viernes, 24 de julio de 2020

En los límites del paroxismo

A raíz de las recientes elecciones al parlamento de Vitoria, me he quedado con algunos hechos tan chocantes, que uno no puede pasar de largo, porque indican hasta qué límite de insensatez están llegando algunos políticos o, lo que es peor, hasta dónde son capaces de llegar con tal de sembrar confusión. Digo que están llegando al límite del paroxismo, porque la inmensa mayoría de sus afirmaciones resultan ser insultos a la inteligencia del ciudadano medio, pero en esta ocasión el señor Casado está superando su propio récord de insensatez o de cinismo, que al fin y a la postre nunca se sabe.

Comenzó rescatando un muerto viviente de la política para ponerle al frente de su candidatura en nuestro país. No se puede uno imaginar qué podría hacer este buen hombre a estas alturas en unas elecciones tan reñidas como son las de aquí. Resulta que, por lo que decía, he sacado la conclusión de que estaba desfasado en el tiempo y en el espacio. En el tiempo porque no parecía haberse enterado de que ya estamos en el siglo XXI, que ETA ya no existe hace mucho tiempo, que EH Bildu tiene  vida propia  y no solo es su heredero, que Otegi fue lo que fue pero que está haciendo política -aunque no le guste-, que el PNV le lleva muchos años de delantera en gestión y que él mismo ha obviado tener en cuenta la lista de defenestrados en su partido por querer hacer política vasca en el País Vasco, o sea, que él estaba ahí porque habían echado a otros, no por méritos propios. En el espacio, porque lo que decía era lo mismo que su mentor estaba diciendo en el parlamento de Madrid, por eso siempre tenía que ir con la chuleta escrita en todas sus intervenciones. La joya de la corona la puso con aquello de que habían vencido a las estadísticas, por lo que el resultado de del escrutinio había sido positivo para su coalición, cuando había cosechado los peores resultados de su historia. Increíble pero cierto.

Y ahora viene lo bueno. El ascenso del PNV y, sobre todo, de la izquierda abertzale le resultó particularmente indigesto al señor Casado. El caso es que llegó a declarar públicamente que ante estos resultados la sociedad está haciendo algo mal. Clarividente: lo correcto es solamente lo que él proclama, porque nunca se equivoca. Unos miles de ciudadanos no saben lo que dicen, o lo que quieren o son unos malvados que hacen las cosas mal intencionadamente, a saber. 

En estos momentos está rematando sus insultos a la inteligencia y la memoria de los ciudadanos. Acaba de proclamarse poco menos que en el artífice de los beneficios que va a recibir España de las partidas preparadas por la UE para la recuperación de la crisis, a través del grupo parlamentario de su partido. No se habrá dado cuenta que tenemos presente todas las zancadillas y la campaña de desprestigio que han estado orquestando los suyos en Europa, para que el gobierno no consiguiera nada, sin pensar en el perjuicio que eso acarrearía a todo el estado. Para remate se niega a aceptar las conclusiones de reconstrucción en el terreno social y laboral. Lo dicho, están superando todos los límites de la decencia y de la ética.



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