En el último mitin del partido nacionalista Aitor Esteban plasmó en esa sencilla expresión la realidad actual de la política española. Nadie mejor que él que se ha estado fajando en el parlamento español durante una notable cantidad de años. Ese gallinero, donde los políticos más destacados viven en una esfera aislada de los ciudadanos de a pie. Solo están buscando que pasen acontecimientos o problemas para tirarse los trastos a la cabeza a cuenta de ello, sin que les importe un bledo el contenido de los mismos.
Es repugnante, y llega a vomitivo, que se esté debatiendo, por ejemplo, genocidio sí o no, cuando todos estamos viendo brutalidades de un nivel de crueldad que nos provoca asco de ser hombres, como dijo Dámaso Alonso, al comprobar a qué bajezas es capaz de llegar el ser humano. Ahora se vuelve a las andadas con lo de antisemitismo, lo que me parece una broma de mal gusto viendo que están disparando a niños que van a la cola para coger alimentos. A todo esto, aún se está dando vueltas a la movida de la dana valenciana, a los chorizos que han dinamitado el prestigio del socialismo, a la señora del presidente con un juez lunático, y obsesionado en convertirse en el destructor del denominado sanchismo, que quiere montar un juicio con jurado popular y todo por aquello de unos datos que aparecieron en la prensa y que no tienen ningún fundamento comprobado, como ya se lo han recordado sus colegas de la adjudicatura.
Con toda esta carnaza se han adjudicado el derecho a decir de todo: insultan, desprecian, tergiversan, amenazan, mienten, mienten y mienten. Un bocazas que quiere resucitar la kaleborroka y una señora presidenta que dice que le están señalando para pin pan pun, cuando solo se le recordó que en este país tenemos derecho a usar el euskera aunque ella lo desprecie y se ausente del encuentro de presidentes cuando se habló en euskera. Y lo dicho no es más que simples apuntes, que de verdad esto es un gallinero.
A todo esto, las noticias del exterior no ayudan a digerir esta movida contemplando un plan de paz que es una trampa saducea, porque supongo que ya tienen la disculpa preparada para arreciar más en sus ataques. Tienen la destrucción total planificada y no van a parar. Por supuesto no van a faltar quienes echen la culpa a Hamas de lo que vayan a hacer. Y el fantoche de Trunp que ya se está colgando la medalla de pacificador les hará la ola. Para demostrar su calidad de tal nos ha dejado unos detalles curiosos mandando el ejército a las ciudades o estados gobernados por esa izquierda radical y violenta, o sea, los que no son de su partido. Vivir para ver. Aitor Esteban concluyó que no nos queda más que cuidar nuestra casa y, aunque yo no soy de su cuerda, coincido con él en eso.
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