jueves, 30 de junio de 2022

¡OTAN NO, BASES FUERA!

 

Hay que ver las vueltas que da la vida. Uno que no paró de participar en las campañas de protesta contra nuestra entrada en la Otan, tiene que estar contemplando con estupor y repugnancia estos fastos bélicos, camuflados en actos culturales y en informativos en plan de prensa rosa. Uno ya se creía que la Otan se estaba acabando por inactividad propia y que, poco a poco, sería más fácil hacer ver la inutilidad de pertenecer a ella. Ahora resulta que, de rebote por el lunático de Putin, toma un auge insospechado. De todo esto, lo que más me fastidia es ver que en estas movidas al final todo acaba en más dinero para armas y más concesiones a los yankis para engordar sus bases. Uno también recuerda que estuvo andando kilómetros por la carretera que unía Zaragoza con la base norteamericana gritándoles que se fueran a su casa. 

Llegados a esta situación delirante, no nos queda otra que aceptar que realmente estamos en guerra. No estamos pendientes de bombardeos, ni nos van a matar a tiros, pero, si esto no acaba pronto, van a matar de hambre o de frío a gran parte de la población, mientras una cantidad nada despreciable de nuestro dinero va a ser destinado a armas y a infraestructuras militares. Todavía podría entender que se mande ayuda militar a Ucrania porque necesitan defenderse de una agresión injusta y sin sentido, pero lo de Madrid va mucho más allá. Se trata de un rearme permanente y de una declaración pública de que el mundo está dividido en dos bandos.


Se ha declarado a Rusia como principal enemigo y, de paso, se dice de China que es inquietante. Se habla del peligro del flanco sur porque ambas potencias se están haciendo presentes en África, consiguiendo mucha influencia. Entre tanto nos hemos olvidado del destrozo que ha supuesto en ese continente la colonización europea. O sea, de ahora en adelante parece ser que no queda más remedio que estar un uno de los dos bandos y en éste que nos ha tocado hay que pagar la cuota, que, como todas, ira subiendo. Eso sí nunca sabremos a ciencia cierta de dónde saldrá ese dinero.

En la historia reciente del pasado siglo no le fue nada mal a España la neutralidad en los grandes conflictos bélicos. Cada vez que me pongo a pensar todo lo que nos hubiésemos ahorrado de la contribución a la Otan, del envío de tropas a misiones donde no se nos había perdido nada o de que los yankis nos hayan estado tratando de criadillos suyos, me hierve la sangre. No sé si soy un iluso, pero sigo creyendo que haber mantenido la neutralidad nos hubiese sido más útil. Ahora tendríamos que hacer lo contrario de los nórdicos, darnos de baja, pero me temo que es demasiado tarde y un tanto utópico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario