jueves, 1 de diciembre de 2022

La cosa va de egos


 Dentro del hartazgo producido por el exceso de programas sobre el mundial de fútbol, me he quedado con una manera de anunciar un partido, que me revuelve las tripas. Los locutores deportistas de las radios, y creo que también lo hacen los de medios escritos, tienen la manía de resumir un partido entre dos figuras, estrellas... Por ejemplo, Polonia Argentina es un encuentro entre Levandoski y Mesi, dado que ambos tienen botas de oro o algo parecido. O sea, los demás del equipo no pintan nada. Ninguno de estas estrellas podrá meter un solo gol, si no cuenta con otros compañeros que le asistan y le pasen el balón. Tendrá que contar también  con unos buenos defensas que sepan controlar al contrario, para que sus goles sirvan a la hora de ganar el partido.

Levandoski y Mesi podrán jugar cara a cara al ajedrez o al fútbol con la play station. El fútbol es un deporte de y en equipo. El contar con figuras es importante, pero no imprescindible. Es un error montar un equipo que juegue para que un figura se luzca y meta goles, lo que se necesita es un equipo que funcione como tal y, lógicamente, que pueda mejorar porque cuenta con algún que otro figura.

Tal como pintan de nuevo las cosas en la política española, me da la impresión que en el área de la izquierda está pasando, una vez más, algo parecido. Estaba IU que acabó dividida. Luego apareció Podemos, del que salió el del los Más. Bildu y ER a lo suyo. Y ahora llega Yolanda y para lograr una plataforma unitaria monta otra historia aparte, en la que los otros protagonistas se tendrían que plegar ante su indudable potencial.


Todos estos señores y señoras, estrellas de la superizquierda, pueden ser muy inteligentes, tener un montón de recursos y saber las soluciones a todos nuestros problemas. Lo que pasa es que ante todo están sus egos. Ellos o ellas están dispuestos a conseguir la unidad de la izquierda y a colaborar con los demás, siempre y cuando, claro está, éstos sigan las consignas y las decisiones del figura que las  proponga.

En la política, como en el fútbol, o se va en equipo o solo se consigue darle al contrario todo tipo de facilidades para que gane por goleada. Así que puede que estas ilustres señorías espanten al electorado con sus personalismos y se pierdan una serie de votos desengañados, lo que les va a servir a los derechosos, y a sus ultramontanos acompañantes, para ganar las elecciones más que sus propias campañas electorales.


El caso es que ya resulta recurrente y aburrido tener que aguantar que la izquierda siempre vaya dividida y a tiros o a codazos ente ellos y ellas. Acaba siendo una maldición de la que no nos podremos librar de por vida. Me da pánico pensar en manostijeras Feijó recortando y aplastando todo lo que moleste a los posfranquistas, a los bancos y a los millonetis: la recuperación de la memoria, los pocos avances en materia de impuestos, la privatización de los principales servicios públicos, los logros sociales y laborales... Eso sí, a los suyos solo les va a recortar los impuestos.