Hoy hemos recibido la triste noticia de la muerte de Agustín Ibarrola. Sus obras seguirán presentes entre nosotros y, en especial, en nuestro pueblo de Barakaldo. Sus chimeneas de la plaza Bide Onera serán una última firma suya para que las nuevas generaciones no olviden el origen obrero de este pueblo. Para muchos de nuestra generación fue un artista emblemático que ayudó a plasmar en sus imágenes las inquietudes por el cambio social y las luchas obreras y antifranquistas. Sus dibujos, sus grabados y sus actuaciones en medio abierto son una herencia de la que podemos seguir disfrutando todos.
Agustín fue una persona coherente con sus ideas y sus opciones. Tuvo que sufrir persecución en los tiempos oscuros del franquismo y luego la incomprensión de no pocas instituciones que le miraron más por su ideas que por su arte. El colmo de su historia fue encontrarse, como otros tantos, que después de librarse del dictador se toparon con los intransigentes y los violentos que boicotearon sus obras y emprendieron diversas campañas de desprestigio. No consintieron que no fuese nacionalista y que se revelase contra la violencia de ETA. No tuvo ningún sentido el acoso de la Diputación y la destrucción de su bosque de Oma por parte de unos vándalos, aunque tuvo las agallas para seguir manteniéndolo vivo. Aquí en Barakaldo también tuvimos que soportar grafitis insultantes y manchones de pintura en su obra de las chimeneas.
Para mí fue un artista referente por su sencillez, muy lejos del engreimiento de muchos, por su coherencia en apoyar la causa obrera y por su independencia en su estilo artístico sin que nadie se pueda apropiar de sus ideas. Las pasó canutas para salir adelante con períodos de serias carencias económicas, pero aún así siguió firme en sus principios. Me siento orgulloso y agradecido por que esta tierra dé a luz hombres auténticos y referentes como él. Todo un ejemplo humano y artístico. Goian bego.
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