La salida se fue realizando por etapas. El primer grupo en arrancar fue el que habitualmente se junta en Bide Onera. Un cuarto de hora más tarde se sumó el de las compañeras que viven en las zonas bajas de las vegas o alrededores. Finalmente nos juntamos todos en la casa de cultura de Cruces y, tras unos minutos de saludos y de cortesía para tardones, nos pusimos en marcha, A última hora se añadió al grupo Patricia, que no se solía perder una. Nos alegró verla entre nosotros y comprobar que su recuperación sigue adelante. Un año más nos invitó a la leche frita con que nos regala su madre.
En la subida no hubo incidencias ni nada de llamar la atención. Al llegar a los depósitos de agua se hizo una parada para reagrupar el pelotón. Según se iba llegando, el personal se fue acomodando directamente en el pórtico, porque en la mesas exteriores corría una brisa de cortar el cutis. Este año no hemos contado con la ermita abierta, como en otros anteriores y hubo gente que lo echó de menos. Aunque habitual, no dejó de ser una anécdota curiosa que lo primero que comenzó a hacer la mayoría fue echar mochilas a tierra y comenzar a sacar las viandas. En eso nos parecemos a los críos pequeños, que cuando van en las excursiones de los colegios nada más apearse del autobús quieren la comida, aunque sean solo las diez de la mañana.
Lo mejor vino después porque poco a poco fue un grupito el que comenzó a cantar y al poco rato ya se había formado un coro que sonaba de maravilla, con canciones de todo tipo: tradicionales, bilbainadas, en euskera... y no faltaron los irrintzis de rigor. Hubo también las felicitaciones cantadas para dos cumpleañeros. A todo esto, se añadió un grupito de gente joven que habían subido a dar una vuelta, pero que se quedaron sorprendidos del buen ambiente y del buen cantar. Debían pertenecer a algún coro, porque siguieron animando la sesión con cantos más difíciles, como El Viento del Norte, que sonó magníficamente, Egoak y otros en euskera.
Fue un broche de fin de fiesta perfecto que nos dejó a todos un buen sabor de boca y con ganas de repetir muchos así. Poco a poco fuimos bajando en pequeños grupos y al llegar a Cruces nos fuimos dispersando, a la inversa de cuando subimos. Hasta hubo un pequeño grupo que se animó a terminar la jornada dando la vuelta a la ría, se ve que les supo a poco la caminata anterior. Y hasta el año que viene si Dios quiere, con la bendición de Sta. Águeda salud y fuerzas a todos y todas para seguir caminando y compartiendo compañerismo en todas nuestras salidas y en estos eventos generales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario