo. De todos modos, tanto él como todo ese conglomerado de grupos de izquierda, además del partido socialista y del comunista, antes de nada deberían hacerse la pregunta de en qué país viven, cuáles son las inquietudes de los ciudadanos, cómo pueden llegar a la gente, qué pasos se pueden dar... antes de que las urnas les hayan dado a entender que el país real está muy lejos de ellos.


Es verdad que la situación de Chile puede parecer que está muy lejos de la nuestra, pero solo geográficamente. Compartimos con ella el problema de la inflación, que allí ha caído como una bomba. Los ultras también manejan allí el tema de la inmigración irregular que sufre Chile por el norte, han aprovechado  el alto nivel de conflictividad e inseguridad que reina, sobre todo en Santiago, y, aunque no tienen independentistas, sí se tienen que enfrentar a negociar con el creciente movimiento de los pueblos originarios: mapuches, aimaras, quechuas... 

Allí la derecha clásica ha quedado desdibujada y no le va a quedar otra que ir al rebufo del partido republicano y, lógicamente, no le va a quedar mucho que hacer. Aquí es la derecha la que va a necesitar de Vox para gobernar territorial y nacionalmente, pero sí que va a tener que ceder, como ya hemos comenzado a ver, a las presiones de éstos. Nada más comenzar la campaña electoral han avisado, o amenazado, que pretenden gobernar sí o sí. Por si fuera poco, la actual tensión que mantiene el PP contra el presidente Sánchez le está llevando a discursos cada vez más radicalizados y más propios de VOX. Si siguen manteniendo o aumentando dicha tensión y ese tipo de discursos, quizás se lleven algún susto con los resultados favorables que le pueden estar regalando a sus contrincantes ultras. A ver qué con qué nos vamos a encontrar después de las elecciones.



martes, 9 de mayo de 2023

Por tierra quemada


Esta mañana Oren y yo nos hemos lanzado a subir al Arabaliza (693 ms) desde Balmaseda. Teníamos pendiente completar una ruta desde Sodupe hasta la villa aduanera. Ya la habíamos realizado por la parte baja, pero queríamos completarla por las cumbres de Trasmosomos. Para nuestro despiste no habíamos calculado que el camino de subida transcurría por la mayor parte de los terrenos calcinados por el terrible incendio del año pasado, que asoló esta zona y también, como hemos podido comprobar desde la cumbre, a la parte limítrofe del valle de Mena. El terreno quemado de Zalla ya lo vimos en nuestra anterior trayectoria. A poco de empezar la subida, no habíamos hecho más que pasar las vías de FEVE, un buen hombre que acababa de sacar al perro, al ver nuestras trazas de montañeros con bastones y mochilas nos dio la primera información. En cuanto termináramos de pasar la parte asfaltada y cimentada no íbamos a ver ninguna señal porque estaban marcadas en los pinos y, claro, éstos habían desaparecido. Terminó diciendo que habían montado un cisco tremendo arriba.


Los primeros tramos cimentados daban acceso, con unas pendientes de cuidado, a un grupo de casas de campo que quedaban perdidas a media ladera. En una de ellas nos saludó un amable señora que estaba a la puerta. Nos asesoró también contándonos que con la reforestación habían abierto muchas pistas grandes, pero que nadie se aclaraba cuáles llevaban hasta arriba. Parece ser que varios le habían comentado que se habían vuelto para abajo, aburridos de dar vueltas sin encontrar la subida. Con tan agoreros presagios no nos arredramos, buenos somos nosotros dos. Nada más dejar las casas atrás el camino transcurría por unas pistas de un ancho considerable. El piso es de tierra, o sea, que con lluvia estas pistas serían impracticables, pero esta vez la sequía nos dio suerte y comenzamos a subir escalones curva tras curva, optando cada poco si coger un recodo u otro.

Tras varias dudas, divisamos una pista  con piedrilla que daba acceso a la parte de atrás de la cumbre, que era por donde está el acceso a la misma. Así que logramos hacer cumbre en medio de un destrozo impresionante: la vegetación desaparecida, restos de troncos a medio quemar, raíces arrancadas y piedras desguazadas por el efecto del fuego. Como se puede ver en la foto, la reproducción del típico puente medieval, que hace de buzón, ha sobrevivido pero ha quedado de aquellas trazas.


Ha sido toda una experiencia recorrer una ladera tan extensa y tan castigada percibiendo que está resucitando del desastre producido por aquel descomunal incendio. Han crecido helechos, empiezan a aparecer hierbas y algunas plantas de flor blanca que se reproducen por tubérculos. El incendio no solo se llevó pinos, sino que también arrasó parcelas de robles y árboles autóctonos de repoblaciones anteriores. De los tocones de los robles están saliendo nuevos brotes, sobre todo lo he observado en la cumbre, donde, a no tardar mucho, se va a formar un bosquecillo de roble bajo. Al bajar nos topamos con las plantas para la repoblación.
                                 

