domingo, 2 de marzo de 2025

Lunes senderismo 41

 


Día 24 de febrero. 30 integrantes del grupo más un invitado del grupo del martes nos pusimos en marcha para recorrer los acantilados entre Larrabasterra y Plentzia. Una mañana magnífica con algo de viento sur, que no nos molestó, sino que mantuvo despejado el panorama, lo que nos permitió disfrutar de unas vistas extraordinarias. Desde la punta de cabo de Ajo hasta el faro de cabo Villano, las siluetas de la línea de montes entre el Ganekogorta y el Serantes, el Gorbea a lo lejos y toda la línea de costa pintada por la espuma de las olas con Castro al fondo... en fin, todo un banquete, armonizando con el continuo de los rugidos de las olas. El camino no estaba en mal estado, salvo zonas sueltas encharcadas, lo que nos ayudó a disfrutar mejor de la marcha.


Entre subes iy bajas bordeando acantilados, y las innombrables  edificaciones que jalonan la ladera este de la playa, nos plantamos en la zona del flick de Barrika y aprovechamos los bancos del área recreativa adjunta al aparcamiento para reponer fuerzas. Como es de rigor, antes de retomar la marcha se consiguió, tras una buena liada, hacer la foto de grupo. Aquí echamos de menos a nuestra insigne y veterana fotógrafa, a la que deseamos pronta y perfecta recuperación. Retomamos la marcha, excepto un pequeño grupo que se quedó en la zona rezagado y así el grupo general se mantuvo disperso durante el resto del recorrido. Al llegar a la zona en que se abandona la línea de costa para adentrarse en el núcleo de Barrika, comenzaron a darse voces de  por aquí sí y por allí no, lo que sorprendió por ser éste un recorrido bien conocida y se estaba siguiendo el recorrido marcado. En este tramo resulta de lo mas desagradable atravesar el bosquecillo de plumeros pampeños que siguen copando los terrenos de alrededor. Al entrar en zona asfaltada, el vagón de cola optó por otro camino que nos sorprendió, pero todo se resumió en que tuvimos que estar un rato esperando porque iba a parar al mismo sitio en que estábamos esperando. 


Sin más problema dejamos atrás las edificaciones y nos adentramos por la senda que baja hacia la ría. A los que vienen por primera vez les sorprende este paso porque se encuentran con la pista cerrada, hasta que se puede observar a un lado el inicio de la senda. En este tramo el grupo se fragmentó aún más, lo que supuso que los y las de cabeza tuviesen que dejar marchar el metro, mientras el vagón de cola llegaba justo a coger el siguiente. En esa segunda espera se dieron las consiguientes discusiones sobre el número de kilómetros caminados, porque parece que no todos los relojes miden igual. Parada prevista en Erandio para los habituales de las comidas en su restaurante de referencia y el resto llegamos a Barakaldo a la hora prevista por Iñaki, que no falla. Vamos a cruzar los dedos a ver si seguimos esta racha de lunes con un tiempo magnífico.




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