viernes, 4 de noviembre de 2022

Queipo de Llano

 


Hoy he desayunado con una excelente noticia: se han exhumado los restos del carnicero de Andalucía, general Queipo de Llano, de la basílica de la Macarena, en cuyos muros aún se pueden ver los agujeros de los proyectiles de los fusilamientos. Ya era hora. A Mola y a Sanjurjo ya les habían sacado del mausoleo de Pamplona y a Franco del valle de Cuelgamuros. Por fin  ha llegado el momento de hacer justicia a las miles de familias andaluzas que tienen a alguno de sus antepasados en la lista de las atrocidades de este genocida, muchos incluso sin poder localizar sus restos. Ya era hora también de que la iglesia española vaya cerrando el capítulo de colaboración con el franquismo o del nacionalcatolicismo que tanto daño ha hecho a la sociedad española y que ha sido fuente de la mayor parte de la indiferencia religiosa o del desprecio de la religión y de la fe en grandes sectores de la población .


Pero como no hay dicha completa, uno también tiene que escuchar las declaraciones de Vox, que apoyan el recuerdo y el homenaje a este tipo de personajes y solo les falta salir cantando el Cara al sol. Aún más alarmante es escuchar al señor Núñez, jefe de la oposición, que ha prometido suprimir la ley de memoria democrática en cuanto llegue al poder. Solo se le ocurre decir que dejemos a los muertos en paz. Cómo voy a dejar en paz a mi difunto tío Fernando, si ni siquiera sé dónde fue fusilado, y como yo tantas familias más. No se entiende en Europa que, tras un período tan largo de represión y dictadura, aún haya políticos que justifiquen o se pongan de perfil ante los desaparecidos, los símbolos o la pasividad ante manifestaciones propias de aquella época.  


Es preocupante esta negación de la ley de la memoria democrática, no por la ley en sí, que podrá tener su mejoras, sino por lo que supone de peligro de la democracia y del sentido de la justicia. En este momento histórico en que Europa está siendo testigo del auge de la extrema derecha o que en Estados Unidos estén temblando por si reaparece Trump en plan Marzinger Zeta a poner patas arriba todo el sistema o que en Brasil los camioneros o los férvidos de Bolsonaro se crean con más legitimidad que las urnas y quieran echar al presidente elegido antes de haber asumido el cargo, hay que tener cuidado con cualquier gesto o discurso de menosprecio de la democracia, porque no sabemos a dónde nos pueden conducir esos sujetos. Mejor dicho, igual sí nos podemos imaginar, en parte, en dónde podríamos acabar. Según un eminente economista, España es un estado fracasado por culpa de la abrumadora distancia entre los que acumulan mayores riquezas y los más pobres. Si estos partidos llegan al poder comenzarán a suprimir leyes democráticas, sociales y a desmontar el estado de bienestar, con lo que van a conseguir que, en vez de una brecha social, se dé una sima de consecuencias insospechadas para los más desfavorecidos. Como dije en una entrada reciente, estos acabarán siendo como Queipo y sus colegas, pero van a acabar con gran parte de la población no con fusilamientos o bombardeos indiscriminados, sino con un sistema cruel que solo va a propiciar una vida miserable e indigna a la mayor parte de la población con recursos limitados.



martes, 1 de noviembre de 2022

Una jornada de convivencia y senderismo

  El miércoles 26 de octubre disfrutamos de la salida anual en la que el ayuntamiento financia el viaje para que  podamos hacer senderismo más allá de los territorios habituales. Lógicamente compartimos esta jornada los compañeros y compañeras que hacemos las rutas los lunes y los martes. Ha sido uno de esos días en que volvemos a encontrarnos con conocidos de toda la vida, pero que, por la necesidad de haber dividido el grupo global, hemos perdido de vista habitualmente. También estas jornadas resultan interesantes para aquellas personas que se han incorporado recientemente, así pueden tener una visión general del total de senderistas.


A las ocho en punto de la mañana estábamos todos en la parada del bus de Landeta, pero sin bus. Un atasco más grande de lo habitual tenía bloqueada la circulación de la zona en todas las direcciones. Por suerte, nuestro autobús pudo llegar a la parada sin mucho retraso. La entrada resultó un tanto trabada porque cada cual tenía que buscar el número de asiento que aleatoriamente se nos había adjudicado según llegábamos. No se sabe si fue porque los números no estaban muy visibles, o porque no se llevaban las gafas de leer puestas, o porque ya estamos un poco torpes y nos aturrullamos con facilidad o por todo ello junto. En fin, pasados estos primeros momentos un tanto ajetreados, el personal se fue tranquilizando a lo largo del viaje.

Por fin en Suances, aterrizamos en la mismísima playa desde donde parte la senda del Besaya, que era el objetivo de nuestro viaje. Pero... un problema acuciante e irreprimible agitó al personal nada más poner pie en tierra. El baño de la playa no podía dar abasto a semejante afluencia de contenciones en el límite de aguante. Así que un buen número tomó por asalto los baños de los restaurantes colindantes, otros, cautelosamente, buscamos la manera de acceder a los bajos del muelle, aprovechando la marea baja y no faltaron algunas que estuvieron esperando su turno en el baño playero con suma paciencia. 


