
miércoles, 24 de noviembre de 2010
MERECE LA PENA...

domingo, 7 de noviembre de 2010
A SU SANTIDAD, con todos mis respetos

lunes, 11 de octubre de 2010
"Buenas escuelas, pero mala educación"

miércoles, 29 de septiembre de 2010
CARTA ABIERTA AL MINISTRO GABILONDO

jueves, 16 de septiembre de 2010
EL MUNDO Y DIOS INSEPARABLES

jueves, 19 de agosto de 2010
LA PLAGA DE LOS "NINIS"

domingo, 4 de julio de 2010
UN VOTO POR LA ESPERANZA

puede cambiar el mundo"
jueves, 1 de julio de 2010
LAS HOGUERAS DE S. JUAN

¿Es posible que en tan poco tiempo se haya perdido el significado y los valores de la sanjuanada? ¿Dónde estaba la colaboración entre los vecinos o las cuadrillas para aportar algo que ayude a la fiesta? ¿Tan difícil es para la gente de hoy darse cuenta de que, si juntan los papeles de todos, la hoguera es más grande, más bonita, se hace menos daño al cesped y se divierte uno mejor? ¿A qué nivel de individualismo y de descontrol estamos llegando? Espero que en otros sitios no hayan tenido unas sanjuanadas tan lamentables, pero a mí me estaba sonando todo esto a que la evaporarización de los valores ya está en marcha y que se comienza a perder más sentidos que el de las fiestas en sí. Se hacen cosas como quien repite algo mecánicamente pero ya no se sabe porqué, pierden su simbología e, incluso, se vuelven perjudiciales. Se sigue comiendo, pero el compartir una merienda o una chocolatada en sana vecindad, queda resumido en engullir prefabricados cada uno por su cuenta. Se hace fuego como sea, donde sea y con lo que sea, pero se pierde su significado de fiesta, de limpieza y de convivencia.
lunes, 28 de junio de 2010
DESCANSE EN PAZ

HOY NO SALGO

domingo, 13 de junio de 2010
EL SIGLO DEL CANGREJO

sábado, 12 de junio de 2010
¡Qué pena!

No me he podido quitar de la cabeza en todo el día la imagen de R, cuando me la encontré por última vez hará dos años. Ya habían pasado quince minutos de las tres, se me había hecho tarde en el trabajo. Crucé de prisa la Herriko Plaza azuzado por el agujero negro que a esas horas se forma en el estómago.
- Adiós, abuelo. Ya no saludas.
Esa voz temblona me resultaba familiar. Hacía ya más de veinte años que no me llamaban por ese mote, luego tenía que ser alguien relacionado con el hogar de acogida donde me estrené como educador social. Me lo habían puesto los críos porque era el mayor en edad del equipo y llevaba barba. Me paré al comprobar que era R. la madre de los D, dos chicas y dos chicos que pasaron en años consecutivos por el hogar municipal.
Como siempre, R seguía aparentando más años de los que tiene en realidad, tanto por su pelo desaliñado y por su vestimenta raída como por las arrugas y las ojeras que la mala vida le había ido grabando en su cara. Al acercarme para saludarla se me coló directo al estómago, como una chispa, ese olor ácido que desprende la ropa impregnada de sudor mezclado con una bocanada de aliento de garrafa. Tuve que tragar saliva y disimular el impacto recibido pero me sobrepuse y tuve el valor de estamparle dos besos.
La buena de R dio en casarse con un forajido que, después de hacerle cuatro hijos, la dejó viuda porque acabó sus días en un ajuste de cuentas por un tema de drogas. Se le vino el mundo encima y su mente no le dio para sacarlos adelante ella sola, así que los niños fueron desfilando por el hogar y ella vivió siempre dependiendo de los servicios sociales. Cuando se vio sola, siguió frecuentando las amistades de su difunto marido que, lejos de ayudarla, la hundieron más en el alcohol y se bebieron con ella las ayudas sociales que recibía.
Aquella aparición casi fantasmagórica, me dejó una tremenda desazón para el resto del camino hasta mi casa. Caminé más de prisa de lo habitual como pretendiendo arrancarme aquel latigazo ácido del olor de R que se había quedado clavado en mi pituitaria como una lapa. A través de ese breve encuentro con la madre de los D, acababa de recibir un patético certificado de fracaso: aquella ropa ajada, el temblor de las manos, el pelo grasiento, el titubeo al hablar, la mirada perdida, el aliento apestando a alcohol y medio abandonada por los hijos, aunque alguno de ellos ha estado buitreándola hasta el final. Claro que el problema de R era algo más que los años que le habían caído encima. Era aquel remolino sin control que se había tragado el cuidado de gente comprometida y los recursos públicos que recibió hasta el final. De todos modos, lo que más me ha dolido es no haberme podido despedir de ella.
martes, 8 de junio de 2010
Esto ya va en serio

A disfrutarla.
lunes, 7 de junio de 2010
Nunca se sabe

jueves, 15 de abril de 2010
PRIETAS LAS FILAS

domingo, 7 de marzo de 2010
AFILAN LOS DIENTES

sábado, 27 de febrero de 2010
¿HASTA CUANDO?


No nos podemos conformar con que los responsables de todo esto miren a otra parte como si el asunto no les incumbiera. Es muy cómodo montar grandes convenciones y hacer planes globales contra la pobreza - que a la postre se quedarán en papel mojado- para justificar su inoperancia o para disimular su falta de interés. Luego nunca faltan quienes convierten la miseria en un macro espectaculo para conmover a la ciudadania y quedar como salvadores, pero sólo les interesa salir en la foto. De alguna manera no debemos quedarnos pasivos ante esto, porque, de lo contrario, no seremos capaces de resolver esas preguntas con lo que, si somos mínimamente honrados, nos costaría mucho mirarnos en el espejo sin sentir vergüenza propia.
martes, 23 de febrero de 2010
PAGOLA ASKATU!!

lunes, 8 de febrero de 2010
TEMPUS FUGIT, praeterita tamen revertuntur

domingo, 31 de enero de 2010

domingo, 24 de enero de 2010
DIOS EN HAITI

DESDE ABAJO
