viernes, 7 de marzo de 2025

Otro ladrillo en la pared

 


Traigo a colación este título de los Pink floid porque viene a cuento a la situación en que se encuentran algunos colectivos vulnerables. Desde hace tiempo, creíamos que la clave para la inserción de inmigrantes o personas en dificultad para conseguir su autonomía en la vida, se basaba en lograr un trabajo. Éste era una garantía para poder asentarse en la vida e ir sacando a la familia adelante. De hecho siempre hemos revindicado que se derogase la ley de extranjería para facilitar el acceso a los contratos laborales de los inmigrantes. Era una condición que no solo iba a mejorar sus vidas, sino que facilitaría la erradicación de una serie de problemas sociales: el eterno recurso a la beneficencia, la explotación descarada, los trabajos en negro, cuando no la eliminación de gran parte de actividades ilegales en las que se aprovechan de los que están entre el cielo y la tierra.

Después de haber estado colaborando en el cuidado de un piso de acogida para jóvenes magrebíes y subsaharanios, me di cuenta que cuando tenían que salir del programa se encontraban con el problema de conseguir una habitación. La mayor parte de ellos acababan en pisos regidos por paisanos suyos en unas condiciones un tanto lamentables. Cuando me encontraba con ellos notaba enseguida que las condiciones de vida les estaban pasando factura en su aspecto y en su desarrollo personal. Habíamos estado preparándoles para que desarrollase una vida autónoma, pero al legar ese momento se encontraban con unas condiciones draconianas, cuando no se veían obligados a dormir de nuevo bajo un puente o en algún edificio ruinoso.

Otro grupo de personas que padecen las mismas condiciones es el de la gente que está completando condena en medio abierto, a través de entidades del tercer sector. Cuando se les termina el plazo de su estancia, si no han encontrado habitación tienen que volver de nuevo a prisión. O sea, que se tira por tierra los recursos que se han empleado en ellos para que pudieran tener una vuelta más o menos normalizada a la vida social y para que lograran poner en marcha un  nuevo proyecto personal lejos de la circunstancias anteriores que le llevaron a prisión. A lo que habría que añadir el daño personal que se les provoca.


Otro sector que está en las mismas circunstancias es  la juventud de hoy que por razones similares no pueden desarrollar su proyecto de vida porque se chocan con la vivienda. Ya tiene problemas con el tipo de contratos laborales que se llevan hoy en día para poder independizarse y se encuentran con este otro obstáculo. Entre tanto, en el parlamento han estado tirándose los trastos a la cabeza por la ley de la vivienda, hasta que por fin han conseguido aprobar algo que puede que se quede en papel mojado. Los gobiernos autonómicos y locales intentan fomentar la construcción de vivienda protegida, aunque por lo que se ve no dan abasto. Mientras la vivienda sea un negocio, sobre todo turístico, sin tener en cuenta las necesidades del personal, esto no va a tener arreglo. Así que seguirá siendo otro ladrillo en la pared para hacer más infranqueable el muro que impide el paso a una vida digna de los afectados.



domingo, 2 de marzo de 2025

El Abrigo

"El abrigo" es el un nuevo cuento que he editado en mi blog de relatos "Mis prosas", como se puede comprobar en la columna lateral de este blog. Pinchando en él se tiene acceso a su contenido, también lo podéis descargar, si lo deseáis. Me he inspirado en las actividades que realiza la asociación "Tribus de Íber" en sus investigaciones sobre restos prehistóricos y su empeño en que las entidades oficiales responsables de cultura asuman la protección y la difusión de estos hallazgos. María y yo hemos participado en algunas de ellas durante algunas vacaciones de verano. Como cuento que es, tiene su dosis de misterio y de magia, que envuelve a los dos protagonistas y acaba cambiando su manera de ver la vida y sus proyectos de futuro. Quiere ser también una llamada al respeto y a la protección de nuestro planeta que es la herencia de nuestros antepasados más lejanos, para evitar  las catástrofes que provoca el cambio climático.



Lunes senderismo 41

 


Día 24 de febrero. 30 integrantes del grupo más un invitado del grupo del martes nos pusimos en marcha para recorrer los acantilados entre Larrabasterra y Plentzia. Una mañana magnífica con algo de viento sur, que no nos molestó, sino que mantuvo despejado el panorama, lo que nos permitió disfrutar de unas vistas extraordinarias. Desde la punta de cabo de Ajo hasta el faro de cabo Villano, las siluetas de la línea de montes entre el Ganekogorta y el Serantes, el Gorbea a lo lejos y toda la línea de costa pintada por la espuma de las olas con Castro al fondo... en fin, todo un banquete, armonizando con el continuo de los rugidos de las olas. El camino no estaba en mal estado, salvo zonas sueltas encharcadas, lo que nos ayudó a disfrutar mejor de la marcha.


Entre subes iy bajas bordeando acantilados, y las innombrables  edificaciones que jalonan la ladera este de la playa, nos plantamos en la zona del flick de Barrika y aprovechamos los bancos del área recreativa adjunta al aparcamiento para reponer fuerzas. Como es de rigor, antes de retomar la marcha se consiguió, tras una buena liada, hacer la foto de grupo. Aquí echamos de menos a nuestra insigne y veterana fotógrafa, a la que deseamos pronta y perfecta recuperación. Retomamos la marcha, excepto un pequeño grupo que se quedó en la zona rezagado y así el grupo general se mantuvo disperso durante el resto del recorrido. Al llegar a la zona en que se abandona la línea de costa para adentrarse en el núcleo de Barrika, comenzaron a darse voces de  por aquí sí y por allí no, lo que sorprendió por ser éste un recorrido bien conocida y se estaba siguiendo el recorrido marcado. En este tramo resulta de lo mas desagradable atravesar el bosquecillo de plumeros pampeños que siguen copando los terrenos de alrededor. Al entrar en zona asfaltada, el vagón de cola optó por otro camino que nos sorprendió, pero todo se resumió en que tuvimos que estar un rato esperando porque iba a parar al mismo sitio en que estábamos esperando. 


Sin más problema dejamos atrás las edificaciones y nos adentramos por la senda que baja hacia la ría. A los que vienen por primera vez les sorprende este paso porque se encuentran con la pista cerrada, hasta que se puede observar a un lado el inicio de la senda. En este tramo el grupo se fragmentó aún más, lo que supuso que los y las de cabeza tuviesen que dejar marchar el metro, mientras el vagón de cola llegaba justo a coger el siguiente. En esa segunda espera se dieron las consiguientes discusiones sobre el número de kilómetros caminados, porque parece que no todos los relojes miden igual. Parada prevista en Erandio para los habituales de las comidas en su restaurante de referencia y el resto llegamos a Barakaldo a la hora prevista por Iñaki, que no falla. Vamos a cruzar los dedos a ver si seguimos esta racha de lunes con un tiempo magnífico.