Al rebufo del comentario anterior quiero reflejar en éste algunas observaciones que estoy haciendo en la presente campaña electoral. He encontrado unas tiras pegadas en los carteles publicitarios del PSOE, al menos aquí en Barakaldo, con los colores de la bandera española y con la palabra fascistas adornada con la cruz gamada. Lo primero que me saltó a la vista es que la pegatina estaba encima de la cara de Marina, candidato por Bizkaia, al que ETA puso una bomba en el coche que lo dejó desguazado y estuvo a punto de liquidarle. Supongo, por ser benévolo, que los descerebrados que las han ideado y que las han pegado no han visto a ningún fascista si no ha sido en alguna película. Mucho menos los habrán tenido que aguantar en la vida diaria como profesores, vecinos o policías. Por eso no saben encontrar la igualdad entre las prácticas fascistas y las de sus antiguos compañeros de armas, esto es, quitar de en medio al que no es como yo o se atreve a pensar distinto que yo. Por otra parte, quizás nos estén dando a entender que la bandera española es para ellos la bandera del fascismo, con lo que estarían llamando también fascistas a todos los españoles que han sufrido las consecuencias del franquismo, por ejemplo.
Lo segundo que he ido observando es que el PNV tampoco se ha librado de las consabidas pegatinas, pero esta vez el calificativo era morroi. Para los que se mueven en su mundo ponerles de adorno la bandera española supone un ultraje sin calificativo y más si se les descalifica por estar al servicio de España. Yo veo detrás de esto la rancia trifulca entre que si eres español no eres vasco y cosas similares. Este tema ya huele pero por lo que se ve aún sigue vigente. Claro que esta teoría queda rubricada con el acalorado discurso del señor Antigüedad, candidato por Bizkaia de Amaiur, en el acto multitudinario de Anoeta. En medio del clamor de los asistentes calificó al gobierno vasco actual de ocupa, por lo que había que lanzarse a la conquista de Ajuria Enea. No contento con esto, arremetió contra el parlamento vasco al que calificó de transgénico. Dejando a un lado lo impresentable de este discurso y haciendo una exégesis elemental de lo dicho por este señor, se puede deducir que los actuales miembros del gobierno vasco ni son vascos ni se interesan por los vascos. En lo que se refiere al parlamento me figuro que quiere decir que hay parlamentarios que no son vascos, quizás votados por no vascos, que, como cuerpos extraños que son, desvirtúan la identidad y el valor del mismo haciéndolo así inaceptable, por lo que habría que someterle a una rigurosa purga.
Un tercer asunto me ha llamado la atención. De repente, sin que se hayan dado nuevos pasos se comienza a escuchar que tienen que cambiar la doctrina Parot, que tienen que dar la condicional a los presos enfermos, que tiene que traer a los presos a Euskadi... Se exige y ya porque lo quieren así. Está claro que mucho de lo que han dicho referente a los presos puede ser razonable y sería conveniente e importante que se llegue a acuerdos sobre esos temas. Lo que me parece improcedente es que se siga con el sistema de exigir e imponer. Por eso el título de este comentario quiere certificar que no han cambiado ni un ápice el paso ni la manera de hacer política, ni su comportamiento social. Solamente ha variado que antes eran ilegales y ahora no, por lo que ya pueden decir lo que piensan alto y claro, lo cual está muy bien, pero también se creen que eso les da pie para descalificar, exigir, imponer sin más razón que porque las cosas son como ellos dicen y punto. Ciertamente nos queda mucho que andar y que aguantar.
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