domingo, 28 de diciembre de 2008

¡QUÉ IMPOTENCIA!


¿Es posible que nadie pueda parar la masacre de Gaza? ¿Hasta qué punto llega la impunidad de esa gente? ¿No es esto un genocidio enmascarado de defensa legítima? ¿Qué diferencia hay entre los militares serbios condenados en La Haya y los que han decretado esta matanza? ¿En qué queda eso de hacer llamamientos a abandonar la violencia con más de 300 muertos ante los ojos, incontables heridos, infraestructuras destrozadas, ayuda humanitaria bloqueada...? ¿Es posible que un pueblo que sufrió el tan cacareado holocausto sea capaz de cometer otro saltándose la legalidad internacional, los derechos humanos y robando la tierra a los mismos que están masacrando?

No estoy de acuerdo con lo que hace y lo que representa Hamas. Se puede tomar todo tipo de medidas diplomáticas, políticas e, incluso, policiales, pero aniquilar un pueblo para erradicar el problema se sale por todas partes de lo tolerable en el mundo civilizado. Se me antoja que, aplicando esos principios, nos podría pasar aquí algo parecido, si no se puede acabar con los atentados de ETA acabamos con los vascos y asunto concluido.

He puesto la estrella de David en este escrito como signo de contradicción. En el siglo pasado fue la marca de los proscritos por Hitler. Hoy, en pleno siglo XXI, se ha convertido en un símbolo exterminador. Va a resultar tan repugnante como la cruz gamada que les fustigó entonces.

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