"Yo escribí Hijos de la Ira lleno de asco ante la estéril injusticia del mundo y la total desilusión de ser hombre" (Dámaso Alonso 1944)
Dámaso Alonso, uno de mis poetas de cabecera, escribió esto después de la guerra civil y ante el espectáculo horrendo de la segunda guerra mundial. Hoy hago mías esas sensaciones ante los acontecimientos mundiales que están machacando a las partes más débiles de la población. Es indignante contemplar cómo, con la disculpa del derecho de Israel a defenderse, se está culminando un genocidio que ya había comenzado desde que en 1948 surgió el estado sionista. Todo el occidente democrático y civilizado asiste a él como quien mira a otra parte y lo único que se les ocurre a algunos es ofrecerles más armas en vez de frenar esa atrocidad, como si eso contribuyese a conseguir la paz. La ONU está atada de pies y manos y pinta lo mismo que el papa Francisco pidiendo que cesen las hostilidades.
Es increíble tener que aguantar que ante la acción de Hamas, que personalmente no apruebo, se hayan levantado los países civilizados en bloque condenando el ataque terrorista ¿Dónde estaban todas las veces que Israel ha bombardeado población civil en Gaza? ¿Dónde estaban cuando a ido robando terreno, pasándose por el arco de triunfo los mandato de la ONU? ¿Dónde estaban en los ataques a las mezquitas, en los desalojos de los palestinos nacidos en Israel, en los campos de refugiados asaltados por su ejército? ¿Dónde estaban cuando se hizo con armamento nuclear, mientras que en Irak una mentira al respecto desató un guerra de dimensiones incalculables? ¿Dónde estaban cuando el jefe supremo del ejército israelí habló de animales humanos? Y suma y sigue.
La mejor defensa de Israel, y la única si de verdad quieren la paz y la seguridad de sus ciudadanos, tiene que consistir en acatar los mandatos de la ONU, respetar el derecho internacional, devolver lo robado a los palestinos y reconocer a un estado palestino con pleno derecho. Solo entonces los palestinos no van a necesitar brazos armados y podrán desarrollarse como país y como personas, a la vez que los palestinos residentes en Israel recobrarán sus derechos y su dignidad. Pero claro los halcones y los aguiluchos instalados en el poder quieren la paz del cementerio para la zona y, de paso, ocupar todo el territorio de Palestina. Creo que cuentan de sobra con el silencio de las potencias occidentales cuando lo consigan. Y, como contraposición, Rusia no estará para más líos o los países árabes mirarán, una vez más, para otra parte ante este conflicto que les escuece y, a lo más, sacarán un papel diciendo que están preocupados, o enfadados como mucho.
Por si esto fuera poco, hay otro genocidio en marcha que también viene de lejos, pero que está pasando totalmente desapercibido porque no afecta directamente occidente: el del pueblo armenio que ahora está sufriendo el exterminio por parte de Azerbayan, por si los armenios tuvieran poco con los turcos. Este lío viene en parte por el desmoronamiento de la Unión Soviética y Rusia se llama a andanas. Por la otra parte, a Occidente no le interesa meterse con Turquía que, no faltaba más, es miembro de la OTAN. O sea, que entre todos la mataron y ella sola se murió.
Por si me quedaba algún atisbo de respiro, tenemos que estar asistiendo en casa a este circo de títeres políticos aguantando la rabieta de las derechas por no poder tener el poder, que les da derecho de pernada para "el todo vale": mentir, insultar, calumniar y todo ello envuelto en un relato de realidad virtual inventada sin ninguna consistencia con la realidad, pero que parece que da votos. Tenía razón el judío cuando dijo que la razón pinta muy poco a la hora de acertar en las votaciones. Y aquí el fuego de los sentimientos está servido entre la exaltación del nacionalismo español y el desprecio o el descrédito de los nacionalismos locales. Así que lo dicho, sigo con el estómago revuelto y voy a vomitar de un momento a otro.
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