
Fue en la capilla de la Santa y Real Casa de la Misericordia de Bilbao, una audición rutinaria del repertorio de este curso pero se nota que ya va en serio. Suena el Concertino para flauta y piano de Cecille Chaminade, una pieza que Irene aprecia especialmente porque su autora tuvo que camuflar su condición femenina para poder presentarse a un concurso de composición que, por supuesto, ganó con esta joya musical.
A disfrutarla.
Y tan en serio. Qué bonito! Es una artista!
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