Ayer según bajaba a la piscina me encontré con B que me saludó con una sonrisa más radiante que la que le permite su medicación de ordinario. Tras las frases de rigor y echarle unos piropos por su buen aspecto, amplió su sonrisa y me comunicó que su hijo iba a hacerle abuela. Me emocionó la noticia, como suelo decir, otro que nos va a hacer abuelos. R es un chaval, bueno a estas alturas estará peinando a los 30...y pico, con el que coincidí en mi etapa de educador en el hogar Murrieta. He convivido con él desde que tenía 10 u 11 años. Era un trasto total pero noble y se hacía querer, incluso cuando le tenías que castigar. Vago impenitente para los estudios, pero trabajador y hábil con las manos. No me acuerdo cuántas mañanas le tuve que tirar de la cama para que fuera al instituto. Coger un libro era un castigo para él, pero podía desmontar un reloj y volverlo a montar sin que le sobraran piezas. Acabó en el CIP de Barakaldo y después se puso a trabajar con su padre, que por fin se acordó de que tenía un hijo al que casi ni conocía. Estaba bien situado en la construcción y, después de varios años sin dejar de trabajar, me dijo que iba a empezar a hacer cursos para ser encargado de obra. Pero... "llegó el comandante (la burbuja) y mandó a parar". Uno de tantos que se quedó colgado, pero no se quedó quieto: participó en programas, quiso ponerse con el graduado que dejó perdido... Por fin, a través de un compañero consiguió un puesto estable. N es su novia desde los 16 años y ahora va a ser la madre de su retoño. Tiene estudios de educación infantil y ha trabajado en guarderías. Creo que esta relación ha tenido algo que ver en la estabilidad con que R ha llevado estas etapas de su vida. Me alegro por ellos y por el que viene, porque es más que probable que se encuentre en un seno acogedor.
Los dos estuvieron en el CIP de Barakaldo con 10 años de diferencia |
Esta entrada puede parecer un capítulo de novela negra del Barakaldo oculto, pero es solamente un desahogo de las sensaciones contrapuestas que estos dos encuentros fortuitos han desatado en mi interior, trayendo a mi memoria un montón de recuerdos y de intervenciones que no viene al caso exponer por confidencialidad. Dos nuevos seres que van a nacer casi al mismo tiempo, en el mismo pueblo y en familias que en mayor o en menor grado han atravesado por graves dificultades, pero con futuros divergentes, aunque pueda pasar de todo. En una se recondujo la trayectoria y en la otra podemos hacer quinielas para saber dónde vamos a encontrar al pequeño o pequeña cuando crezca un poco. Ojalá me equivoque en éste último.
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