Un año más hemos aprovechado lo de las comidas y celebraciones que se suelen hacer en vísperas de Navidad, para mantener la costumbre de encontrarnos los tres grupos en una convivencia festiva con salida y comida conjuntas. Ya estábamos inscritos 89 senderistas para la comida, apalabrada en la cervecera El Pollito de Retuerto. Nos habíamos dado cita en la plaza de Sta.Teresa a las 9 horas para dar comienzo a la salida. Nos presentamos algo más de sesenta y después de los cinco minutos de cortesía, bajamos al bidegorri para seguir por él hasta Portugalete. Atravesamos el centro del pueblo y al llegar a la plaza el personal se animó a hacer la primera foto de grupo con el bonito quiosco de música de fondo.
A continuación nos acercamos al paseo de La Canilla para aprovechar los bancos, los bares y los servicios públicos para hacer parada y fonda. Antes de dispersarse nos marcamos las once como hora de retomar la marcha. Al poco de echar a andar nos llamó la atención el pintoresco velero Lekeitio que estaba atracado en el muelle cercano al museo Rialia. Creo que a la inmensa mayoría nos picó la curiosidad de contemplarlo y los fotógrafos a lo suyo, tal como se puede comprobar las imágenes que han dejado en el grupo. No dimos dos pasos y ya se sacó la segunda foto de grupo. Alguien propuso las escaleras del museo, pero los entendidos dijeron que se tenía que ver el transbordador y la iglesia. Así que allá nos fuimos en tropel a la parte de atrás del edificio, pasando por una pasarela de base enrejada que a más de una les dio un poco de yuyu. Allí estuvimos estrujados y con algo de reparo porque la barandilla del borde de la ría era muy baja. Aún así hubo quienes se subieron a ella. No contentos, al llegar a la factoría de la ACB no podía faltar otra foto de grupo en el afamado árbol metálico.
A poco de remprender la marcha entrando en Sestao, al final de la cuesta se ve perfectamente lo que queda del horno alto Begoña, y, cómo no, también hubo quienes se sacaron foto con él de fondo. De ahí en adelante seguimos la acera de la calle Txabarri y nos encontramos con dos recuerdos históricos. El primero el estado lamentables de los restos de la antigua escuela de aprendices y el segundo, el histórico cuarto de socorro que lucía una hermosa restauración. Llegamos a Urbinaga y cruzamos el puente viejo de muchos recuerdos de nuestra infancia. También pudimos contemplar sorprendidos la cantidad de casas que se están construyendo en el lugar de la antigua iglesia de El Carmen. Se supone que están en Sestao pero lejos de todo servicio público y privado, por lo que acabarán yendo a Urban que lo tienen al lado. De todos modos el tipo de construcción daba la impresión de que serían casas de bajo coste o de VPO. Pero supongo que tal como está el tema de la vivienda hoy en día no está para hacer ascos o ponerse exquisitos y, en caso de necesidad, el personal se tiene que agarrar a lo que sea o donde sea.
Una vez en Barakaldo hicimos el recorrido de la ría tomando nota de los avances de las obras del afamado parque en el que vamos a tener de todo, hasta playa si se lo proponen. A todo esto, los primeros grupos llegaron al restaurante antes de la una y habíamos quedado de dos a dos y media para dar margen de llegada, pero se llevó un buen ritmo. Las últimas llegaron a la una y cuarto pasadas. No había prisa y todo el mundo conocía el camino. Aprovechamos ese tiempo de espera para tomar algo, algunos se quedaron en el mismo restaurante, otros estuvimos en el centro de mayorees de Retuerto que nos trató muy bien y no faltaron otros que aprovecharon para cambiar la indumentaria, asunto este en contra del sentir mayoritario.
Poco a poco nos fuimos acercando al comedor para tomar posiciones. Fue llegando también el personal que había decidido acudir solo a la comida, aunque algunas se retrasaron demasiado y nos estaban poniendo de los nervios, porque estábamos allí viendo a los sirvientes plantados con cara de palo. Ya nos habían avisado que no comenzarían hasta que el o la última estuviese sentada. Y así fue tuvimos que esperar y mirábamos asustados a la última mesa que no terminaba de llenarse, pero no faltó nadie, de lo que dio fe uno de los camareros que nos fue contando. Al terminar el recuento comenzaron a servir.
Antes de comenzar a comer hicimos un brindis por los senderistas honoríficos, que formaron parte del grupo iniciador, pero que por la edad o la salud se habían dado de baja para dar paso a la nueva generación. La comida transcurrió con total normalidad mientras nos acribillaban a fotos, que luego han retacado la página de Senderismo. Excepto Elena, que no ha colaborado con el atasco colgando una carpeta en la nube, que, dicho sea de paso, es de agradecer. Así que vamos a solicitarle que, además de enseñarnos a combinar los colores en las fotos grupales, dé alguna master class a los forofos y forofas de las fotos para que aprendan a usar esa interesante herramienta. Al final fue de agradecer la colaboración mayoritaria de la gente a la hora de recoger el dinero, que fue ágil y exacta. Parece que ya estamos cogiendo callo en el tema, lo que conviene para próximas ediciones.
Después de dar buena cuenta de los profiteroles y de pagar religiosamente, se fue creando un magnífico ambiente. Hubo hasta coros improvisados y el personal entre cafés y chupitos fue manteniendo una sobremesa distendida y alegre. El ambiente de toda la jornada fue estupendo, al igual que el tiempo que nos regaló una buena mañana y se reservó los vendavales para la tarde, cuando ya habíamos cerrado el quiosco. Los coordinadores ya estuvimos comentando las nuevas salidas conjuntas que iremos concretando en próximas reuniones. Recordad, el 13 de enero nos volvemos a poner en marcha.
Feliz Navidad y un 2025 con "salud, dinero y amor..." como cantaba la copla.