Amanecer desde el Kolitxa. Las Encartaciones quitándose las legañas |
La ascensión nos resultó más larga y dura de lo previsto, o sea, que se nos había olvidado andar en nieve. Creo que también nos habíamos olvidado de lo verticales que son las subidas de estos dos montes, al menos yo que hacía muchos años que no había andado por esas zonas. Me hubiese gustado visitar los nidos de metralletas del cinturón de hierro de Bilbao que quedan en las laderas del Burgüeño, como testigos mudos de la batalla desigual que acabó con un batallón de gudaris. La famosa legión Condor de los nazis se encargó de ello. Andábamos mal de tiempo y en aquella zona había mucha nieve así que nos volvimos enseguida. Si la subida se me hizo dura, la bajada eterna porque Juanjo me metió por la pista de vehículos que da mas vueltas que una noria. Total tarde y morros en casa, y es que no se puede tener todo.
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