martes, 10 de junio de 2025

La manifestación de la mentira

 


El domingo pasado tuvimos que soportar un espectáculo, a mi entender, dantesco, desquiciante y digno de la peor calaña personal y social. Tal como advertí apenas perdió las elecciones el frustrado salvador de España, íbamos a tener cuatro años de campaña electoral. Hoy ha subido desmesuradamente de grados la temperatura de dicha campaña, que ha dejado de ser una confrontación o debate entre posturas, para convertirse en un acoso y derribo del actual presidente para lo que todo vale: boicot a medidas sociales -como la de vivienda-, bulos, mentiras, insultos... Vuelve la antigua técnica de repetir mentiras o relatos sin pruebas hasta que parezcan verdades. Estoy seguro de que ellos mismos se las pueden creer de tanto hacérselas creer al público en general.

Hoy han sacado a desfilar  a una porrada de adeptos por las calles de Madrid. No me importa  cuántos. Mi problema es cuántos de esos no son unos ignorantes que se dejan llevar por el que más grita o que les da la oportunidad de desahogar rabias o frustraciones, además de los militantes o estómagos agradecidos del PP. Todos ellos presididos por unos personajes de impecable trayectoria farsante y con una cara dura impresionante para soltar mentiras sin que se les mueva un pelo. 

El señor Aznar -Josemari para los amigos- mintió con la guerra de Iraq, mintió con el tema de los atentados de los trenes de Madrid, mintió cuando dijo que España va bien, mientras que los que iban bien eran los especuladores y constructores, hasta que provocó la explosión del globo inmobiliario y otros se tuvieron que comer el pastel. Solo por decir las más gordas, sin contar la cantidad de mandos del PP que bajo se égida acabaron pringados. 


El señor M. Rajoy, que tuvo la desfachatez de negar que ése dinero preparado por Bárcenas era para él, que nos contó las películas más increíbles cuando sus paisanos estaban desesperados por el chapapote, que montó la de Cataluña convirtiéndose en el principal impulsor del separatismo catalán, que se ha estado siempre escondiendo para no dar la cara y que acabó vaciándonos la caja de las pensiones, que echó a Zapatero prometiendo el oro y el moro y nada más asumir la presidencia hizo todo lo contrario.

La varonesa Ayuso que a base de mentir echó del partido a su compañero de filas Casado, que en esa ocasión demostró su corrupción -de la que ya nadie se acuerda- y la de su hermano, que en Madrid está desmantelando la sociedad de bienestar en nombre de la libertad, que está pringada con los delitos de su novio, pero que tiene detrás al principal especialista en bulos e informaciones falsas que le saca de los atolladeros -y convierte en culpables a cualquiera que se cruce sea político, juez o fiscal-, para mantenerla a salvo. En su mandato siguen los fondos buitres haciéndose con las viviendas y no se le ocurrirá controlar sus contratos abusivos o la dedicación de los mismos al turismo. Por señalar algo.


El nunca bien ponderado presidente de Valencia que exige al señor Sánchez que convoque elecciones porque no ha sabido gestionar los desastres de la dana sufrida en su comunidad autónoma. Esto ya supera la palabra desfachatez en muchas dimensiones, después que no ha sabido más que ocultar a base de mentiras su desastrosa gestión, hasta que se ha proclamado como el recuperador de su pueblo mientras su gente está pidiendo su dimisión... eso, sin que se le mueva un pelo. Lo más grave es que los de su partido hacen como si tuviese razón y ahí está semejante gañán exhibiéndose en público. Vivir para ver.

Y al frente de todos el señor Feijoó. El gran cacique gallego que, víctima de la incomprensión de los españoles porque estaba destinado a salvar a la nación y no se lo han permitido la falta de votos o el parlamento, les ha convocado para exigir que se vuelvan a convocar elecciones que pongan las cosas en su sitio, esto es, a él en el sillón presidencial. Henchido de soberbia ha soltado toda la mala baba de que puede ser capaz un ser humano tan despechado y tan lleno de rabia. Si da lecciones de mafia será porque ha mantenido una buena relación con ella en Galicia y sabe bien de qué va. Que Dios nos pille confesados, como decían los antiguos, si esta calaña vuelve al poder, capaces hasta de acusar de mafia a otros, si cuentan ya con jueces corruptos que les escriben los guiones para soltar los relatos y las babosadas más increíbles, orquestados con unas organizaciones ultras especialistas en inventar las acusaciones más graves sin una solo prueba, pero consiguen que mientras se hable de ello hagan su función propagandística.

No hay comentarios:

Publicar un comentario