Ya en su día me temía muy mucho que a la Esker le iba costar mantenerse Batua. Y mira tú por dónde, sin entender mucho de entresijos políticos, he acertado. No entenderé nunca ese cáncer inveterado de la izquierda que le hace multiplicar las células discordantes hasta acabar, si les dejan, comiéndose el organismo. Es increíble que se sigan haciendo subdivisiones cuando no tenemos tan lejanos en la historia, como para olvidarlos, los resultados negativos de maniobras similares. No me parece lógico que, después de un fracaso tan rotundo, se acabe proponiendo escisiones en vez de cerrar filas para hibernar en esta legislatura y repasar bien lo que se ha hecho, o lo que se ha dejado de hacer, a fin de enmendar y de parir nuevas propuestas.
"Alternatiba"... ¿a què o a quién? La única alternativa que se nos ofrece a los escasos ilusos que aún esperábamos contar con un espacio a la izquierda del PSE en esta merienda de banderizos es la frustración y el cabreo. Necesitábamos una referencia política con un mínimo de consistencia que pinte algo en esta sociedad, y más ahora cuando vemos que el nuevo gobierno es más un numerito para decir que les hemos echado a los nacionalistas que una voluntad de hacer una política coherente de progreso y de carácter social. Sin embargo si no era suficiente con el palo de las elecciones nos vienen con divisiones. Flaco favor se han hecho y nos han hecho estos iluminados. Además de no querer ver a dónde van a ir a parar, no hacen más que desprestigiar lo que pueda tener de creíble la política de izquierdas.
Hoy he escuchado en directo la intervención en el debate de investidura del único representante de Esker Batua. Es encomiable la entereza con que ha hecho su discurso, que comparto en una gran parte. Miraba a López hasta con cierta fiereza cuando hablaba, sobre todo en los momentos en que se refería a la función que iba a ejercer el PP. En el fondo me ha dejado triste porque sus razones me parecían de peso y por la expresión con que las ha dicho parecía que se encontraba con posibilidades de poner condiciones a la candidatura, pero él, al fin y al cabo, no es más que el último de la fila. Los pesos pesados le miraban como quien dice a ver cuándo termina este pelma. O sea, algo similar al miedo que nos da un perrito diminuto que nos ladra como si nos fuera a llevar la pierna de un bocado si no nos apartamos. Lo dicho, a perro flaco...
( La foto está tomada de el correo digital)
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