Traigo a colación este título de los Pink floid porque viene a cuento a la situación en que se encuentran algunos colectivos vulnerables. Desde hace tiempo, creíamos que la clave para la inserción de inmigrantes o personas en dificultad para conseguir su autonomía en la vida, se basaba en lograr un trabajo. Éste era una garantía para poder asentarse en la vida e ir sacando a la familia adelante. De hecho siempre hemos revindicado que se derogase la ley de extranjería para facilitar el acceso a los contratos laborales de los inmigrantes. Era una condición que no solo iba a mejorar sus vidas, sino que facilitaría la erradicación de una serie de problemas sociales: el eterno recurso a la beneficencia, la explotación descarada, los trabajos en negro, cuando no la eliminación de gran parte de actividades ilegales en las que se aprovechan de los que están entre el cielo y la tierra.
Después de haber estado colaborando en el cuidado de un piso de acogida para jóvenes magrebíes y subsaharanios, me di cuenta que cuando tenían que salir del programa se encontraban con el problema de conseguir una habitación. La mayor parte de ellos acababan en pisos regidos por paisanos suyos en unas condiciones un tanto lamentables. Cuando me encontraba con ellos notaba enseguida que las condiciones de vida les estaban pasando factura en su aspecto y en su desarrollo personal. Habíamos estado preparándoles para que desarrollase una vida autónoma, pero al legar ese momento se encontraban con unas condiciones draconianas, cuando no se veían obligados a dormir de nuevo bajo un puente o en algún edificio ruinoso.
Otro grupo de personas que padecen las mismas condiciones es el de la gente que está completando condena en medio abierto, a través de entidades del tercer sector. Cuando se les termina el plazo de su estancia, si no han encontrado habitación tienen que volver de nuevo a prisión. O sea, que se tira por tierra los recursos que se han empleado en ellos para que pudieran tener una vuelta más o menos normalizada a la vida social y para que lograran poner en marcha un nuevo proyecto personal lejos de la circunstancias anteriores que le llevaron a prisión. A lo que habría que añadir el daño personal que se les provoca.

Otro sector que está en las mismas circunstancias es la juventud de hoy que por razones similares no pueden desarrollar su proyecto de vida porque se chocan con la vivienda. Ya tiene problemas con el tipo de contratos laborales que se llevan hoy en día para poder independizarse y se encuentran con este otro obstáculo. Entre tanto, en el parlamento han estado tirándose los trastos a la cabeza por la ley de la vivienda, hasta que por fin han conseguido aprobar algo que puede que se quede en papel mojado. Los gobiernos autonómicos y locales intentan fomentar la construcción de vivienda protegida, aunque por lo que se ve no dan abasto. Mientras la vivienda sea un negocio, sobre todo turístico, sin tener en cuenta las necesidades del personal, esto no va a tener arreglo. Así que seguirá siendo
otro ladrillo en la pared para hacer más infranqueable el muro que impide el paso a una vida digna de los afectados.
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