martes, 19 de octubre de 2021

Carta abierta a Arnaldo Otegi

Barakaldo  19 de octubre de 2021


 Muy señor mío:

    Por la presente tengo a bien comunicarle mi más sincera felicitación por las declaraciones, tanto suyas como de su formación política, en la celebración del décimo aniversario del cese de la lucha armada de ETA. Creo que ustedes no han puesto el dedo en la llaga, sino en la pomada que puede ir cerrándola. De ahí que las reacciones de medios, partidos y asociaciones hayan sido de todo menos amigables. Qué le voy a decir a usted, estoy seguro de que antes de comenzar a preparar su comunicado sería capaz de escribir las editoriales de los medios de la caverna derechosa, los comunicados de ciertos portavoces... Lógicamente si se cierra la llaga les perjudica severamente a sus intereses políticos: qué van a hacer ellos sin ETA, sin los "batasunos" tan terroristas como los otros, sin tener ese arma arrojadiza a todo lo que se mueva por la izquierda. Al menos me consuela comprobar que algunas asociaciones de víctimas han visto algo positivo en sus palabras, porque las que viven de airear y de utilizar en beneficio propio sus sufrimientos supongo que seguirán pidiendo su cabeza. Más aún, le acaban de comparar con Hitler.

La mayoría de los que no le han contestado negativamente, para no aceptar del todo sus palabras e intenciones, han recurrido a respuestas simples y manidas: a ver si hay hechos en vez de palabras, esto es insuficiente, tendrían que condenar, habría que... patatí patatá. Yo estoy convencido de que este paso ha sido de suma importancia y que hay que valorarlo como tal, como un paso que facilita los siguientes y que deja atrás lo que ya no sirve. Como buen montañero tengo muy claro que las cuestas más duras y los pasos más difíciles no suelen ser, por lo general, los que dan acceso a las cumbres. Te los puedes encontrar en cualquier tramo de la ascensión y si no eres capaz de salvarlos te tienes que volver para atrás. Quiero decirle con esto que, para mí, hay una cumbre a la que nos faltan bastantes tramos de andar -y sin prisas porque todos ellos van a exigir esfuerzo y pericia-: la normalización de la convivencia. Para conseguirla, éste paso me parece imprescindible, aunque no sea el único ni el último y definitivo.

Han llovido tergiversaciones tan repugnantes como retorcidas a su declaración. Poco menos que usted ha hecho esto para salvar los presupuestos que se avecinan, para desbancar a otras fuerzas políticas del país, para blanquearse... Personalmente creo que sus intenciones han sido claras y de ningún modo oportunistas. Del mismo modo, estoy convencido de que usted ha sido el saco de las hostias, si se me permite la expresión, porque su liderazgo iba claramente encaminado a hacer política en vez de a dar tiros. Suscribo totalmente lo que ha repetido en contadas ocasiones: que los que le han estado atacando sistemáticamente a usted y a sus compañeros, nunca han querido la paz, ni solucionar el conflicto. Como he dicho antes, vivían de ello y no estaban, ni están, dispuestos a perderlo.

Con esta carta no pretendo hacerle la pelota ni beatificarle. Yo nunca les he votado -ahora que lo digo, creo que una vez en las municipales porque iba un amigo de cuya honradez y compromiso no tenía duda alguna-. Hay algo en lo que discrepo de ustedes: el tema del independentismo. Pero ello no es óbice para que reconozca el acierto y los huevos, si se me permite la expresión, que ha tenido en esta ocasión, que aquí todos sabemos lo que cuesta conseguir una declaración de ese calibre. Es una pena que fuera no se pueda comprender. De nuevo le reitero mi felicitación y le deseo todo el acierto del mundo en su trabajo.

Atentamente

Luisfer




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