lunes, 4 de abril de 2016

Días de monte 25

Este sábado ha sido el Orixol 1.125 ms. Desde Oleta hemos subido el puerto de Krutzteta y allí hemos dejado el coche. Antes de apagar el motor he visto que el termómetro de de la pantalla marcaba -1º. En efecto, desde que pusimos el pie en tierra hasta la parte superior de la bajada estuvimos pisando hielo. La subida no es demasiado exigente en cuanto a dureza de la pendiente, pero sí hay que tener cuidado por lo escarpado del terreno y por el fuerte viento que, además de cortar el cutis, empujaba en dirección a la cortante. La ruta está bien señalizada, aunque hay que tener cuidado de no despistarse, porque al menor descuido te encuentras sin salida colgado de una roca, como nos pasó en dos ocasiones. Hay tramos en que el sendero queda desdibujado entre el suelo rocoso o en el tramo del hayedo porque desparece debajo de las hojas caídas en el otoño.

Antes de llegar al Orixol se bordea o se sube el Santakrutzi, otra  cumbre aérea y escarpada. Algo más abajo de la cumbre, colgada en una cortante sobre el valle de Aramaio hay una diminuta ermita que da nombre al entorno. Se cuenta que allí estaba el refugio del famoso cura Santa Cruz, un guerrillero carlista que decía misa a la tropa  antes de la batalla. De ahí la famosa definición que Pío Baroja daba del carlista "Animal montaraz de cresta colorada, que debidamente confesado y comulgado desciende del monte y ataca al hombre". Hicimos un alto en el camino para contemplarla y comprobamos que en su parte de atrás había una banco rústico totalmente protegido del viento y con un panorama impresionante a sus pies. Así que decidimos comer el bocata allí a la bajada. Dejamos la cumbre a un lado y en poco tiempo llegamos a la del Orixol. Allí había un grupo de gente joven comenzaban a bajar lo que posibilitó que nosotros pudiéramos llegar al buzón porque todos no cabíamos. Antes uno de ellos tuvo a bien hacernos una foto juntos, cosa que no nos pasaba desde hace mucho tiempo.

Vitoria y parte del embalse
Fue una mañana preciosa y, una vez más, aprovechamos la tregua que la metereología nos daba. El horizonte estaba despejado en todas las direcciones y la abundante nieve que aún queda en las cumbres más altas destacaban los diversos macizos como si estuviesen más cerca. La visión y el panorama desde arriba era impresionante. Además del verdor y de la belleza de los valles que se abrían a nuestros pies, teníamos enfrente la mole del Amboto, y las cumbres rocosas del Duranguesado. A un lado el Udalaitz y las cumbres que descienden hasta la costa. A la espalda tanto el macizo de Aketegi como el de Aralar con el Txindoki al frente. Al oeste se dibujaba perfectamente todo el Gorbea  y los otros montes de Bizkaia hasta la costa porque se veía el Serantes.
Era curioso divisar al mismo tiempo en otra dirección la sierra Cantabria y, como en otro telón blanco, el Pico S. Lorenzo con toda la Demanda nevada, el León dormido y hasta monte Jurra. Juanjo se hichó a sacar fotos y he añadido una pequeña selección. Después del bocata al abrigaño contemplando el valle y los montes de Gipuzkoa y Navarra, vuelta para casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario