miércoles, 17 de enero de 2024

Apretando los dientes






 Día 15 de enero. Los Fernando nos han invitado a otro paseo por la margen derecha, un tanto desconocido para la casi totalidad del grupo. Los augurios metereológicos eran nefastos, sin embargo el amanecer y las primeras horas de la mañana fueron plácidas y no parecía que los mismos iban a cumplirse. Fuimos 23 valientes -o ilusos- los que nos apuntamos al recorrido. Comenzamos por tomar el paseo adjunto a la ría desde Sarriko hasta el límite con Erandio. A partir de ahí, nos encontramos con un conglomerado de obras que nos hacían pasar de una acera a otra continuamente. Llegados al centro urbano acometimos las primera cuesta que nos iba a llevar al mirador de las tres cruces, donde teníamos previsto hacer el avituallamiento. 


Apenas dejamos atrás el campo de futbol, comenzó a chispear y el Serantes se estaba vistiendo de luto por momentos. Un simple cambio de viento y nos vimos envueltos en lluvia constante atizada por ese viento, justo en el trayecto más alto del camino donde más expuestos estábamos, así que apenas servía el paraguas y acabaron por salir un montón de capas. Total que ni mirador, ni parada y sin saber qué hacer. Todo un calvario, nunca mejor dicho. Así que el guía mandó bajar a Astrabudua que estaba a un paso. Y ahí nos tenías haciendo un viacrucis a la inversa con una buena pendiente. Menos mal que éste no acabó en otro calvario sino en la resurrección, porque pudimos comer a cubierto y sacudirnos el agua invadiendo un espacio de juegos infantiles con una amplia techumbre.

Al reanudar la marcha, parecía que el agua nos iba a dar una tregua, pero resultó un espejismo que solo duró mientras callejeamos por una Astrabudua totalmente desconocida. A todo esto, algunas, vista su ropa empapada, optaron por poner fin al paseo y bajaron al metro. Nada más atravesar el puente sobre el Gobelas empezó a arreciar de nuevo, sobre todo cuando subimos a Ondiz, la otra parte elevada del trayecto. Nos desviamos un poco hacia una ermita por si podíamos hacer la foto de grupo en su pórtico, pero estaba enrejado y bien cerrado. Así que nos refugiamos en el voladizo del probaleku que cierra una bonita plaza arbolada. La fotógrafa oficial consiguió engañarnos para hacer la foto bajo la lluvia y sin paraguas.


Ya no quedaba más que bajar a Getxo por una pequeña carretera que daba acceso a la zona vip de Leioa, como la definió nuestro guía. En aquellas circunstancias optamos por bajar directamente a Las Arenas, acortando el trayecto previsto en unos pocos kilómetros. En fin, ha sido una salida interesante y creo que merece la pena aguantar el paso por esas zonas urbanas para disfrutar de las vistas sobre nuestra margen que nos ofrecen el Calvario y Ondiz y conocer que hay vida también más allá de la ría. Eso sí, sería conveniente contar con el arreglo del paso por Erandio para repetir el trayecto y, a ser posible, con un pelín de mejor suerte. Tomamos nota.

martes, 16 de enero de 2024

Paranoya total

 


Estamos llegando a un punto en el que dicen que hemos avanzado en capacidades tecnológicas, en facilidad de comunicación, en servicios directos por internet... pero resulta que nada puede ser lo que dice ser o la voz que escuchas es la que crees que es, pero no es  la persona que conoces la que la emite... Te llaman del banco por los conductos que parecen del banco con sus credenciales, pero no lo son. Te dicen que tu compañía te manda unos técnicos para un arreglo que se han inventado y del que tú no tienes noticia, te llegan mensajes de que has sido agraciado con no sé qué regalo... Son incontables los spam que se acumulan en los contestadores o en los correos. Eso, estamos envueltos en una paranoya universal con un crecimiento sin límites y sin control, porque nadie es capaz de saber hasta dónde se puede llegar con esas herramientas que van a acabar comiéndonos.

En resumen, hemos entrado en la sociedad de la mentira. Ni posverdad ni leches. Nos intentan engañar por todas partes y ahora llega la inteligencia artificial y mucho antes de que pueda suponer un avance en la atención y el servicio de la sociedad, ha empezado a funcionar como una herramienta de suplantación de personalidades, de clonación de obras de arte o de escritura o de música...

Vamos a acabar paranoicos perdidos porque no vamos a ser capaces de distinguir entre lo que es real o es fraude. Pienso sobre todo en las personas que están más distantes del dominio de las tecnologías de la información que, ya de por sí son un grupo de riesgo por su edad y por su escasa formación, están siendo diana en la mayor parte de esos ataques. Ya no se trata de los timos clásicos o de las estafas habituales, sino que cuentan con unos métodos y unas herramientas que les permiten colarse de la manera más hábil y fidedigna hasta la cocina, como quien dice. 



Para dar un marco oficial a este fiasco, nuestros representantes políticos se montan unos tinglados y unos discursos que parece que el cielo se nos va a caer encima, pero que, si los escuchas detenidamente, resulta que son relatos vacíos basados en afirmaciones dudosas, cuando no falsas. En realidad los problemas que airean no son tales, ni por supuesto buscan su solución, sino que lo que pretenden es escudarse en ellos para garantizarse otros intereses que no les conviene que aparezcan en la primera plana. Eso sí, cuentan con sus medios de comunicación que se encargan de airearlos y amplificarlos, cuando no acaban escribiéndoles el guion. O esa, que aquí también funciona aquello de nada es lo que parece y así acabamos por no creernos nada.

Y a todo esto, en medio mundo se puede estar encubando la tercera guerra mundial, solo que esta vez distribuida en varios escenarios que acabarán juntándose en un todos contra todos. Europa metió a USA en las anteriores guerras y ahora puede que sea a la inversa, que nos meta en las suyas, que se están multiplicando por momentos. De momento ha liado a los ingleses y menos mal que ya no son de los nuestros. Los chinos se están mosqueando con lo de Taigwan y la pueden armar en cualquier momento. Lo de Ucrania parece que no se va a acabar nunca. Y por si había pocos fundamentalistas salen los persas a defender a los yemeníes que están poniendo patas arriba el mercado, con la disculpa de que atacan a Israel. Claro, ahora la pregunta es: ¿Qué no habrá por debajo de lo poco que sabemos a través de los canales informativos? Ya te digo, vaya panorama.