16 de junio. Sanqueremos quemando los últimos cartuchos de la temporada. Nos lanzamos a recorrer el trayecto preparado hace meses por Fernando, Santi y el que suscribe: Plentzia-Plentzia pasando por Fano, por otros barrios de Gorliz y Lemoniz y entrando por Gandia. Ha sido una mañana estupenda, aunque el buen tiempo no había animado a mucha gente a acudir a la cita, Así que allí nos habíamos dado cita solamente diez personas. Cuando estábamos a punto de coger el metro de Plentzia recibimos un mensaje de la única representante de Cruces, que se había liado con la direcciones del metro, para que la esperásemos. Eso hicimos, pero en la estación final al aire libre. Después de terminar el paseo por la orilla de la ría y el de la playa, que resultó más cómodo que la última vez que pasamos por allí pues ya habían arreglado el puentecito de madera, el personal hizo parada para aprovechar los wc de la playa. Mientras se terminaba con dicha gestión ineludible, me adelanté hasta la granja de Diputación, donde pregunté si podían abrirnos la portilla de los prados que había que saltar por los peldaños laterales. Un amable granjero nos abrió y así soslayamos el primer obstáculo de la jornada. 

A partir de ahí tuvimos una primera parte del recorrido paseando por prados y molestando a unas vacas plácidamente tumbadas rumiando. El segundo obstáculo no ofreció mayores problemas y los pasamos sin más, entrando por un sendero estrecho con zonas de barro que poco a poco nos fue envolviendo en una cerrada vegetación. Salimos a una pista en cuesta que nos llevó a un terreno cercano con unas mesas donde hicimos parada y fonda. Retomamos la marcha por Fano Bidea, una carreterita de las que dan acceso a viviendas o caseríos de la zona, pero sumergidos en un gran encinar. Desembocamos en un pequeño barrio que daba paso a la carretera que sube de Armintza y que tuvimos que atravesar. Acabábamos en entrar en el municipio de Lemoniz que nos recibió con un repechón corto pero empinado. Aquí ya comenzaron a proliferar casoplones, fincas y hoteles rurales.
En un momento dado sale a la derecha una desastrada pista, víctima de las obras de la saca de eucaliptos. Sin duda la parte más desagradable del recorrido, por lo que al suelo y a los árboles se refiere, pero sorprendente por las vistas sobre la bahía de Gorliz. Durante una buena parte del recorrido nos encontramos con lugares que ofrecían bonitas vistas, pero éstas de la bahía nos obligaron a pararnos. Este paso dura poco y la pista se va convirtiendo en una pequeña senda que nos acaba llevando a la carretera de Mungia. Es el segundo cruce, mucho más peligroso que el anterior por las curvas y la circulación más abundante.
En frente hay una pista que nos llevó de vuelta directamente al puente de entrada de Plentzia. A poco de empezar ofrece un vista estupenda del Abanico de Plentzia, luego pasa por unos caseríos hasta que termina en el barrio urbanizado de Gandia. En siete minutos llegó el metro y, para no faltar a la tradición y buenas costumbres, dos adictas se bajaron en Erandio, ya se sabe para qué. El recorrido sorprendió gratamente al personal y alguna comentó que era de los más bonitos que se habían hecho, por lo que sería interesante incluirlo en los oficiales.
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