martes, 21 de octubre de 2025

Lunes de senderismo 49

 


Lunes 20 de octubre. La Arena - Peñota. Decían los entendidos en metereología que igual llovía algo, pues no, ni una gota y poco viento. Otro día de record: hemos superado los treinta participantes, somos 32 los que nos ponemos en marcha y con ese número hemos montado un buen atasco en el bus, hasta que nos quedamos solos al descender en la playa. Antes de emprender la pista que nos iba a llevar a Kardeo, algunas fueron a visitar los baños de la playa, pero estaban cerrados. Comenzamos la marcha y nos reagrupamos, tras superar el premio de la montaña del recorrido, para cruzar la carretera que baja a la playa a la altura de la iglesia del barrio de La Cuesta, donde también se encuentra el ayuntamiento del municipio. Algunos recordaron la tejavana del bar social en la que nos refugiamos del temporal el día que nos tocó subir a Punta Lucero. De ahí nos "precipitamos" por una de las cuestas más empinadas de nuestros recorridos, que para mayor dificultad, se había mantenido húmeda y con verdín. Fuimos bajando con sumo cuidado y la mayoría optó por hacerlo por la hierba de los lados. Enseguida nos acomodamos en las mesas del área, que por suerte estaban al sol. 


Después de la foto familiar de grupo, retomamos la marcha con cuidado también, esta vez porque teníamos que seguir un breve tramo de carretera. Así que en  fila india hasta el puerto. Algunos recordaron los mejillones que antiguamente eran especialidad de uno de los bares más sencillos del lugar. A mí se me apelotonan los recuerdos de ese puertecito de donde era mi abuelo Pepe y de las veces en que íbamos las cuadrillas de Barakaldo. Ahora aquellas escaleras que daban al final del muelle y que miraban a mar abierta, estaban escondidas en medio de  construcciones nuevas. A la salida del puerto se toma un bidegorri que nos deja en la carretera de acceso a Santurtzi. Desde allí ya todo seguido hasta el  centro del pueblo, admirando, de paso, la afluencia de camiones que inundaban los alrededores y los muelles del puerto exterior. Nos llamó la atención la cantidad de camiones cisterna que estaban guardando rigurosa fila para cargar el queroseno debajo de los depósitos de CLH, que tuvieron que salir de Muskiz, gracias a Dios o a no sé quién, para restaurar la marisma del Barbadun.


Fuimos entrando en el centro del pueblo bastante dispersos lo que facilita que nos vayamos perdiendo de vista y quedando invisibles en medio del gentío de esas horas. Al llegar a la plaza nos encontramos divididos en dos grupos entre los que se quedaban y los que seguían, provocándose algunas escenas de desconcierto. Sin más, un grupo se fue a buscar un nuevo restaurante perdido en la zona de la Txitxarra y otro seguimos por el paseo del puerto hasta encontrar la antigua subida a la zona del hospital de S. Juan de Dios. Se optó por seguir  la senda de las escaleras -solo 30-, dado que el paso nuevo que se ha abierto para evitarlas daba excesivas vueltas. José Luis, que vivió por allí, nos fue indicando el camino mejor para llegar al metro, que no nos hizo esperar ni un minuto, y cada mochuelo a su olivo.

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