lunes, 8 de mayo de 2017

VIVE LA FRANCE!

Hemos asistido con la respiración contenida al proceso electoral a la presidencia francesa ante la amenaza del FN. El resto de europeos estábamos tan preocupados como los mismos franceses por los resultados. Aún así me ha llamado la atención que la abstención ha sido tan alta que ha tenido más votos que la Marine. De todos modos, conociendo a los franceses creo que les tocaba elegir a la derecha ya que habían estado los socialistas en el poder, pero en algún sitio de este perro mundo la corrupción pasa factura, no como aquí, y los republicanos pierden la estela y se quedan fuera de la segunda vuelta cuando ya lo tenían cantado.

Ahora bien, una vez acabado el proceso electoral cabe preguntar a los franceses a quién han votado, porque lo único claro es que más que votar sí una gran cantidad votaron no o se abstuvieron. De paso los partidos clásicos han quedado desdibujados, al menos hasta las próximas elecciones al parlamento, por lo que no es prudente darles por acabados tan pronto como algunos creen. Se ha quedado solo un señor que es muy presentable, jovencito él, europeísta incondicional, sin un gran partido que lo abale y con un movimiento recién estrenado. No sabemos quién está detrás de él en realidad, solo que fue ministro de economía, o algo así, con Holande, con una serie de huelgas provocadas a sus espaldas. Ahora se nos define social-liberal y se queda tan pichi. 

Vamos, a mí, al menos, me chirrían los oídos con tal definición. Me suena tan coherente como círculo cuadrado, hielo candente, fuego congelado... o similares. En todo caso me da que lo que la primera parte de la definición es como poner una buena capa de afeite, pestañas alargadas y otras lindezas para dar buena cara a la segunda parte que, al fin y a la postre, será la que ate bien los machos para que nadie se desmande, ni se tome demasiadas alegrías. De todos modos le concedería el beneficio de la duda por si la supuesta novedad cuaja en alguna mejora al cambiar el panorama político habitual, porque esta vez parece que han sido los votos del cabreo y del hartazgo del sistema partidario, que ya huele a rancio en Francia y en gran parte de Europa, los que se han dado cita en las urnas.

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