martes, 14 de enero de 2014

Sr. Presidente de los Estados Unidos de América

Según nos informan los medios de comunicación, sabemos que usted ha tenido a bien recibir en su despacho a D. Mariano Rajoy. Por lo que dichos medios nos cuentan -aunque no todos los de España pudieron estar presentes-, el acto no solo consistió en sacarse una foto con usted, aunque sea ésta la que más rentabilidad le esté dando. Parece ser que usted le felicitó por sus medidas económicas, aunque le recordó que la tasa de paro seguía siendo demasiado alta y era urgente arreglar este problema junto con el del crecimiento económico. Sin embargo lo que me ha dejado perplejo es que usted haya definido la gestión del Sr. Rajoy como "un gran liderazgo". Ignoro el contenido de los informes que sus asesores le hayan hecho llegar sobre España, pero hay cosas que, desde lo que yo veo aquí, no encajan con tan benevolente apelativo.

El Sr. Rajoy no acostumbra a dar la cara ante los problemas que se plantean y cuando se ve obligado a responder solamente sabe arremeter contra la oposición y contra el gobierno anterior que son los culpables de todo. Usted Sr. Presidente, ha sabido estar a las duras y a las maduras y nunca a dejado de dar la cara, incluso en las cuestiones más espinosas de su mandato. Me extraña, por tanto, que no le hayan hecho caer en tan chocante detalle, aunque puede que dichos asesores no se hayan informado bien de la idiosincrasia de los gallegos. Por otra parte, creo que estará al corriente que el Sr. Rajoy gobierna con mayoría absoluta en ambas cámaras y en la mayor parte de los gobiernos locales, por lo que nos tiene sujetos a una abrumadora dictadura parlamentaria sin aceptar propuestas de nadie, ni rebajarse a consensuar nada. En esas condiciones no hace falta ser un líder, hasta el más corto lo puede hacer. Usted, sin embargo, ha tenido que someterse a durísimas negociaciones y ha tenido que contemplar impotente cómo la oposición republicana le ha tumbado proyectos importantes. Creo que en tales lides, sí se puede forjar un liderazgo.

Entiendo que le hayan parecido magníficas las medidas tomadas por el gobierno del Sr. Rajoy para ajustar la economía y el déficit público, porque le habrán asesorado los entendidos en macroeconomía, el Fondo y entidades encerradas en los intereses de especuladores y de los grandes capitales. Lógicamente no se habrá podido informar de las opiniones sindicales sobre la reforma laboral, ni tendrá noticias de la pérdida vertiginosa de poder adquisitivo, ni del acoso fiscal al ciudadano medio a través del incremento de impuestos indirectos, ni habrá tenido alcance a los informes de Cáritas España sobre el alarmante aumento de pobreza. A todo esto debe añadir que en su campaña electoral prometió a bombo y platillo que iba a hacer todo lo contrario. Aunque puede que usted Sr. Presidente se haya podido pasar por alto este último detalle, dado que le quedan algunos temas candentes por arreglar de los que prometió soluciones en sus campañas electorales. Como decía mi difunta abuela Leontxi "los políticos como los novios: hasta meter todo prometer, y después de metido se acabó lo prometido". 

No comprendo tampoco cómo no ha caído en la cuenta de que las medidas que el Sr Rajoy y sus gobiernos están tomando en materia de sanidad pública y servicios sociales van en dirección opuesta a la que usted está pretendiendo llevar en su país, a pesar del cabreo y de la oposición frontal de los republicanos. Ni tampoco llego a entender cómo se puede calificar de gran líder a alguien que está cediendo continuamente a las presiones de la extrema derecha de este país y a las exigencias de la jerarquía católica anclada en el pasado. 

Por todo ello,Sr. Presidente, espero que hayan sacado algo de provecho de la entrevista para los españoles medios, porque me da que todo ello ha sido un paripié para que se cierren algunos acuerdos interesantes para ustedes sin más. De paso le ha dado una palmadita en el hombro al Sr. Rajoy y se han sacado la foto oficial para que éste regrese a España con su ego un poco o un mucho más henchido y con la aprobación del imperio que usted preside bajo el brazo, así lo tendrá usted en el bote para próximas ocasiones. Mientras tanto, no sabe usted la gracia que ha hecho a los ciudadanos de este país que están padeciendo en su carne y en su inteligencia los efectos de semejante liderazgo.