Otro fenómeno, que esta vez nos ha parecido algo menos desagradable, ha sido la diferencia de panorama que se observa cuando faltan los árboles, tanto en la vertiente norte como en la ladera que da al valle de Mena. Sin embargo, en el largo cresterío de la cumbre, nos encontramos con que estábamos caminando justo al borde de una cortante de más de veinte metros de caída. Las veces anteriores en que hicimos hace años ese mismo recorrido, estábamos rodeados de árboles que tenían sus raíces al fondo y de los típicos arbustos que crecen en los bordes. Hoy solo se veían piedras resquebrajadas y ennegrecidas, que parecían alertarnos de que cualquier paso en falso daría con nuestros huesos en el fondo.

Balmaseda, vista sin pinos


lunes, 8 de mayo de 2023

Lunes de senderismo 17

 


Lunes 8 de mayo. Tal como se había programado, nos toca pasear por Castro, no nos ha dado por ir a Orduña. El bus ha llegado puntual con los tres de Cruces dentro. En total hemos sido dieciocho los componentes del grupo. A primeras horas se ha ido apoderando del cielo una neblina que les ha hecho temer a algunos que se nos iba a torcer el día. Hacía fresco y hasta después de la foto oficial no hemos empezado a quitarnos chamarras o similares. Castro nos ha recibido hirviendo en obras: en el muelle, en el paseo, en el camino de detrás de la iglesia, en la entrada a la playa de Ostende, en los accesos centrales de la misma, en le polideportivo... El comentario ha sido unánime y muy socorrido: las elecciones. Y es que a los políticos se les ve la oreja y no se dan por enterados de que son reincidentes y eso ya no nos sirve. Esto nos ha obligado a variar ligeramente el recorrido, pero, afortunadamente contábamos en nuestras filas con unas cuantas expertas en la zona que nos han orientado.


Al llegar a la zona del antiguo cargadero hemos hecho parada y fonda. Solo había una mesa de merendero, pero había sombra y el lugar ha resultado agradable para hacer la parada. Otro factor favorable de ese sitio, ha sido contar con unos alrededores propicios para acudir al alicatado, lo que ha favorecido el resto de la marcha y no ha habido que hacer paradas. Hemos retomado el camino pero no ha sido posible disfrutar de los bufidos de la olas que se cuelan por los fondos horadados de las rocas: el mar estaba como un espejo. Hemos ido viendo a un regatista en canoa por mar abierta con toda tranquilidad. A partir de los restos del cargadero se va dejando el pueblo atrás y nos íbamos adentrando en el paseo por los acantilados, bordeando los prados que miran al mar. La industria que está instalada en la zona ha puesto unos densos arbustos detrás de las vallas para quedar oculta, pero éstos no han podido evitar el mal olor que su actividad emite y que nos ha acompañado un rato.


Una vez llegados al corte del camino, subimos a la carretera para pasar a Allendelagua. En este paso siempre se monta algún desmadejamiento del grupo. Hay una bajada algo arriesgada que no es apta para algunas personas, que tienen que retroceder algo en dirección contraria para acceder sin riesgo de caída, pero los primeros lanzadillos nunca esperan, al menos en las veces que he hecho ese recorrido. Sin dar mayor importancia a ese pequeño descoloque, nos hemos adentrado en Allendelagua hasta encontrar las señales del camino norte de Santiago y a un buen número de peregrinos de los de mochilón a cuestas. Esta senda, muy agradable de caminar, conduce directamente a la plaza de toros de Castro, que es la parada inicial de los buses. Hemos llegado con tiempo de sobra y mientras esperábamos se ha estado preguntando cuántos se iban a quedar a comer, pero las horas de los buses de vuelta ha sido disuasorias y al final, sin que sirva de precedente, nadie se ha quedado a comer. 

A lo bonito y variado del paseo, se ha añadido una mañana soleada con brisa de mar. Hemos andado sin prisas, con tranquilidad y buen ambiente entre nosotros y nosotras. Hemos pasado por delante de edificios preciosos, por un puerto, por una iglesia y un faro impresionantes, por dos playas, por restos mineros, por acantilados, por prados, por industrias y finalmente por una zona de bosque. Vamos, que no nos ha faltado de nada, excepto el habitual espectáculo de los bufones, y es que tampoco se trata de pedir todo.