miércoles, 24 de enero de 2024

Feijoísmo


Tengo la sensación de que necesito taparme la nariz para poder escribir esta entrada, por el peligro de que este blog quede contaminado. Es tal el hartazgo y la desazón que me produce el tener que escuchar y leer las declaraciones y los exabruptos del PP, que siento el estómago revuelto. No se puede vivir con esa jauría que, en vez de templarse, va en aumento día tras día. En realidad la raíz de semejante follón es muy sencilla. Un señor, al parecer muy importante y experimentado en las lides gubernativas, fue sacado de su Galicia profunda y exaltado en Madrid para poner orden y enderezar el rumbo de España. Pero, a pesar de haber ganado las elecciones, no ha podido gobernar por falta de apoyos, lo que le ha cabreado muchísimo y, ya avisó que iba a armar la marimorena. 


En estos momentos ya está llegando a un todo vale con tal de que el presidente no consiga gobernar: manifestaciones, proclamas, difamaciones... Se le ha olvidado alguna que otra cosa, por ejemplo, que en democracia, como en el deporte o en las apuestas, hay que saber perder y ganar y, sobre todo, no perder las formas, porque no es mejor opositor quien más grita sino el que más alternativas presenta. Además esa falta de formas acaban siendo un ataque a la inteligencia del personal, que no puede entender que se esté hablando continuamente de temas que ni le van ni le vienen a los problemas básicos de la vida, y que va a acabar abominando la política. 


Son capaces de desprestigiar a España en Europa y en los ambientes internacionales o de bloquear los dineros que nos pueda destinar la UE, si eso vale para derrocar el sanchismo. Eso fuera, dentro de casa lo suyo raya en el delirio: el parlamento no sirve, solo el senado porque allí sí tienen mayoría; la constitución está desautorizada; dicen que no hay independencia judicial, cuando llevan años bloqueando la renovación del poder judicial y se han dado casos flagrantes de tener fiscales y jueces a su dictado; España está al borde de caer destrozada, y resulta que ahora, para no cumplir alguna ley del gobierno, se va a dedicar a sacar decretos con las comunidades autónomas que ellos gobiernan; en Galicia no hay problemas que resolver en el mar o en el mundo rural, solo cabe votar para evitar que Sánchez gobierne... Y, claro, el señor Feijó se erige en el ángel de la guarda de esta desvalida nación dirigida sin rumbo al caos total.


Si denominan "sanchismo" al gobierno, podremos llamar "feijoísmo" a este tipo de oposición, que, en el fondo, no deja de ser una versión ampliada y delirante de la forma de hacer política del PP, marca Aznar: si está en la oposición tirar a matar al presidente, generador de todos los males, como única solución a la catástrofe reinante -González, Zapatero, Sánchez-; si gobiernan, están toda la legislatura poniendo a caldo y dando palos a la oposición por lo rematadamente mal que ha actuado y porque ha dejado el estado hecho unos zorros y, a saber, cuánto tiempo les va a llevar arreglarlo. Y mientras tanto ellos a lo suyo: a sacar sus intereses sin que se note y pasándose las promesas electorales por ya se sabe dónde ¿Y vamos a tener que estar así cuatro años? Por el amor de Dios ¿no habrá nadie en ese partido o sus alrededores que ponga un poco de sentido común para que nos dejen vivir en paz?

Lunes de senderismo 22


 Lunes 22 de enero. Toca madrugar. Vamos a comenzar la "Vía verde de los montes de hierro" desde su cabecera en Traslaviña y las comunicaciones no son fáciles. Este año hemos optado por hacer el viaje con Bizkaibus -transbordo incluido en Zalla-, por aquello de la inseguridad en los trenes de las líneas de Feve, mientras que en ediciones anteriores se usó la de Santander. Casualidad o no, que cuando descendimos del segundo autobús vimos llegar el tren. A pesar de que todos íbamos prevenidos para sobrevivir a las posibles lluvias que nos iban a caer al mediodía, pudimos disfrutar de una mañana con la temperatura adecuada para caminar. Tuvimos suerte también porque la mayor parte del recorrido transcurrió por zonas protegidas del viento suroeste, que tanta guerra está dando últimamente, e incluso no faltó algo de sol.


Fuimos disfrutando el bonito panorama por el que transcurre la vía, leyendo también los escasos poemas que quedan legibles en cada kilómetro y observando los restos de las edificaciones mineras. Paramos hacia la mitad del recorrido para el hamaiketako, que suele hacerse en el comienzo de la cuesta que obliga a sortear la cantera. Además de comer se trataron otros temas. Se hizo una consulta sobre si convenía hacer una despedida a los compañeros y compañeras que se han ido dando de baja durante el año por edad o por motivos de salud.

La otra cuestión era intentar ensayar algo la canción de Santa Águeda. El cantor y animador oficial para estos temas, Salva, ya nos había mandado la letra y una versión cantada. Todos estábamos de acuerdo en que la del año pasado salió fatal y que era necesario conseguir algo más digno, pero al final no se vio tanto entusiasmo y se quedó en hacerlo más a conciencia el lunes próximo.


La siguiente etapa nos condujo a los hornos de calcinación de El Castaño. Da lástima comprobar año tras año el deterioro que sufren sin que haya ningún programa de protección. Dentro de poco se van a encontrar comidos por la vegetación, tanto por la que les envuelve desde el exterior, como por la crece de entre sus ladrillos, pinos incluidos. Solo una persona se aventuró a subir a las pasarelas carcomidas. Los que no conocían el lugar también estuvieron mirando las cintas transportadoras y el chabolo que las cubre, tan deteriorado o más que todos los cadáveres de los edificios mineros que les rodean. 


Tras hartarse a sacar fotos, el personal fue encaminándose de forma muy desperdigada hacia la parada de El Bentorro. Unos corriendo porque decían que íbamos a perder el autobús y otros que no tenían ganas de arrancar. Total que los primeros llegaron antes de que el bus saliera de Balmaseda, y mira que advertimos que nos iba a tocar esperar, y los segundos... que no sabían qué camino tomar a última hora porque habían perdido de vista a los anteriores. Y hala, llamadas de teléfono pidiendo auxilio. En fin, espero que esto sirva de lección, de que es conveniente tener en cuenta las instrucciones del recorrido y de que hay que estar atentos a los movimientos del grupo para no perderse. A pesar de los pesares, nunca perdemos el buen humor y el compañerismo, que es lo que cuenta.