viernes, 7 de febrero de 2025

Sta. Águeda senderista


 Lunes 3 de febrero. Los senderistas de Barakaldo acudimos, con algo de anticipación, según la costumbre que se está adquiriendo en los últimos años, a la ermita de Sta. Águeda por aquello de aprovechar una fiesta tan familiar y tan arraigada en nuestro pueblo para subir juntos los tres grupos. Quiere ser una de las fechas fijas del calendario para fomentar la comunicación entre los componentes de cada grupo, aunque suele pasar que en ellas se está juntos, pero no revueltos que cuesta un poco, aunque todo se andará. El acudir a la ermita en las fechas oficiales corre a cargo de cada cual, para compartirlo con amigos o familiares o para darse una vuelta sin más. En ellas nuestro encuentro sería imposible por quedar diluidos en medio de la cantidad de personal que acude, como ya nos sucedió hace tiempo. 

    La salida se fue realizando por etapas. El primer grupo en arrancar fue el que habitualmente se junta en Bide Onera. Un cuarto de hora más tarde se sumó el de las compañeras que viven en las zonas bajas de las vegas o alrededores. Finalmente nos juntamos todos en la casa de cultura de Cruces y, tras unos minutos de saludos y de cortesía para tardones, nos pusimos en marcha, A última hora se añadió al  grupo Patricia, que no se solía perder una. Nos alegró verla entre nosotros y comprobar que su recuperación sigue adelante. Un año más nos invitó a la leche frita con que nos regala su madre.

    
    En la subida no hubo incidencias ni nada de llamar la atención. Al llegar a los depósitos de agua se hizo una parada  para reagrupar el pelotón. Según se iba llegando, el personal se fue acomodando directamente en el pórtico, porque en la mesas exteriores corría una brisa de cortar el cutis. Este año no hemos contado con la ermita abierta, como en otros anteriores y hubo gente que lo echó de  menos. Aunque habitual, no dejó de ser una anécdota curiosa que lo primero que comenzó a hacer la mayoría fue echar mochilas a tierra y comenzar a sacar las viandas. En eso nos parecemos a los críos pequeños, que cuando van en las excursiones de los colegios nada más apearse del autobús quieren la comida, aunque sean solo las diez de la mañana. 



Lo suyo les costó a los y las coordinadoras disuadir al personal de andar con la comida y conseguir sacarlo del pórtico para hacer las fotos de familia y formar coro para cantar la tradicional tonada del Agate deuna. Este año debo consignar que, según mi humilde opinión, se cantó menos mal que en otras ocasiones: se llevó el ritmo perfectamente, no se notaron desafines clamorosos pero había letras distintas, no se sabía si se repetía o no... Eso sí al grito final llegamos juntos, todo un éxito. Siempre se acaba diciendo que hay que ensayar, pero nunca se hace Otro lío fue el de la foto porque no se podía hacerla delante de la ermita. Había resolillo y daba contraluz. Se buscaron dos posiciones distintas y a partir de ahí se dio el pistoletazo de salida para el piscolabis compartido. Se pasaron bandejas de todo tipo, se compartió vino y no faltaron algunos productos ya tradicionales de estos eventos: el más veterano, las lenguas de gato de Ángela y últimamente las rosquillas de Fernando el asturiano. Ambos dos de un nivel exquisito.


    Lo mejor vino después porque poco a poco fue un grupito el que comenzó a cantar y al poco rato ya se había formado un coro que sonaba de maravilla, con canciones de todo tipo: tradicionales, bilbainadas, en euskera... y no faltaron los irrintzis de rigor. Hubo también las felicitaciones cantadas para dos cumpleañeros. A todo esto, se añadió un grupito de gente joven que habían subido a dar una vuelta, pero que se quedaron sorprendidos del buen ambiente y del buen cantar. Debían pertenecer a algún coro, porque siguieron animando la sesión con cantos más difíciles, como El Viento del Norte, que sonó magníficamente, Egoak y otros en euskera. 

    Fue un broche de fin de fiesta perfecto que nos dejó a todos un buen sabor de boca y con ganas de repetir muchos así. Poco a poco fuimos bajando en pequeños grupos y al llegar a Cruces nos fuimos dispersando, a la inversa de cuando subimos. Hasta hubo un pequeño grupo que se animó a terminar la jornada dando la vuelta a la ría, se ve que les supo a poco la caminata anterior. Y hasta el año que viene si Dios quiere, con la bendición de Sta. Águeda  salud y fuerzas a todos y todas para seguir caminando y compartiendo compañerismo en todas nuestras salidas y en estos eventos generales. 

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