Una vez resuelto el problema inicial, nos pusimos en marcha. Lo de haber coincidido con la bajamar fue un regalo para la vista y para la sensación de vernos envueltos en el ambiente de la bellísima marisma del Besaya. Los que no la conocíamos quedamos gratamente impresionados. Ciertamente, había sido un acierto haber elegido el recorrido en ese paraje. Al principio, el grupo estuvo compacto, aunque los cabeceros de siempre enchufaron la directa y el grupo se fue alargando, hasta que se consiguió que se pararan para hacer el hamaiketako. Se aprovechó un espacio en el que había un pequeño refugio para la observación de aves y allí nos encontramos con el primer edificio industrial que iba a marcar el paisaje de la segunda parte del recorrido. Uno de los chicos que estaban observando aves nos sacó la foto de grupo, así Enedina y los demás fotógrafos de los grupos pudieron salir, todo un punto.


La segunda parte del recorrido se fue haciendo más pesada por momentos. Habíamos dejado la marisma atrás y caminábamos al borde de la ría con un paisaje lleno de plumones pampeños y restos industriales. El sol ya pegaba más fuerte y la marcha se ralentizaba porque había que hacer paradas para no dejar colgado a Joselu, que anda aún bastante tocado de sus dolencias. Llegados a Torrelavega se planteó una disyuntiva en un cruce, hasta que por fin se tomó la decisión de optar por una dirección única que, desgraciadamente, nos llevó a una encrucijada de la que no sabíamos salir. Algunos comenzaron a caminar por una parte, otros decían que había que cambiar de acera y la mayoría no se movió porque no sabía qué hacer. Así que Patricia tomó la calle de en medio y llamó al conductor. Tardó un buen rato en llegar y otro buen rato en salir de la población, por aquello de las direcciones prohibidas, que le obligaron a dar mil vueltas hasta enfilar la carretera que nos llevaba a Cartes donde nos esperaban para comer. Ya se les había avisado que andábamos con retraso.


Nos sirvieron la comida en el restaurante La Nave, que lo es en efecto, porque está enclavado en un polígono industrial y ocupa una de las naves del mismo. La comida en sí pareció del agrado del personal, aunque, según se comentó, algunas raciones pudieron quedar algo escasas. El servicio fue atento y no se hizo esperar, a pesar de que tenían que hacer continuas bajadas y subidas por las escaleras. ¡Menos mal que eran gente joven y lo llevaron con gallardía! Como estaba previsto, después de comer nos llevaron a Cabezón de la Sal a disfrutar de la joya de la corona de este viaje: el bosque de secuoyas. Un sorprendente paraje por lo inusual de ese tipo de árboles en este territorio. Solo se conocen las secuoyas por haberlas podido ver en algunos jardines de casas de  indianos o de mansiones de potentados del siglo pasado. El personal disfrutó de lo lindo abrazándose a los árboles, contemplando las copas tan altas, sacando todo tipo de fotos, a cual más simpática, y dejándose envolver por una atmósfera especial de calma y de luz queda, como quien se refugia del mundo agitado y adverso con el que tenemos que lidiar cada día. Después vuelta a casa y hasta la próxima ocasión en que podamos disfrutar de jornadas así. 

María ha juntado todas las fotos compartidas en el washapp con las que hizo con su cámara en este vídeo, como recuerdo para todos y todas de este bonito día.




lunes, 31 de octubre de 2022

Lunes senderismo 9

 


La semana pasada tuvimos sesión doble de caminar, dado que al miércoles siguiente íbamos a disfrutar de  la excursión anual conjunta del programa de senderismo municipal. Para el lunes y el martes se había seleccionado un recorrido suave, como por andar en casa, por aquello de no cansar al personal: de Barakaldo al Puerto Viejo de Algorta, pasando el transbordador. Comenzamos en Sta. Teresa y no tuvimos que esperar mucho para arrancar. Acudimos 24, más de los que se esperaba, y pudimos ver también las caras de nuevas incorporaciones. Al llegar a Portugalete se hizo la parada de rigor en el edificio de la antigua estación de ferrocarril, que está dotado de unos baños curiosos. 


Una vez pasado el transbordador, nos dirigimos directamente al 
monumento a Churruca de Las Arenas. Dimos una vuelta al parquecito que hace de muelle para separar la playa de la ría, contemplando el panorama y admirando la cantidad y el tamaño de las lapas que tiene en sus bloques de refuerzo, una buena razón para haber llamado de siempre a ese sitio la mejillonera.  En medio de nuestro buen ambiente paramos a morder algo junto al monumento y antes de reemprender la marcha hicimos la foto de grupo. 

En ese tramo del camino nos fuimos dispersando. Al llegar al puerto viejo se esperó a estar reagrupados. Nos pareció que habíamos andado poco y que era pronto para dar por terminado el asunto. Se barajaron varias opciones. Por una parte los habituales de los restaurantes optaron por reservar plaza en la escuela de hostelería de Santurtzi, así podían darse un paseo antes de comer. La sección Cruces no pasó el transbordador y fue a coger el metro. El resto decidió volver por donde había venido -¡quién dijo cansancio!- y no se resistió a posar en la eterna peineta nervada que está junto a la factoría de la ACB. El tiempo acompañó al principio en una mañana luminosa y espléndida, aunque al final el sol se puso pesado, como ha sido habitual en esta prolongación de verano que estamos padeciendo. Así que todos contentos y cada mochuelo a su olivo.