jueves, 2 de mayo de 2013

Hoy es 1º de mayo. En otras épocas nuestra excursión consistía en acudir a la manifestación propia del día. De unos años a esta parte nos resulta lamentable y, por qué no decirlo, bochornoso el espectáculo de la división sindical. Hoy en Bilbao han salido 5 manifestaciones distintas, cada cual con su santo y con sus cánticos. Da la impresión de que más que defender a la clase trabajadora están preocupados por ver quién es el que más gente mueve, o quién es el que dice las peroratas más enérgicas o radicales... como si de una pelea de gallos en el patio del colegio se tratara, a ver quién es el más de lo más. Así que, visto el panorama, nos ha parecido más conveniente salir a campo abierto para estirar las piernas, extender la vista y disfrutar de la naturaleza que se nos ha regalado nuestra tierra. Nos vamos a ver la cascada del nacimiento del Nervión y sus alrededores.

Ya habíamos estado varias veces en el balcón del monte Santiago y habíamos contemplado la cascada y el circo desde la base subiendo desde Delika, cuando éramos más jóvenes. Nos quedaba contemplar el panorama desde las tierras alavesas. Subimos con el coche a Unza y hay una pista que conduce sin ningún problema hasta el circo. Se puede acercar hasta la alambrada que protege la cortante sin peligro e ir contemplando el panorama. La mañana estaba fresca con ratos de sol y nubes dispersas. Es una pena que en las fotos no pueda ir incluido el sonido. En la primera zona de bosque asistimos a una sinfonía de primavera impresionante. Sobre el continuo del canto omnipresente del cuco se entrelazaban los gorgeos y trinos de todo tipo de pájaros, con los efectos especiales de los estridentes y dodecafónicos graznidos de los grajos que bordeaban las cortantes. Desde arriba y por encima de todo ese revuelo el ojo del gran hermano buitre lo controlaba todo suspendido en las corrientes del aire. Al llegar a la cumbre y acercarnos a los bordes del cañón se perdían esos sonidos y solamente quedaba el mugir del viento y el trueno continuo de la caída del agua.

María se ha dado un banquete de fotos sacando primero vistas de la Sierra Salvada y de la Virgen de Orduña, luego de las caídas del agua desde todas las posiciones posibles y cuando llegábamos al coche ha sacado el Gorbea con las últimas nieves de primavera. Yo he hecho la selección que adjunto en el álbum. Al ver enfrente el balcón que pende sobre el precipicio lleno de gente, nos hemos acordado que la semana pasada salió la noticia de que un hombre de Amurrio había caído desde él al vacío y que la hertzaintza había tenido que sacar el cadáver. Unos paisanos que pasaban por allí comentaban que se rumoreaba que de caída nada que se había tirado. Desde luego que es un seguro de suicidio, con esa caída no hay vuelta de hoja. Tragedias aparte, ha sido una mañana deliciosa y la lluvia anunciada no ha hecho acto de presencia. Es un paseo totalmente aconsejable y seguro.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Monseñor Romero, que bueno que volviste!!

Me he enterado que el papa Francisco ha desbloqueado el proceso de beatificación de Monseñor Romero. No es que las canonizaciones me preocupen mucho o nada -porque vistas muchas de ellas y los métodos que usan para proclamarlas son como para echarse a llorar-, pero en este caso me ha gustado la noticia porque aclara muchas cosas. Ante todo, deja bien a las claras cuál es la postura de toda una jerarquía de rancio abolengo vaticanista -con Benedicto a la cabeza-, a la que puso en su momento, y aún pone, sumamente nerviosa todo lo que se pueda mover en Latinoamérica. Más aún en este caso, cuando era un obispo el que  cantaba las verdades a las claras y se ponía a defender a los pobres y a los perseguidos de su país sin ningún rubor, sin pelos en la lengua y con total dedicación. 

Llego a creer que su asesinato le hizo un favor a la curia, porque monseñor Romero era un prelado, no era un teólogo de esos a los que se les puede silenciar de un decretazo. Mira por dónde, quizás de rebote,  los esbirros de la dictadura les hicieron el trabajo sucio también a los curiales, aunque lógicamente lamentaran y condenaran enérgicamente el suceso. El pueblo llano de El Salvador le considera como su santo desde la fecha de su martirio, porque su asesinato fue un auténtico martirio. Lo mataron por dar testimonio y cuando la gente sencilla y llana hizo suyo ese testimonio, llegaron los jerarcas de Roma a apagar el incendio para que la grey no se les descarriara con doctrinas peligrosas que pudieran crear problemas con las autoridades o fomentar actitudes extremistas. O sea que secuestraron al  santo de los salvadoreños y nos dejaron al resto de los católicos sin canonizar a un testigo auténtico del evangelio. 


El hecho de que el papa Francisco, procedente de Latinoamérica, haya tomado esta decisión  con total valentía me parece de vital importancia. En primer lugar porque devuelve a su continente un testigo y un valor que le había sido secuestrado y, a la vez, le reconoce a la iglesia latinoamericana la importancia que se merece dentro del universo católico. En segundo lugar porque Francisco recalca claramente la impronta de toda su trayectoria pastoral, esto es, que la iglesia tiene sentido en la medida en que responde a los desfavorecidos de la tierra. Y en tercer lugar, este gesto, sumado a otros que ha ido dando en el poco tiempo que lleva de pontificado, nos  da a entender que ya ha comenzado a abrir ventanas y a sacudir alfombras para que se empiece a airear la iglesia y se vaya echando fuera la corrupción acumulada en las últimas décadas, que ha resultado ser un lastre y un antitestimonio flagrante para los católicos de a pie y para el mundo entero.